42 | Celo.

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Perdón, perdón, no pude resistirme amé este capitulo y todos los que estoy escribiendo, ya quiero que los lean para que se emocionen conmigo.

Si quieren ir sabiendo mas de estos capítulos pueden mandarme un mensaje a mi insta que es @lynesquer con un corazón y los pondré en mejores amigos, estaré subiendo estados con fragmentos.

Pero el maratón empezara el sábado 29 de mayo. No habrá mas capítulos hasta entonces, lo prometo jeje.

Por cierto, ¿escucharon el nuevo álbum de Olivia Rodrigo? estoy obsesionada con traitor y brutal jaja

Por fin habíamos llegado a casa después de tantas horas de viaje. Tenía todo el cuerpo entumido por estar en la misma posición.

Me baje junto a Fynn de la camioneta que nos traía, Alex y Ariana venían en otra frente a nosotros y mis padres detrás. Las camionetas eran lo suficientemente grandes para llevar a más, pero cada uno prefería su privacidad. Yo no me quejaba, al menos en este tramo pude poner mis piernas extendidas en el asiento. Pero nada mejor como pararte y caminar.

Me bajé y no perdí el tiempo, me dirigí rápidamente al palacio. Después de ver el gran palacio de los Easterling el nuestro parecía mucho más acogedor.

De camino a la habitación de Kerstin me encontré a Damien quien llevaba una bandeja de plata con diferentes platos llenos de comida. Me sorprendí bastante, el no era de hacer estas cosas, normalmente llamaba a la servidumbre.

—Esto sí que es digno de ver —dije cruzándome de brazos frente a el. Me miro y luego a la bandeja, como si apenas se fuera dando cuenta de lo que estaba haciendo.

—Se lo llevo a Kerstin —menciono sin ningún atisbo de vergüenza, que es como yo creí que reaccionaria.

Levante mis cejas más que impresionada.

—¿Ya entraste a su habitación? —pregunté esperanzada.

—Sí, ya hemos hablado.

—¿Cómo esta? —Comenzamos a caminar hacia la habitación. Ya quería verla, la había extrañado y no había tenido tanto tiempo para llamarla.

—Mejor, se recupera bastante bien.

—¿Y su memoria?

El negó lentamente, igual de decepcionado que yo.

—Solo siente cosas familiares, no las recuerda pero siente apego —explicó llegando frente a su puerta.

—¿Y tú eres una de esas cosas? —pregunté con la ceja alzada y un leve toque socorrón. Él ni siquiera se inmuto, pero tampoco lo negó. Antes de entrar se volteo hacia mí.

—Tengo que hablar contigo sobre eso después —sentenció, dejándome con la pregunta en la boca.

Ahí estaba ella, en su cama, con un libro en sus manos, una novela romántica para ser exacta. Creo que nunca había visto a Kerstin leyendo antes.

—Hola —saludé energética yendo a su cama para abrazarla. Al parecer esta muestra de cariño la incomodo un poco—. Lo siento, siempre yo con poco tanto, ¿Cómo estás?

—Bien —dijo acomodándose un mecho de su cabello, cerrando el libro y poniéndolo en un lado—. ¿Cómo estuvo tu viaje?

Pensé un poco en la respuesta. La fiesta y todos los protocolos fueron agotadores, tuve que fingir estar bien todo el tiempo, y no pude disfrutar mis noches con Alexander; sin embargo, por fin pudimos admitir nuestros sentimientos libremente, libres de ataduras morales y estábamos mejor que nunca.

Maldición FraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora