16 | ¿Y Alex?

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Los invitados empezaron a llegar cuando el sol se puso y la luna se empezó a hacer más notoria junto con mis nervios

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Los invitados empezaron a llegar cuando el sol se puso y la luna se empezó a hacer más notoria junto con mis nervios.

—Todo estará bien —dijo Damián a mi lado.

—Eso quiero creer.

—No te preocupes, todo pasara muy rápido.

Nos encontrábamos dentro del palacio a espera de hacer nuestra gran entrada. Kerstin estaba arreglando algunos detalles junto con Ariana, estaban recibiendo a los invitados y acomodándolos. Para Ariana era muy importante como futura Luna simpatizar con todos los alfas y lunas, pues serian unos iguales muy pronto.

—Nunca pensé que este día llegaría y tu estarías de esta manera —comentó Damián.

—¿Cómo? —pregunté para tratar de olvidarme de los nervios.

—Siempre pensé que estarías ansiosa pero segura y yo sería el nervioso —dijo riéndose.

—¿Y por qué? —pregunté frunciendo el ceño—. ¿Por qué estarías tu nervioso y yo no?

—Es que parece que tú siempre tienes el control de las cosas —dijo lentamente.

Al terminar de entender sus palabras no pude evitar reírme un poco.

—Bueno sí, antes solía tenerlo y por eso estaba siempre segura, pero ahora ya no tengo el control de nada, ni de mí misma al parecer —dije recordando la noche con Fynn—. Pero yo tengo razones para no estar segura, pero a ti no te veo nervioso como dijiste que estarías.

—Uno de los dos tiene que ser el fuerte. —Me miró atentamente a los ojos y lo entendí, no pude evitar que un sentimiento de ternura y cariño me atacara.

Él lo estaba haciendo por mí. Sabía por mi audición que durante la semana había estado muy preocupado, era uno de los que más había insistido, y justo ahora que él me veía nerviosa estaba tratando de ser el fuerte, de darme su apoyo, de consolarme, dejándose un poco de lado a sí mismo.

Me aventé a sus bazos para apretarlo entre los míos.

—Ay, te amo, idiota. —No pude evitar insultarlo, tenía que haber un equilibrio.

—Yo también te amo, tonta —dijo correspondiendo mi abrazo.

Me quede un momento en sus brazos para aspirar su aroma y su seguridad, todo lo que pudiera.

—¡Ya es hora! —Escuchamos el grito y después las puertas dobles fueron abiertas rápidamente dejando ver a Kerstin fatigada—. ¿Están listos?

Los nervios volvieron a mi poniéndome incomoda y tensa, pero respiré profundo y me armé de valor, ¿dónde había quedado la Mallory de antes? ¿La que no le temía a nada? Tenía que ir a buscarla y traerla de vuelta.

—Sí, estamos listos —dije finalmente.

—Okay, entonces es su gran momento —dijo haciéndose a un lado cuando la música dejo de sonar y poco a poco empezó a sonar una especie de trompetas.

Maldición FraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora