56 | Escapada II

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Muchos aullidos se escuchaba por todos lados, patas contra el suelo, lobos transformándose y muchas órdenes mentales que tape antes de arrepentirme de mi hazaña.

Los lobos que custodiaban los límites ya nos estaban esperando. Damien cambio su ruta al percatarse de eso, aunque sabía que cualquier límite iba a estar rodeado.

Cuando comenzó a correr cuesta arriba si me sorprendí, ¿Que haría y por qué ir hacia lo alto era mejor?

Mi respuesta llegó cuando el suelo desapareció y nos convertimos en dos cuerpos en caída libre.

Mis gritos de sorpresa y miedo no se hicieron esperar.
Durante la caída sentí al, de nuevo humano Damien, abrazarme por debajo y el recibir el impacto contra el agua.

Caímos tan al fondo por la velocidad que casi no se veía nada. Cuando reaccione comencé a nadar a la superficie, pero un brazo fuerte me llevo a otra dirección, me deje llevar hasta una especie de cueva subterránea.

Respiré hondo al encontrar por fin el aire. Mis pulmones estaban ardiendo y tenía arcadas.

—¿¡Qué demonios fue eso?! —grite apenas pude encontrar mi voz.

—La mejor y única forma de salir de la manada sin que nos lo impidan —escuché cerca de mí, pues no lo veía por intensa oscuridad de la cueva.

—Pudiste haberme avisado al menos —me quejé, enojada y frustrada.

Ignorandome, el tanteó algunas cosas por un lado. Por el sonido identifiqué ropa que se estaba poniendo y algunas cosas más. Hasta que una luz cegadora me incandilo.

—Todo sigue aquí —sonrió orgulloso.

—¿Que es esto? ¿Tu intento de baticueva?

Miré a todos lados, había algunas cosas regadas y cosas escritas en las paredes húmedas, el espacio era chico y claustrofobico.

—Si, mi escondite personal, escapar de la manada era un día cotidiano en mi adolescencia.

Apuntó hacia un agujero en la pared que parecía no tener límite y estaba igual de chico que una ventana de auto.

—Ese túnel lleva hacia el bosque a unos 20 metros fuera de la manada. Quedarnos aquí mucho tiempo no es buena idea, saben que caímos al lago y nos están buscando, nos pueden encontrar si ponen mucha atención. Lo mejor es ir por el túnel rápido.

—¿Quieres que entre ahí? —pregunté mi mayor miedo. Y al verlo asentir casi me desmayo.

—¿Sabes? Los cinco años de cárcel ya no suenan mal.

—¿Eres claustrofobica? ¿Enserio?

—Tan enserio que si entro ahí me desmayaré.

—Pero no recuerdo que lo fueras —dice confundido—. Si cuando jugabamos al escondite te metias en los armarios.

Me encogí de hombros. El suspiró.

—Unos cuatro metros allá se hace más amplio, lo prometo.
Volví a mirar el hoyo negro que representa mi peor pesadilla

—¿Siquiera tu cabes ahí?

Analizó el orificio por un segundo y termino asintiendo no muy convencido.

—Yo iré primero pero tienes que prometerme que estarás justo detrás de mí.

—¿Tu me odias acaso? —pregunte al borde del llanto con puchero.

—Todo lo contrario.

Me sonrió como fin de la conversación y se comenzó a arrastrar por el túnel. No sin antes pasarme otra linterna.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2023 ⏰

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Maldición FraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora