22 | Manchar el linaje.

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Un dolor en mi cabeza me hizo despertar lentamente entre quejidos, me moví intentando calmarlo pero era imposible, y mientras más consciente estaba el dolor aumentaba

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Un dolor en mi cabeza me hizo despertar lentamente entre quejidos, me moví intentando calmarlo pero era imposible, y mientras más consciente estaba el dolor aumentaba. Al final terminé abriendo los ojos con mucha dificultad.

Estoaba en mi habitación, no recordaba muy bien como había llegado, solo brazos jalando mi cuerpo y algunas cosas del palacio. Todavía llevo parte de mi vestido de anoche.

Dejando mis recuerdos borrosos me estiré y retorcí al sentir de nuevo la punzada que atormentaba un costado de mi cabeza.

A pesar de este dolor pude notarlo caminar por el pasillo. La puerta se abrió dejando ver a Alex con un vaso de agua y una pastilla.

—Para la resaca —dijo pasándome la pastilla.

—Gracias.

Me senté para tomarla.

Mientras lo hacía lo estaba mirando desde abajo con la misma pregunta rondando por mi cabeza, ¿y ahora qué?

¿Se supone que tengo que empezar a tratarlo como mi mate, mi pareja? Dejé el vaso en la mesita de noche.

—La resaca no dura mucho en nosotros, pero con la pastilla en menos de 10 minutos se va —informó.

—No debí de haber bebido —dije haciendo una mueca y provocando una risa en él.

—Todos se arrepienten el día después —dijo restándole importancia.

—¿No hice ninguna locura? —pregunté con timidez.

—Yo no te vi, pero si lo hiciste Kerstin debe de saber, ella te cuido de cerca toda la noche.

¿Ah si? No estaba entre mis recuerdos borrosos, bueno tendría que agradecerle.

—¿Dónde está? ¿Regresó a su casa?

—No, la señora Lehmann y ella se quedaron para poder hablar e investigar más hoy sobre... nosotros —explicó diciendo esto último lentamente.

—Ah. —No dije nada más. Él sin embargo miraba para todos lados y abría los labios de vez en cuando, quería decir algo.

—... ¿Tú que piensas sobre eso? —preguntó al fin.

—¿Sobre nosotros? —pregunté, pero sabía que si era de eso, solo para confirmar. Él asintió—. No sé que pensar.

Suspiré y tomé mis piernas para sujetarlas con mis brazos.

—Es que ayer me alteré y dije muchas cosas, después me di cuenta que ni siquiera sabía si era lo que tú querías.

Estaba desganado y entendí su pregunta. Él me estaba preguntado realmente si quería que el siguiera luchando por eso. Me lo pregunté un segundo. Sí, era raro y todo, pero era mi mate, quizá fuera extraño ahorita pero a largo plazo, ¿querría pasar mi vida entera sola o con alguien a quien no quisiera? Creo que sí valía la pena intentarlo al menos.

Maldición FraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora