8 | Obsesión.

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Podía sentir la tensión en el comedor, el silencio reinaba, pero no uno cómodo, si no uno que me hacía realmente querer entrar en los pensamientos de todos los integrantes de la mesa

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Podía sentir la tensión en el comedor, el silencio reinaba, pero no uno cómodo, si no uno que me hacía realmente querer entrar en los pensamientos de todos los integrantes de la mesa.

Tratada de comer tranquila y seguir aparentando que estaba bien, sabía que si alguno notaba cualquier síntoma o algo en mí se preocuparían aún más.

El filete estaba delicioso pero no podía disfrutarlo totalmente con tantas preguntas en mi cabeza.

La cena terminó sin ninguna palabra de nadie lo cual fue muy extraño y a la vez deprimente.

Alex quería llevarme de vuelta a mi habitación cargando pero esta vez no lo deje, no caminar igual me haría daño.

Iba a empezar a subir las escaleras cuando me llamaron.

—Mallory —escuche una voz algo temblorosa de Fynn a mis espaldas.

—Fynn, ¿qué pasó? —dije volteando algo tímida.

—Solo quería ver que estuvieras bien —dice mirando todas mis cicatrices, intenté cubrir un poco cruzando los brazos pero no funcionó muy bien—. ¿Qué te pasó?

No sabía que decirle, la verdad.

—Ni yo lo sé —dije sincera—. Pero estoy bien, de verdad.

—No pareces estarlo —dijo acercándose un poco mas a ver las cicatrices.

—Esto no es nada —hice un gesto para quitarle importancia.

—¿Segura que no es nada? —preguntó frunciendo el ceño.

—Completamente —dije fingiendo una sonrisa.

—Te conozco, y sé que siempre tratas de fingir que todo está bien.

¿Cómo sabía eso de mí y lo decía con tanta naturalidad?

—Pero es que todo está bien, de verdad, creo que están exagerando un poco todos —seguía quitándole importancia.

—Bueno —decidió rendirse—, cualquier cosa que necesites puedes decirme, lo sabes ¿no?

—Claro —dije sonriendo, pero esta vez de verdad, sabía que podía confiar en él—, gracias.

Subí las escaleras lentamente, estaba algo entumida de tanto estar sin mover las piernas.

Llegue a mi habitación sin ganas de volver a acostarme. Tenía que hacer algo para distraerme.

Decidí copiar los apuntes de las clases para que pudieran revisarlos cuando regresara a la escuela. Kerstin había salido con su tía por más libros y había dejado su mochila de la escuela en mi habitación.

Me dirigí a ella y saqué todos sus cuadernos y libros, sabía que no le importaba que agarrara sus cosas, era mi mejor amiga después de todo.

Saqué el libro de matemáticas, el cuaderno de historia y otras cosas más. Al final estaba su cuaderno de dibujos, ella amaba dibujar desde que era pequeña y la verdad era muy buena, quería dedicarse a eso.

Maldición FraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora