Clare
No podía creer lo que me estaba contando, simplemente no podía procesar toda esa información, era demasiado irreal, mi familia era miembro de la mafia y esto era una completa locura, no sabía cómo sentirme al respeto, ya no me quedaban lágrimas para llorar y mis fuerzas se habían agotado por completo, ya había vivido demasiadas cosas y el dolor que sentía en mi pecho era demasiado pesado, había sido engañada toda mi vida, había estado viviendo con asesinos, secuestradores y mafiosos. Mientras escuchaba me encontraba en un estado de limbo, como si todo a mi alrededor estuviera sucediendo en una película y yo estuviera viéndola de lejos, pero no, esto era muy real. Por cada pregunta que respondía aparecían más y me dejaba con muchas dudas.
- ¿Quiénes eran esas chicas y para que las querían? -Continué preguntando.
-No sé quiénes son esas chicas, ni tampoco sé sus nombres, solo sé que son mercancía de tu padre.
- ¿A qué te refieres con mercancía?
-Fueron secuestradas y vendidas a tu padre para un negocio clandestino donde prostituye a mujeres, algunas quieren trabajar con él, otras son secuestradas y obligadas, como es el caso de esas dos chicas que viste-La impotencia y la ira atravesaba mi cuerpo, como eran capaces de hacer algo así, de secuestrar a alguien y obligarlas a hacer cosas en contra de su voluntad.
- ¿Tu estabas de acuerdo con todo eso? -Lo miré decepcionada.
-Yo solo cumplía órdenes de tu padre, sé que está mal y no voy a justificar mis actos, pero lo hice porque le debía lealtad, él es el jefe. -Su mirada se mantenía sobre mí, el chico tierno de la mañana había desaparecido, ahora se mostraba muy recio, mantenía su coraza de chico malo, después de que me confesara aquello se suponía que me sintiera intimidada por él o asustada, pero no me sentía de aquella manera, no le tenía miedo, algo dentro de mí me decía que era buen chico, si había cometido todos esos crímenes era porque no le quedaba otra opción, desde niño se mantuvo viviendo entre criminales y lo habían convertido en uno.
Lo mire a los ojos, el verde de estos me embriagaba por competo, eran tan hermosos, tan misteriosos, tan únicos, su cabello estaba despeinado y caía por encima de su frente, era tan oscuro y brillante como la noche y hacía contraste con el color de sus ojos, su torso estaba desnudo y me dejaba ver sus impresionantes músculos, verlo de aquella manera desviaba mi concentración, aun así, me obligué a hacer una pregunta más.
- ¿Por qué recibiste un balazo en mi lugar, en vez de dispararme? -Sus ojos se oscurecieron y su cuerpo se puso tenso ante mi pregunta, agachó su mirada como buscando la respuesta y luego alzó la vista haciendo que sus ojos se clavaron en los míos.
- No importa el tipo de persona que sea, ni las cosas que haga, nunca te haría daño Clare, ni dejaría que nadie lo hiciera, puedo ver sufrir a cualquiera, menos a ti. -Vi sinceridad en sus ojos, sentí que todo lo que me decía era cierto y decidí creerle. ¿Pero, por qué se empeñaba en protegerme?
- ¿Por qué?
-Porque estoy enamorado de ti-Mi corazón se aceleró ante su respuesta y sin que lo esperara acercó sus labios a los míos y me robó un pequeño beso, mantuvo su boca muy pegada a la mía, como esperando a que me decidiera si quería continuar besándolo o no, pero desde luego quería sentir esos labios sobre los míos una vez más y continué con lo que él comenzó, estos eran gruesos carnosos y cálidos y besaban de una manera magistral haciendo que me derritiera en sus brazos con cada tacto, su lengua se apoderó de mi boca hasta el punto de que casi me hizo tragarla y yo estaba dispuesta a hacerlo si era necesario, nuestro beso estaba cargado de deseo y pasión, prácticamente nos estábamos haciendo el amor con la boca.
No supe en qué momento se posicionó encima de mí, pero estaba encantada de que estuviera en aquella poción con sus brazos apoyados en el colchón a cada lado de mi cabeza. Acercó su mano hacia mi cara y comenzó a acariciarla con delicadeza, como si yo fuera algo demasiado frágil y valioso, luego me acarició el pelo y entrelazó sus dedos en este jalando lo suficiente para que me sintiera con más ganas de él. Mierda, nuestros cuerpos se demandaban el uno al otro y las caricias eran una mezcla entre dulces, intensas, apasionadas y sobre todo exquisitas.
***
Abrí mis ojos y sentí toda esa claridad asomándose por la ventana, solo quería cerrarla para continuar durmiendo, pero cuando fui a levantarme alguien me jaló de la cintura haciendo que regresara a la cama, ambos estábamos completamente desnudos lo único que cubría nuestros cuerpos eran las sábanas blancas. Daemon se acomodó detrás de mí y pegó mi espalda a su pecho.- ¿A dónde vas? -Preguntó con voz somnolienta.
-Solo quiero cerrar la ventana, me molesta la luz. -Respondí y él se levantó muy campante dispuesto a hacerlo por mí.
-No quiero que te levantes, todavía no he terminado contigo.
-Habló con voz ronca por el cansancio. Su miembro estaba bien erecto y verlo de aquella manera solo hacía que sintiera ganas de tenerlo dentro de mí, cerró la ventana apagando toda la claridad que había en la habitación y luego volvió a la cama.
-Gracias por levantarte y regalarme esa vista-Dije descarada y sin ninguna vergüenza-Daemon comenzó a besar mi cuello y mis ojos rodaron ante tal caricia.
-Claro-Sonrió siguiéndome el juego-Lo mejor para mi chica.
-Ahora resulta que soy tu Chica-Se detuvo de besar mi cuello para mirarme a los ojos y gruñí por lo bajo ante la prohibición de esa caricia.
-Siempre lo fuiste Clare, solo que no lo sabías. - Luego de decir esto continuó besando la parte baja de mi pecho. Sus palabras hicieron que me detuviera a pensar en algo y la pregunta salió disparada de mi boca.
- ¿Por qué me dejaste entonces? -Daemon puso una cara muy seria, luego enredó sus dedos en mi cabello haciendo pequeños círculos con sus manos.
-Tu padre me obligó a hacerlo, corrías peligro al salir con un sicario y también corrías el riesgo de descubrir a lo que se dedicaba tu familia, en ese momento entendí que no era bueno para ti, que merecías algo mejor, y lo sigo creyendo, pero han pasado seis años y no he dejado de sentir cosas por ti, estoy enamorado de ti Clare, quiero que estés conmigo y no voy a dejar que nadie me lo impida.- Sentí un escalofrío ante sus palabras y mi piel se erizó ante su confesión.
- ¿Esa es tu manera de pedirme que sea tu novia? -Pregunté riéndome en su cara a modo de broma.
-No-respondió muy serio y seguro - Ya lo eres- Antes de que pudiera decir algo más me quitó el aliento con un beso, en un momento me puse a horcajadas sobre él, se sentía satisfecho de que estuviera en aquella posición y tocó mi trasero con descaro, yo tomé sus manos con fuerza y las coloqué encima de su cabeza.
- Primero- Dije en su cara y deteniendo aquel beso-Yo no tengo novios, y segundo, yo no soy de nadie. -Lejos de alejarse comenzó a sonreír, se notaba que disfrutaba de toda aquella situación. Me giró de espaldas y comenzó a excitarme que estuviera en aquella posición.
-Si eres mía. -Reí ante la presión que ejercía en mí, con el me daban ganas de ser masoquista y me moría de ganas porque me hiciera suya de nuevo, aunque no se lo demostrara, comenzamos a jugar muy seductoramente, cada caricia hacía que la temperatura subiera en aquella habitación, pero nos detuvimos cuando escuchamos un sonido en la sala y nos levantamos en modo de alerta.
-Quédate aquí- Dijo Daemon mientras se ponía sus boxers rápidamente y tomaba el arma que se encontraba encima de la mesa de noche yo traté de cubrirme lo más que pude con las sabanas. Daemon salió de la habitación y un escalofrío recorrió mi cuerpo, algo dentro de mí me decía que me preparara para lo peor, luego se escucharon disparos y salí corriendo para ver de qué se trataba. En la sala se encontraba un grupo de hombres armados, entre ellos Mi padre, mi hermano, Dylan y Michel.
Nota de la autora
Se formó!!! Comenta que creer que pasará en el próximo capítulo, muero por leer sus opiniones.
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Amor prohibido
RomanceClare vive bajo la sombra de su familia sin darse cuenta que todo a su alrededor no es lo que ella piensa y para descubrirlo tiene que sacrificar sus lágrimas, su cuerpo, su vida y hasta su amor, haciendo que este sea prohibido.