Capítulo 19:

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Steven

Nunca pensé que las cosas se darían de esta manera y desde luego no me imaginé que este día llegaría, toda mi vida traté de hacer lo posible para que mi hermana no descubriera los secretos de nuestra familia y siempre viví con el temor de que lo hiciera, me sacrifiqué a mí mismo para que ella pudiera tener una vida normal alejada de las atrocidades que se presenciaban en nuestro ambiente, pero por razones fuera de mi alcance lo descubrió todo, nuestro descuido hizo que Clare presenciara la muerte de aquella chica entre otras cosas que quería que olvidara y a pesar de mis advertencias ignoró lo que le esperaba si decidía tomar cartas en el asunto, Clare nos engañó a todos al hacernos creer que ignoraría nuestros crímenes, yo la conocía incluso mejor que ella misma y tarde o temprano terminaría metiendo las narices en temas que no le correspondían, mi hermana era demasiado noble como para dejar esas cosas de lado, y en estos momentos, esos buenos valores eran su mayor defecto.

Superó mis expectativas cuando la vi con aquella pistola enfrentando a aquellos soldados sin siquiera tener noción de cómo usarla, se mostró muy valiente al tratar de salvar a aquellas chicas y si fuera otra persona sentiría orgullo por ella, pero era su hermano y lejos de estar orgulloso estaba preocupado por su vida, el corazón se me calló del pecho cuando nuestro padre disparó aquella arma con el fin de matarla y quitársela del medio, yo corrí para evitar que esto sucediera, pero estaba muy lejos y afortunadamente Daemon lo consiguió antes que yo.

Ver la manera en la que defendió a mi hermana me hizo replantearme muchas cosas del pasado, sabía del corto romance que tuvieron hace seis años, y aún recuerdo cuando Daemon se acercó a nosotros para confesarnos del amorío que mantuvieron en secreto por casi dos meses. Yo simplemente no podía creerlo, y tomé su confesión como símbolo de cobardía, pensé que nos lo contó todo porque le temía a mi padre y de alguna manera no quería perder su puesto, en el momento que escuché semejante cosa hice todo lo posible por alejarlos, mi hermana era una niña inocente que ignoraba todos los peligros del mundo a su alrededor y Daemon era todo un hombre adulto, envuelto en la mafia desde que tenía uso de razón, se había convertido en uno de los sicarios más peligrosos, y no iba a permitir que mi hermana estuviera con un tipo de ese calibre, mi padre sabía que mientras Clare estuviera alejada de nuestros asuntos me tendría a su lado, así que no puso peros para cumplir con mi petición.

Las órdenes de mi padre eran claras, los hermanos Louge nos habían traicionado y en la mafia la traición se paga con la muerte, pero una vez más las desobedecí en secreto al ver como este defendía a mi hermana, siendo capaz de sacrificar su vida por ella y luchando para que nadie le dañara un solo cabello, los hermanos Louge me demostraron que entre ellos y yo no había mucha diferencia, los tres podíamos ser peligrosos, pero lejos de hacer daño, protegíamos a las personas que nos importaban aunque nos costara la vida, nos habíamos convertido en traidores con el objetivo de defender y cuidar a las chicas que nos importaban, desde ese momento se ganaron mi confianza, ser unos traidores para mi padre los convertía automáticamente en aliados para mí, ya que yo también me consideraba uno, la única diferencia era que ellos habían sido valiente y un poco idiotas al hacerlo, yo en cambio, era un cobarde por no tener los huevos suficientes para llevarle la contraria a mi padre, pero a la vez era muy astuto de mi parte al actuar a sus espaldas, en el exterior solo mantenía una fachada y ante los ojos de todos era el Don que seguía los pasos del Capo al pie de la letra, pero en el interior era todo lo contrario.

Disparé el arma dos veces haciendo un tiro perfeto en la cabeza de los soldados que se encontraban a mi lado, los agarré desprevenidos ya que no se lo esperaban y sus cuerpos cayeron inertes en el suelo, desparramados como si fueran de trapos. Dylan y Daemon pusieron cara de asombro sin comprender lo que había pasado y la vuelta que habían dado las cosas.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora