INSIDER - l.s

9- [where is my love?]

- ¿Louis? – preguntó el castaño al no sentir el aroma fuerte del ojiazul en la casa, todo en el lugar olía a él y a Harry, pero cuando alguno no estaba presente era notorio.

- Salió al medio día porque tenía un compromiso del que no quiso hablar – dijo el rizado deshaciéndose de sus prendas sin pudor frente al otro vampiro - me llamó hace unas horas para decirme que tardaría y luego volvió a llamar diciendo que iría directamente al trabajo. – aclaró una vez que ambos estuvieron sin pantalones, solo su ropa interior cubriéndoles la entrepierna.

- ¿Entonces volverá a la madrugada? – preguntó casi retóricamente frunciendo levemente el ceño. Harry arrugó la nariz ante la idea de no ver a Louis por tantas horas seguidas, ya le era costumbre encontrarse todo el día a su alrededor. – Si vamos a buscarlo antes, podemos beber una cerveza, dos pájaros de un tiro. – rio levemente.

- El único pájaro* aquí eres tú – bromeó empujándolo hacia el pasillo por los hombros- ¿Estás listo? – preguntó clavando sutilmente las uñas duras como garras en los trapecios de Niall.

- Listo es mi segundo nombre. – afirmó echándose a correr por el patio hacia el bosque al mismo tiempo que el rizado cerraba la puerta trasera, para la vista humana Niall en movimiento era imperceptible, para los ojos de Harry totalmente visible.

Era noche de cacería, ya podía sentir el aroma de un ciervo desde el momento en que comenzó a correr. Niall había llegado apenas cinco minutos después del anochecer, sus visitas eran cada vez más frecuentes e incluso se quedaba a dormir, sobre todo después de que Louis supiera que a lo que el vampiro llamaba "su lugar" era el cobertizo de una casa abandonada (a excepción de las noches en las que hacía sus pequeños shows en el bar y podía pagar un hotel por un par de días). Noticia que lo tuvo gritando por aproximadamente quince minutos, indignado ante el hecho de que ninguno de los dos le hubiera dicho al respecto; sobre todo Harry que sabía de la situación pero que lo tomaba como algo totalmente normal y natural tras décadas y décadas de vivir de la misma manera, usurpando lugares abandonados por pequeños periodos de tiempo. Desde esa noche Louis sentenció que Niall podría quedarse en la casa cuándo y cuánto quisiera y el castaño así lo hizo.

La noche había pasado rápido, luego de terminar con aquel ciervo entre los dos y una que otra liebre de postre, volvieron a la casa para limpiar sus cuerpos que siempre terminaban un poco ensangrentados ante el proceso. Ahora reían y se mofaban de aquello, pero ambos admitieron el uno al otro que las primeras veces que tuvieron que cazar fue grotesco verse manchados en rojo carmín de aquella manera.

Faltaban casi dos horas para que el humano saliera de su trabajo cuando los vampiros se encaminaron hacia el bar, llegando en un par de minutos. Era viernes y por lo tanto el lugar estaba bastante concurrido, Louis no notó la presencia de ambos hasta que no estuvieron frente a frente pidiéndole un trago, cosa que solía suceder cuando el pequeño de ojos azules estaba tan aturdido, distraído y atareado como para siquiera levantar la mirada más de un segundo.

- Aquí tienen las cervezas – dijo extendiéndoselas – Estoy exhausto – dijo mirando el reloj brevemente para notar que aún le faltaba más de una hora y media – Están como locos hoy. – susurró a sabiendas de que los vampiros podían escuchar sin problemas cuando bajaba la voz.

- ¿Me das un Cosmopolitan? – pidió una rubia de voz chillona apoyándose en la barra, Louis le sonrió secamente y asintió para preparar el trago con agilidad y cobrárselo, volvió a mirar al rizado al mismo tiempo que suspiraba con pesar un microsegundo antes de que otra persona le pidiera otra bebida.

Tiempo después Niall dio vuelta el pequeño cartel en la puerta y bajó la fina persiana de la ventana a pedido de Louis, quien se había sentado en una de las sillas y recostado contra la mesa con un largo suspiro de por medio.