11 - [the sound of silence]

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Escuchaba el silencio, no había nada más, solo soledad y su cuerpo inerte.
Mientras observaba a su amor pálido como la luna, labios morados y piel seca; una lágrima escapó de sus parpados cerrados, amenazando con desconcentrarle y arrebatarle la meditación con la que esperaba escuchar algún latido.

- ¿Harry? – la voz le obligó a abrir los ojos de pronto - ¿Quieres comer? – observó a Niall con ojos cansados.

- No tengo hambre.

- Harry...

- No voy a comer hasta que Lo...- ya ni siquiera era capaz de decir su nombre en voz alta sin quebrar en llanto - Hasta que él despierte.

- No has comido en cinco días... – no quería insistirle, pero tenía que hacerlo o el rizado también moriría pero de hambre.

- Sé exactamente cuántos días han pasado ¡¿Crees que no lo sé?! Llevo aquí ciento veinte horas y treinta y tres minutos ¡He contado cada maldito segundo! – se exasperó, Niall era consciente, podía sentir su corazón bombeando fuertemente por encima de sus gritos.

- Al menos toma un batido, por favor, vas a desmayarte y no podrás estar aquí cuando despierte – habló tranquilo y le manipuló tan solo un poco, sabía que estaba abusando de la situación al decir aquello, pero cinco días sin alimento alguno era demasiado – Por favor... - rogó nuevamente.

- Solo si lo traes aquí – aceptó dubitativamente luego de unos segundos en silencio, definitivamente no quería desmayarse, quería poder velar y vigilar a Louis en todo momento.

El castaño desapareció y tan solo en un segundo reapareció allí nuevamente con la jarra de la licuadora repleta de sangre y se la extendió al ojiverde que sin decir palabra alguna bebió de un solo trago casi la mitad; aunque no lo admitiera necesitaba alimentarse, su paladar se regocijó al reconocer que aquel liquido era de cervatillo, seguro de aquel que habían cazado los tres vampiros la mañana anterior mientras él se quedó junto a Louis acariciándole el rostro por una eternidad.

- ¿Dónde está Zayn? – preguntó con la boca manchada de carmesí, el moreno apreció en la puerta del cuarto, las esmeraldas se posaron sobre él.

- Dime – pidió.

- ¿Por qué aún no despierta? – quiso saber, el moreno suspiró buscando paciencia, ya le había respondido aquello unas veinte veces pero le respondería cuántas veces sea necesario si eso lo tranquilizaba.

- Ya lo he dicho, pero puede tardar hasta siete días en total, recuerda que sus órganos ya no funcionaban como deberían – le recordó observándole con compasión –. Su muerte se debió al deterioro de su propio cuerpo y sus sistemas colapsando de manera abrupta, no fue por un agente externo y violentamente repentino cómo nosotros...

- ¿Y si luego de siete días no... no despierta? – se animó a preguntar por primera vez, los ojos dorados le observaron con pena, desvió sus orbes amarillentos hacía el cuerpo que reposaba sobre el colchón y volvió a mirar en el verde de sus ojos.

- Si luego de siete días no despierta, no lo hará jamás – sentenció en voz baja, Harry pudo sentir su corazón romperse aún más ante la idea de no volver a ver los ojos azules de Louis nunca más, el vampiro acarició sus rizos –. Sin embargo, su cuerpo no parece estar comenzando el proceso de descomposición, eso puede ser una buena señal tal vez su sistema logró asimilar la sangre a tiempo – intentó reconfortarlo, no sabía que más decir, que hacer más allá de brindarle compañía y apoyo moral.

El rizado sorbió su nariz y terminó de beber el batido que aún tenía en las manos. Le tendió la jarra vacía al castaño para poder limpiarse la sangre con el cuello de la misma remera que tenía puesta, poco le importaba su aspecto e higiene a éstas alturas; después de estar pensativo uno segundos habló.

INSIDER - l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora