10 - [nothing else matters - Parte 3]

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Despertó abruptamente ante el movimiento súbito de la cama, el sonido de arcadas le siguió a la figura del castaño desapareciendo por la puerta. Apareció en el baño junto a él en apenas un parpadeo, Louis vomitaba la nada misma y Harry se propuso acariciarle la espalda hasta que dejara de escupir bilis, hasta que sus músculos dejaron de contraerse histriónicamente.

Lo ayudó a levantarse y cuando se acercaron al lavabo pudo ver el rostro del ojiazul con mayor facilidad, sintió que se le helaba el corazón ¿Cuánto tiempo había dormido? El humano se había demacrado completamente en pocas horas, las ojeras estaban marcadas prominentemente en su rostro y hasta ese momento no había notado que ciertamente estaba más delgado de lo que sería sano; lo sostuvo con fuerza para que no se cayera, apenas había despertado y parecía que ya había agotado todas sus fuerzas, lo ayudó a lavarse el rostro y la boca. Guardó silencio todo el tiempo y lo cargó en sus brazos para llevarlo al cuarto nuevamente.

- Gracias – musitó débilmente – Agua – pidió aferrándose el colchón con su poca estabilidad, el rizado desapareció y en un santiamén apareció con un vaso de aquel liquido cristalino para él.

Sintió a Niall aproximarse en silencio, se volteó para verle asomándose por la puerta con preocupación y palideció considerablemente al ver el estado en que Louis se encontraba. Había escuchado del cáncer, pero nunca imaginó que el cuerpo humano pudiera verse así de perjudicado tan pronto, no quería siquiera imaginar cómo se vería en unas semanas más.

- ¿Quieres... Quieres fruta Louis? – se animó finalmente a preguntar el vampiro de ojos azules al notar que el rizado no podía hablar ante la conmoción.

- Creo que sí... sí, podría comer un poco – dijo casi inaudiblemente, por suerte ellos tenían el oído sobre desarrollado, el vampiro asintió y desapareció unos cuantos segundos antes de volver con un pequeño bowl de frutas picas que le entregó a Harry -. Gracias Niall – susurró mientras veía a su amado acercarse una cucharada de aquello hacia la boca.

La verdad era que no sentía hambre, de hecho no podía sentir nada más que un gran dolor en todo el cuerpo, pero sabía que no podría tomar el medicamento con el estómago vacío, sabía que necesitaba al menos un poco de lo que sea para no desvanecerse en cualquier momento. Se sentía increíblemente cansado, exhausto, observó el reloj de reojo para encontrarse con que habían dormido la gran parte del día y solo faltaban unas cuántas horas para el anochecer ¿Por qué se sentía de ésta manera entonces? ¿Cómo podía haber empeorado tanto de un momento a otro? Bebió un poco más de agua mientras recordaba el rostro maltrecho de su madre en sus últimos días, fue lo que vio minutos atrás en el espejo del baño, era su reflejo.

- No quiero más – anunció habiendo comido apenas, con suerte, la mitad el tazón – ¿Mis remedios? – murmuró, el rizado rebuscó en el cajón de la mesita de noche y le entregó una pastilla, el ojiazul le miró con una mueca triste y entendió que necesitaría dos ésta vez.

- ¿Quieres seguir durmiendo? – preguntó cuando le vio tragar las tabletas blanquecinas, el ojiazul comenzó lentamente a acomodarse en la cama para recostarse.

- Me quedaré aquí un poco más – les hizo saber con los ojos cerrados, tosió un poco antes de que el ojiverde le tapara con el endredón.

- Voy a estar a tu lado – anunció rodeando la cama para recostarse junto a él, le abrazó por encima del cubre camas y el ojiazul esbozó una pequeña sonrisa mientras aferraba su mano a su brazo.

- Pídanme lo que necesiten, estaré abajo – avisó casi en un susurro antes de desaparecer.

Aspiró el aroma de Louis que se entremezclaba con el de la frutas restantes en la mesa de noche, aunque uno no era tan diferente del otro, siempre consideró que el humano tenía olor a frutas, a cítricos ácidos y dulces, a primavera.

INSIDER - l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora