Empezó un día cualquiera que a Hoseok le gustaría recordar pero por mucho que se esfuerce no viene a su cabeza la fecha exacta, aunque el momento se repite en todos sus sentidos una y otra vez sin esfuerzo alguno.
Una mano de Seokjin ahuecando su rostro, mientras la otra lo sostenía por la cintura, una sensual lengua delineando sus labios, dientes mordiendo la esquina su boca, una suave sonrisa sobre la boca de Hoseok cuando se separaron, dulces y grandes ojos café tirando a un color más oscuro, brillando de deseo.
La sensación de estar enamorado.
No recuerda cuando se repitió tampoco. Pero lo que sintió, no fue muy distinto. Prácticamente lo mismo. Y su cuerpo ya lo sentía familiar.
Y cuando decidieron que era una cosa, no tiene idea, pero sabe que cuando se quedaban en un hotel mientras estaban de gira, una habitación de todas las que pagaban siempre quedaba vacía.
Pero lo que Hoseok sí sabe es que nunca le había dicho lo que siente. Y no es que no quisiera.
Ninguno de ellos ha tenido públicas relaciones serias y probablemente gente fuera de su fandom que los quiere ver solteros para siempre, pueden creen que son personas sin sentimientos pero si no siente nada cuando Seokjin se tira a su lado en el sofá, mientras ven una oelícula, con la mitad del cuerpo apoyado sobre el suyo, con las manos reposando en su estomago fácilmente, empezando a tocarlo con suavidad, sin buscar nada, no queriendo ir más allá, solo necesitando el contacto físico, bueno, Hoseok no podía ser considerado humano siquiera.
Claro que siente.
Le gusta sentir, de hecho, lo que pasa con su piel cuando Seokjin termina con su rostro escondido en el hueco de su hombro y su cuello y sus labios parecen besarlo pero solo están ahí, inmóviles, como un beso muy largo, casi eterno.
Le gusta como su estomago se siente caliente cuando lo escucha reír, más aun cuando él lo hace reír. Es fácil hacer reír a Seokjin pero sabe que es solo su fortuna verlo reír como un niño sin complejos cuando entra en confianza plena.
Le gusta dormir con él. No se trata de sexo, si no de la manera en la que encajan, llenando los espacios del otro y formando prácticamente un nuevo cuerpo con dos corazones latiendo a la par.
Le gusta la sensación de que a veces la gente no sepa dónde comienza uno y termina el otro.
En fin, le gusta Seokjin y podría amarlo y le gustaría decírselo pero cada vez que sus ojos lo delatan antes que sus palabras o que sus toques se vuelven más suaves y su sonrisa más sincera, cada vez que empieza a hablar en susurros acariciando su rostro con adoración, es el mismo Seokjin quien lo detiene de tal confesión.
Lo adivina, lo ve venir y lo detiene.
"No lo hagas, Hoseokie" pide, ruega, suplica. "No lo digas porque todos se van cuando las cosas se ponen así. Todos me han dejado después de decirlo y yo no quiero que te vayas. No puedo perderte a ti, Hoseok. Por eso, no lo digas por favor"
Era su forma de decirlo que probablemente sería correspondido. Y era su forma de pedirle que lo amara, no diciéndoselo, no dejándolo, no siendo como todos.
Esa fue su forma de amarlo entonces también.
Hoseok nunca lo dijo y ese fue su error. No quería prometerle el mundo a Seokjin porque no sabía si podía dárselo y sabia que no se merecía menos.
Pero un día, cuando las cosas llegaban a su fin y sus vidas se separaban irremediablemente (porque cuando llegas a la cima como grupo y has logrado todo con tus amigos y no hay nada por lograr comienzas a preguntarte qué puedes lograr por ti mismo), Hoseok miró a Seokjin, el adolescente que creció a su lado, convertido en todo un hombre de verdad y con una mano en su cintura, mirando a una pantalla gigante, con todos sus amigos a su lado también en la despedida, viendo casi toda su vida pasar frente a sus ojos, vida en la que Seokjin siempre ha estado, pensó "Podría hacer esto siempre. Podría amarte por siempre. No te dejaría"
Y quiso decírselo. Lo intentó. Iba a hacerlo.
Pero Seokjin dijo otra cosa entonces que implicaba que no se verían en años, que finalmente aceptaría ir al servicio militar y luego se pondría a revisar las ofertas de dramas que lo han esperado durante años porque no estaría mal por fin poner en práctica lo que durante años se puso a estudiar y darle un buen uso a los títulos que lo llamaban un actor profesional y se veía sumamente feliz con la posibilidad de dedicarse a eso por fin.
Seokjin estaría demasiado ocupado ahora. Seokjin es el que se iría. Seokjin lo dejaría.
Y entonces Hoseok calló. Bueno, calló lo importante.
Porque le dijo a Seokjin lo orgulloso que estaba de él, que estaba seguro de que lo haría muy bien, que esperaba con ansias verlo actuar. Lo besó hasta que sus labios dolieron y pensó "Podría hacer esto por siempre y aun así, es la última vez que lo haré"
Y esa fue la última vez.
Apenas un par de años después, Seokjin está de vuelta pero no realmente de vuelta, vive en Seúl y está teniendo éxito en una película donde es el protagonista y no estará libre por mucho tiempo porque después grabará un drama y algunas canciones solistas. Hoseok ha seguido con su vida, con miles de compromisos que no sabe de dónde sale día a día. Aun cree que podría amar a Seokjin y que podría hacerlo toda la vida.
Pero ahora entiende que cuando uno ama siempre deja, incluso si no quiere dejar.