💀Cripta en la ONU💫

Intermedio 3. Las muertes de México

-Señor España, ¿por qué mis padres no han vuelto?- preguntó Nueva España mientras jugaba con las cadenas que colgaban de sus muñecas.

-Están muertos, estoy seguro de que sabes que es la muerte- respondió el europeo sin levantar la vista de sus documentos.

-Pero... nuestra gente no está muerta, nuestra tierra no está destruida- replicó la colonia.

-Fueron conquistados, estas ya no son sus tierras, esa ya no es su gente, lo que queda de su cultura es solo un recuerdo que tercos humanos no han dejado ir-

-Pero ya había visto a otros como nosotros volver- había algo extraño en la forma en que el pequeño hablaba.

-No "vuelven", podrían tener herederos pero nadie escapa a la muerte, ni siquiera nosotros, que podemos resistir más que los humanos, no somos inmunes a morir ya sea aplastados o si nos atraviesan el corazón- explicó España, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.

-Pero mis padres.... ellos siempre vuelven, a mamá Azteca le han atravesado el pecho antes, ella volvía, siempre lo hacía, nuestros dioses la protegían, ella volvía, ¡volverá, la veré de nuevo y no podrá impedirlo!- gritó Nueva España alterado, sus palabras resonaron en la mente del mayor como un mal presagio.

La alterada colonia atacó a su conquistador con furia ciega. España reaccionó de inmediato, se escuchó un disparo en la oficina del mayor. Del pequeño cuerpo de Nueva España brotaron ríos de sangre, el aire se llenó con el aroma de una de las flores locales.

-No, yo no quería esto, Nueva España, chaval... lo lamento tanto, lo siento, lo lamento- murmuró el europeo llorando sobre el cadáver.

Lo tomó en sus brazos y lo llevó a la habitación del menor mientras lloraba sus penas. Esperó días, pensando en que decirle a las demás colonias, no podía pensar en nada. Los cálidos días del mes de agosto se iban despidiendo durante la miseria del español.

Sin embargo algo pasó al finalizar la semana.

-Señor España, ¿por qué está llorando?- preguntó Nueva España entrando al despacho de su conquistador.

El europeo levantó la vista pálido, casi asustado, el joven country frente a él tenía que ser una alucinación. Intentó hablar pero no le salían las palabras. La colonia había muerto, lo revisó por días, su corazón atravesado por la bala en un tiro directo, no había manera en que el pequeño estuviera ahora frente a él. Tenía que ser un sueño, una maldita pesadilla, un delirio causado por la culpa.

-No... ocurre nada chaval- murmuró el español.

Nueva España le observó poco convencido, sin embargo no dijo nada. El aroma de cempasúchil se quedó adherido al cuerpo del joven. Sin embargo nadie más parecía notarlo, solo el europeo.

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USA dejó a un muy malherido México en el campo de batalla. Ahora las tierras, del que antes fue su amado, eran suyas. Un fuerte aroma a una de las flores mexicanas le distrajo momentáneamente de su victoria.

-{Cempasúchil}- murmuró el gringo volteando a ver a su vecino. Curioso, nunca había captado esa esencia antes, conocía la flor, una memoria de cuando aún era Trece Colonias llegó a su mente; "es una ofrenda para los muertos'' había explicado Nueva España.

Iba a ir a revisar de donde provenía aquel olor cuando su general le llamó, ya iban a retirarse. Los soldados que sobrevivieron ese día juraron por el resto de sus vidas que el country mexicano siempre tenía un aroma a flores. USA se tuvo que acostumbrar al nuevo olor que su vecino despedía, por alguna razón sentía escalofríos cuando le veía a los ojos. Una cicatriz casi invisible cruzaba la cabeza del latino en la forma de la frontera. Nadie más parecía notarla.

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Después del derrumbe varias naciones del mundo comenzaron a notar el aroma de cempasúchil que envolvía a México. Para USA y España el olor solo se hizo más intenso.

España solo podía recordar el cuerpo de su pequeña colonia cubierto de sangre y el alegre olor a muerte que desde hace siglos le atormentan. 

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Autora: Como tal este intermedio tiene 666 palabras, que super loco jaja!! 

Próximo Cap. 

La sangre de los que aquí viven.