— ¡Ja, ja, ja, ja!
La agente de viajes se rió del chiste de Eric. Coqueteó con la mujer que estaba detrás del mostrador, ignorando a Kyle, aunque suponía que éste estaba poniendo los ojos en blanco. Su desprecio, apenas disimulado, no hacía más que incitarlo. Y al final, a pesar de tener sólo un billete para el vuelo de mañana, gracias a su flirteo, pudo conseguir dos asientos en primera clase, tanto para la ida como para la vuelta.
Unos cinco minutos bien invertidos.
— Yo es que no sé ni para que vengo... — comentó Kyle mientras abría la funda del billete y veía que le habían asignado el asiento de la ventana. — Estoy impresionado. ¿Conoce el Tribune esta habilidad secreta tuya?
Por un momento Eric consideró negarlo, pero luego pensó que tomárselo con humor era la mejor opción. Volviéndose hacia la puerta de seguridad, se inclinó de manera conspiradora hacia Kyle.
— Y luego te extraña de que te haya pillado esa mentira. Y en cuanto a Heidi... — mencionó a la agente de viajes por su nombre. — Pues quería cobrarnos el equipaje de mano, pero ya has podido comprobar que vamos a viajar con todas las comodidades.
— Uy sí, toda una desgracia volar en clase turista. — Kyle volvió a poner los ojos en blanco. — ¿No te considerabas como una persona minimalista?
— Oye, soy minimalista, pero no gilipollas. Si tengo la oportunidad, la aprovecho. — replicó Eric. Cogió su equipaje de mano y lo hizo rodar mientras se dirigían al control de seguridad.
Eric echó un vistazo a los monitores y comprobó la hora. Había acertado en su anterior predicción: nunca habrían llegado a tiempo si hubiera vuelto a su coche a por su maleta. No había tiempo que perder; ya estaban anunciando el embarque.
Estaba cansado. Conducir por toda la ciudad y encontrar pocas respuestas le ocasionó dicha fatiga. Durante el viaje, Kyle no había compartido nada de sus conversaciones en el Club y Eric sólo había escuchado una parte de la conversación con el padre Maxi. El pelirrojo ya no se estaba comportando como su compañero. Su semblante tranquilo se resquebrajó un poco; un ceño fruncido se asentó entre sus cejas mientras avanzaba hacia la puerta.
Kyle sintió que las punzadas de culpabilidad le apretaban el pecho. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué había hecho? Se reprendió a sí mismo por no haber aprovechado la oportunidad de hablar con "El Topo". Se frotó la frente; intentar huir de Christophe no era diferente a intentar huir de mafia. Y ahora estaba arrastrando a Eric con él.
Tal vez tuviera más sentido dejar que Eric siguiera solo, reflexionó Kyle, tratando de decidir entre hacer lo correcto y hacer lo que debía.
Se quedaría atrás, haría algunas llamadas, intentaría aclarar algunas cosas y luego se reuniría con el castaño en Nueva York. Una vez tomada la decisión, Kyle se detuvo a unos metros del empleado que vigilaba la puerta de embarque. Agarró el brazo de Eric.
— ¿Qué estamos haciendo? — preguntó Kyle, mirando con un semblante serio al otro. — Ya tienes planes hechos. Además, ni siquiera he reservado una habitación para mí.
Eric miró como la mano de Kyle estaba en su brazo e inmediatamente éste se apartó. Ahora podía añadir la vergüenza a su lista de ansiedad.
— ¿Qué? — dijo Eric, claramente confundido. Había al menos un millón de habitaciones de hotel en Nueva York; seguramente sabía que alguna estaría vacía.
El empleado de la puerta dijo algo, instándoles a subir a bordo. Eric le ignoró, prestando atención a Kyle.
— No puedes quedarte aquí. — explicó. Cogiendo los billetes, se los entregó al empleado mientras añadía: — Si no vienes conmigo, no te diré lo que ha costado el billete, así no podrás pagármelo, lo que significa que me lo deberás y eso te joderá.
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El Crimen Perfecto (Kyman)
FanfictionLo que parece un seguimiento rutinario para una noticia del periódico, lleva a dos periodistas de investigación a una trama de secuestro, asesinato y venganza...