13. Economía Doméstica

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La entrada principal del local de moda de Nueva York, Amici's, estaba iluminada por los flashes de luz y la música. Junto a Eric, Kyle parpadeó y sonrió inexpresivamente mientras una mujer a la que no reconocía se acercaba y le hacía una foto antes de pasar al siguiente. A Eric no parecía importarle que le hicieran una foto y siguió hablando de su reserva con el maître.

Kyle jugó con las mangas de su chaqueta americana, con dos dedos nerviosos asegurándose que los dobladillos estuvieran en su sitio. Eric llevaba un traje, así que se alegró de haber metido en la maleta algo digno del elegante local. El vestíbulo estaba repleto de gente, esperando ver y ser vistos, pero el maître cogió un montón de menús y les hizo una señal a ambos periodistas para que les siguieran, conduciéndolos a través de las baldosas de mármol hasta el comedor principal.

Como si el tema hubiese seguido reciente, Eric dijo:

- Sigo pensando que deberíamos haber puesto en conocimiento de la seguridad del hotel lo sucedido en tu habitación.

- Eso sólo haría las cosas mucho más difíciles. - sostuvo Kyle.

Un violinista tocaba y el restaurante estaba impregnado de romanticismo. No sabía por qué Eric había elegido ese lugar, pero se dejó llevar fácilmente por el ambiente de luz tenue.

- Será más rápido si nos ocupamos de esto nosotros mismos.

- Oh sí, claro. - dijo Eric mientras tiraba distraídamente de su corbata azul marino. - Eso es lo que queremos, rapidez.

- Bueno, no quiero pasar mucho tiempo dando explicaciones a las autoridades. Es mejor encargarse de eso.

- Asumiendo que podamos hacerlo, claro.

Tomaron asiento en una mesa redonda preparada para cinco personas. Eric parecía confundido cuando el maître colocó los menús ante ellos y se marchó.

- He invitado a Testaburger y a Bárbara. - explicó el neoyorkino. - Una de ellas debe de traer a un acompañante.

Kyle contó el número de tenedores.

- Teniendo en cuenta eso, ¿no te molesta con quién vas a cenar?

- A mí me parece divertido. - dijo Eric, al mismo tiempo que sus ojos hicieron un rápido recorrido por la sala. - Además, no creo que pase nada en un lugar público como este.

Kyle quiso advertirle, pero en lugar de eso cogió el menú, no queriendo que le sorprendieran sonriendo por la respuesta.

Eric pareció percibir parte de su inquietud. Añadió:

- Confió en Testaburger y en Bebe. Pero si lo necesitas, hay una salida por la cocina hacia un callejón. Puedes atravesar las puertas dobles de allí y salir por la izquierda si ocurre algo.

El otro no sonrió.

- Estaré atento a lo que pueda pasar. - bromeó Kyle con sequedad. Se quedó mirando el menú de gran tamaño y le pareció curioso que todos los restaurantes de categoría sintieran la necesidad de ofrecer pequeños carteles. Intentó relajarse y señaló un elemento del menú. - ¿Qué tal una ardilla frita?

- Seguro que eso sabe a pollo.

- En realidad, ese error es más común de lo que piensas.

- Esa respuesta no debería de sorprenderme. ¿Algún otro gusto... peculiar?

- Puede.

Eric cerró el menú y consultó el reloj.

- Parece que tenemos unos minutos; ilumíname. Apuesto a que hay una buena historia detrás.

El Crimen Perfecto (Kyman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora