Capitulo 4

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No he dormido en toda la noche, pues la pase derramando lágrimas por alguien que quizás no lo merezca

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No he dormido en toda la noche, pues la pase derramando lágrimas por alguien que quizás no lo merezca. Talvez se tonto, pero ¿Cómo uno puede eliminar un sentimiento como éste del pecho? ¿Cómo arrancarlo del corazón?

Ferrer ha demostrado ser un hombre ejemplar, pero esto es lo más bajo que una persona puede hacer con otra, y aunque no tenga pruebas de su infidelidad, en el fondo sé que lo que ha dicho mi hermano es verdad. Mi familia no me traicionaría, al contrario, me protegerán y es precisamente eso lo que están haciendo. Es que viéndolo desde el punto de vista que mencionó mi padre, todo encaja, era realmente extraño que ni siquiera fui presentada formalmente a sus padres, al pueblo, y no es que quiera presumir, pero como futuro Rey debía seguir las reglas impuestas, las costumbres.

Me levanto de la cómoda cama donde he dejado mis lágrimas, haciendo a un lado las sabanas. Decido arreglarme lo mejor que puedo, hacer mis deberes y luego emprender mi viaje hasta el palacio a solicitar una explicación a ese condenado príncipe.

***

Me encuentro desayunando en el comedor, bajo la atenta mirada de mi madre, que realmente se está volviendo incómoda. Hago a un lado mi alimento y decido encararla.

—Pregunta —solicito mientras la miro. Ya el apetito se ha ido.

—¿Qué? —pregunta, como si no entendiese a que me refiero.

—Hace más de veinte minutos estas mirándome, refregando el mismo vaso, por lo que te repito —digo restándole interés—. Pregunta.

—¿De qué hablaron con tu padre? —cuestiona al fin, después de demorarse unos minutos.

—Creo que lo sabes. No creas que no me di cuenta que estabas escuchando nuestra conversación detrás de la pared. —Su mirada es de sorpresa al verse descubierta, pero rápidamente se recupera y vuelve a tener esa mirada de superioridad.

—Espero no le hayas creído. Últimamente se ha vuelto muy egoísta con respecto a ti —expone y eso realmente me sorprende.

—¡Claro que creo en sus palabras, es mi padre! —exclamo indignada ante su comentario.

—Y yo soy tu madre —dice mirándose las uñas ¡Ay, Dahia Rochet! Eres su niña mimada, por ende, no quiere que te comprometas y te vayas, pero debes levantar el vuelo y buscar un marido, y el príncipe es el mejor candidato.

—No necesito de un hombre para levantar vuelo, porque puedo hacerlo sola —declaro enojada—. Lo que necesito es un hombre que me respete y esté dispuesto a caminar conmigo, no que me mienta, o que me sea infiel. Y también necesito una madre.

 Y también necesito una madre

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La Elegida del Rey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora