Capítulo 22

550 43 0
                                    

No se olviden de dejar sus estrellas
✨✨✨

"Unas de las cosas más importantes que el amor te enseña es cómo ser tú mismo."
—Ron Lorent.

HENRY DE GRENEFELD PAISALLS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

HENRY DE GRENEFELD PAISALLS.

La vulnerabilidad es un sentimiento que puede hacer que tomes decisiones erróneas, y eso suele venir del sentimiento de culpabilidad. Definitivamente. Me he sentido de esa forma innumerables de veces cuando las cosas no salían como quería, pero nunca hasta el punto de tocar fondo y querer acabar con mi propia vida.

Mi vida no se compara con la de ella.

Dahia Rochet lo pensó como si tuviera culpa alguna de todo lo que ha pasado en su vida, ese hombre le ha arrebatado tanto que no tengo el derecho de comparar siquiera su dolor con el mío. Sería demasiado tonto. Y, aunque es un dolor insuperable, a mí solo me carcome la idea de nunca atreverme a vengar la muerte de mi padre, en cambio a ella ella que se encariña fácilmente, le arrebatan todo y decide abandonarlo.

—Entró en crisis —explica mi tío a mi lado—, no te atormentes con eso.

—Lo hago. Ella es la mujer más fuerte que conozco y allí afuera no era ella. Quería absorber su dolor.

—Ferrer se está encargando de romperla por completo sin darse cuenta...

—Y su madre —interrumpo.

—¿Su madre? —Asiento.

—Sabe que Dahia me importa y lastimándola me lastima a mí.

—¿Por qué la has ignorado todo éste tiempo? —consulta, pero me muestro reacio a contestar—. ¿Te has preocupado?

—Ni te imaginas, pensé lo peor. Más cuando no encontré uno de sus vestidos —suspiro—. Conociéndola estoy seguro que si decide marcharse no se llevaría nada.

Mi tío solo asiente.

—Díselo. ¿Por qué no vas a verla? —Lo observo dubitativo, tratando de descifrar sus pensamientos, pero con éste hombre es imposible—. No te cierres al amor, hijo. ¿Te gusta? Pues entonces ve a decírselo.

—Ella lo sabe —manifiesto con una voz un poco aguda, sin embargo, bajo la cabeza y observo el suelo—. Ella me hace débil.

—¿Estás seguro de eso? Convierte tu debilidad en tu fortaleza.

Su pregunta y esas palabras calan hondo en mi mente, haciéndome la misma pregunta una y otra vez. Miro por la ventana y veo a los guardias dispersarse de aquí para allá, formando filas, preparándose física y mentalmente para la emboscada que creen que nos darán. Mi madre ya está lista, preparada para ir a la cripta a resguardarse. No se siquiera si saldré vivo de esto y pienso ¿En verdad ella sabe lo que siento?

La Elegida del Rey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora