Capítulo 8 🍷

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-Aún así, bien podemos negarlo y decir que estar solo es mejor pero no me puedes negar que de vez en cuando te sientes bien cuando estás con alguien- hizo pausa- y por los buenos amigos sino hermanos que hemos sido, te aseguraría que si también encontrarás a alguien que amar un chico o chica lo que quieras, tomarias la iniciativa de salir de este infierno.- finalizo Roger con toda seguridad para dejar callada a Marian sabiendo que tuvo la razón.

Marian se tomó su tiempo para responder pues analizaba cada palabra de Roger.

-Tal vez, yo si estoy a gusto en este infierno, al menos estoy bien y me encanta- insistió aceptando su infierno.

-Wey a veces tomamos caminos equivocados podrías terminar mal, pero gracias por escucharme ahora dime ¿a dónde vas a esta hora?- pregunto cambiando de conversación ya que Marian insistiría con su misma respuesta y no llegarían a ninguna parte.

-Quería tomar aire fresco. Ya me voy- se levantó para irse pero Roger la detuvo también levantándose.

-Ten cuidado- menciono Roger con preocupación.

-Lo tendre- tomo otra cerveza y comenzó a caminar. -Enamorar pfff, eso es complicado y ammm sólo serían gustos como ejemplo el chico con el que me choque, era bellísimo ¿pueden hacer algún tipo de amarre?

Lo que quieras jaja

Susurro.

-Bueno, vayamos a conseguir algo de comida para ustedes- quito uno de sus brazaletes y dejó de escuchar vocesitas. -Veamoooooos.

Ya Marian se encontraba a las afueras de la ciudad, plena carretera pareciera basurero sabía que por esos rumbos habría comida para sus amigos.

Un pestilente olor comenzaba a invadir la nariz de Marian, zumbidos empezaban a escucharse cada vez que Marian daba un paso.

¡Perfecto! Un perro atropellado echado a un lado, pareciera que es de hoy así que está bueno.

Comenzó a buscar una bolsa de plástico entre la basura que estuviera más o menos por que limpia no encontraría hasta dar con una negra y grande, vacío la poca basura que tenía y en ella echo aquel perro muerto.

Ato la bolsa y paso por su espalda como Santa Claus luego coloco su brazalete.

Hey ¿qué pasó?

Susurro.

-Jaja nada, quería sorprenderlos.

¿Ahora que hiciste?

Susurro.

-Lo verán en casa, ¿tienen hambre no? Camino allá se les hara más hambre para que disgusten bien y satisfactoriamente.

Nada más que sea una de tus tonterías Marian, más aparte sabes que el brazalete no te lo puedes quitar.
No te sientas superior a nosotros que no es así.

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