Martes, 25 de mayo

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Hoy desperté sin ganas de despertar. Apago mi alarma para seguir durmiendo, siempre hay 5 minutos más que se convierten en una hora. Despierto otra vez y veo la hora, son las 7:45 y debo estar en mi trabajo a las 8:30; aún hay tiempo para dormir más. Dudo y me culpo, debería estar ya fuera de la cama, pero sigo postrado en ella, como si una fuerza invisible me tuviera ahí. Por más lógico que sea levantarse mi cuerpo no responde, como si fuese una parálisis.

Son las 8 y empiezo a sentirme presionado. Me digo a mi mismo que ya es tiempo de levantarse. Hoy no me bañé, solo me lavé la cara y el cabello para peinarme y disimular. Me siento culpable, sucio e incapaz. Mi mente va a mil por hora, empieza a recordar todos y cada uno de los problemas que hay que resolver en el presente y el futuro; hay que tener todo muy bien planeado. Eso me hace daño.

Pienso que debería estar listo para irme a las 8:15; pienso en irme caminando pero sé bien que no llegaré a tiempo. Se enfadarán conmigo por eso. Entonces pienso en pedir un Uber, pero eso indica un gasto; mi mente ahorrativa no me permitiría eso. ¿Entonces qué hago? Y es ahí cuando me sumerjo otra vez en la duda.

Al final opté por pedir un Uber. Ya mentalizado y aceptando las cosas voy camino al trabajo. No quiero estar ahí, diciéndome a mí mismo, no quiero, no me siento bien. Me sentía irritado, explosivo, cualquier cosa podría hacerme sentir mal o herirme, no toleraría ni el más pequeño error. El conductor tomó un carril que nos hace perder más tiempo por el tráfico, pude haber evitado eso si le hubiera dado indicaciones, pero lo dudé. Y al final, solo vi como pasaba todo mientras yo pensaba si hacerlo o no. Como una película, los márgenes verticales se hacen pequeños, se hace negro el fondo y yo sólo quedo atorado en mi cabeza.

La cagué y me lo busqué por no saber como hablar. Lo terminé aceptando, pero en mi interior odié todo.

Durante el camino no hacía nada más que pensar cosas negativas, hoy sería un día igual que todos. Odié todo.

Una vez que llegué al trabajo tuve que empezar a fingir que todo está bien, saludar a gente que no me interesa en lo más mínimo y esforzarme por abrir mi boca cuando nada quiero expresar. Detesté el hecho de que la gente no entienda que a veces no hay nada qué decir, cuando no quieres saludar a nadie y que eso no es una falta de respeto. Detesté no poder ser como soy, porque sino yo soy el malo. La gente opaca lo que en realidad somos. Para unas personas usamos ciertas máscaras, y con muy pocas no las usamos. Odié eso.

Una vez que llegué a mi área de trabajo saludé a mis conocidos. Al menos con ellos puedo expresar que no me siento bien. Con algunos. Procedo a cumplir con mis acciones laborales, tengo que tratar con gente y odio eso. Cada segundo detesto estar ahí, el tiempo es infinito cuando estás donde no te gusta estar.

Después de reflexionar tanto, mi humor cambia de repente, como si tuviera otra persona en mí. Una persona que sabe que las cosas no están mal del todo y eso me confunde. Quizá no sea una persona, sino las últimas reservas de mi cerebro de querer estar bien. Algo de serotonina, una pequeña reserva de emergencia de dopamina, una pequeña señal de vida. Por un momento me siento feliz, no importa qué pase, estaremos bien. Aferrarse a la felicidad cuando no la tienes es triste, me visita rara vez y luego se va de inmediato. Es efímero. Luego vuelvo a sentirme como antes.

Cuando reflexiono acerca de como me siento puedo llegar a ser consciente de que mi percepción afecta en cómo veo las cosas. Gracias Séneca por tu frase sobre la ansiedad y como la percepción del mundo nos afecta. El mundo está ahí, tú percibes las cosas y según como lo hagas te podrá afectar o no.

Después de eso quise irme y escapar de ahí otras millones de veces más.

Tuve que forzarme a mantener conversaciones con otras personas cuando no quería o porque no me interesan. Al menos hay una persona con la que sí me interesa hablar y de vez en cuando me saluda, no está de más.

Lo demás fue banal.

Terminó mi jornada laboral, regresé a casa y durante el camino reflexioné muchas cosas. ¿será que hoy progrese?

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