Jueves, 27 de mayo

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Ayer dejó de ser un diario. No quise escribir, no quise hacer absolutamente nada, solo perder mi tiempo.

Hoy fue un día como cualquier otro. Desperté y viví. Lo poco que pude hacerlo. Me costó despertar, me costó levantarme de la cama. Ella se apoderaba de mí como el agua a un sediento.

Hoy me siento bien, al menos es algo nuevo. Escucho música y la fuerza regresa a mí. Es como si la música hablara de mi vida y no tuviera que escribir más para analizarme. Pero aún así, no quiero hacer nada.

Sigo pensando en todo. Sigo haciéndome daño buscando razones detrás de las estrellas. Buscando interpretaciones donde no hay nada. Excavando en un agujero ya profundo; minando mi cabeza.

Supe que la gente nos aleja de nosotros mismos y que es mejor estar solo. La gente observa y juzga, pero nunca sabrás lo que callan. Todos estarían en prisión si dijeran lo que piensan. El problema está cuando uno mismo se imagina lo que esas personas pensarían y por esos prejuicios nos detenemos. Dejamos de ser nosotros mismos, dejamos de ser creativos y de disfrutar de las cosas.

Trato de mantener mi mente abierta, o eso creo yo. Sigo dentro de una jaula. Las llaves están fuera y nos las alcanzo; mis dedos apenas pueden moverlas. Siempre es bueno reinventarse desde la raíz, dejar de ver todo cuadrado. Pero siempre ha sido difícil cambiarse una vez que tu tabla de valores está impregnada en ti.

Siempre he pensado que para educar y criar a un ser humano debes estar completamente tranquilo contigo mismo. Y es obligatorio saber los errores que han cometido contigo desde niño. Hay que saber reinventarse, aprender de los errores y ser resiliente con uno mismo.

No siempre se puede ser consciente del comportamiento de uno mismo. Por lo general, la voz que tenemos en nuestro interior pasa desapercibida pero pienso que no está del todo bien hacer eso. Pensar da miedo, pero es necesario para reinventarse. La gente vive en automático, las decisiones que toman casi siempre son a la ligera, pero pocos pueden observar más allá. Hay que ver más a los detalles que al cuadro. Los bordes antes que al centro. Casi siempre todo está ahí, pero no lo vemos. También es necesario darnos nuestro tiempo para analizar.

Ahora sí es placentero no estar dormido.

La música que escucho me sube el ego. ¿Qué tanta falta me hará?

Algunas veces cuando voy caminando por la calle suelo observar a las personas y a veces llego a la conclusión de que no existen. Luego intento imaginar otra consciencia como la mía y empiezo a comparar la manera en que perciben el mundo las demás personas con la mía. ¿En qué difieren? ¿Cómo ve el mundo la señora de la esquina? ¿Aquél chico pensará tanto como yo? ¿Será consciente de qué es lo que está pensando? ¿También hablará solo? Quizá esto nada tiene de especial y en realidad es algo que todo mundo hace. Quizá yo empecé tarde, quizá yo empecé prematuramente. Sea como sea, así como me lastima pensar, me llena de dicha. Aunque a veces quisiera callar, aquél abismo de ideas es interesante.

Son ironías de la vida.

Ayer mientras reflexionaba creía que tenía un alter ego. Aparento ser una persona callada y tranquila cuando por dentro tengo una batalla, la cual saldrá muy pronto. Por alguna razón callé esa parte de mi personalidad. Mi alter ego sale a flote cuando estoy en total confianza, cuando la gente es permisiva o cuando el ambiente se presta para ello o cuando estoy elevado; logro desinhibirme y desnudar por completo mi ser.

Por lo general, cuando nadie me ve, la mascara que utilizo para proteger mi identidad desaparece de inmediato. Nadie te mira, entonces vuelves a ser tú. Como aquella persona que canta o baila a solas. Dicho esto, ¿te das cuenta de lo mucho que la gente destruye lo que somos por dentro? ¿O es solamente la importancia que le damos a las opiniones ajenas?

No sé.

Casi siempre detesto a la gente. Ellos no saben que a veces hasta por el calor puedes matar a un árabe.

Mientras escribo esto escucho música y siempre llega un momento en que me hastía. Quiero algo nuevo, ya consumí obsesivamente lo que me gusta. Quiero algo nuevo pero mientras busco nada me llama la atención. ¿Por qué es tan difícil encontrar algo que me guste?

El Diario MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora