Hoy es uno de esos tantos días en los que me prometo a mí mismo que seré más fuerte que el día anterior... O que hace dos años.
Hay mucho que hacer y mucho que pensar, pero la motivación parece no estar cumpliendo su función. Hay muchas decisiones por tomar pero mi cabeza no consigue procesarlas, no es capaz de optar por una. Vivo un infierno en vida, vivo en un infierno donde yo mismo me he encerrado.
Por dentro tengo un sin fin de cosas por hacer, pero al mismo tiempo no quiero nada. Quiero brillar, pero también quiero estar apagado. ¿Entonces qué es lo que quiero?.
Los días pasan y me siguen pareciendo todos iguales. Cada despertar es una advertencia de una lucha interna que estará ahí durante el resto del día; no encontraré paz hasta que duerma.
Qué bello es dormir y no sentir nada, es mejor así; pienso. Pero al mismo tiempo pienso que qué aburrido sería una vida así, que hay mejores cosas por hacer, cosas por descubrir.
Amo dormir porque evita que piense, pero odio dormir porque evita que actúe. Pero si cuando estoy despierto me sumerjo en indecisiones y evito todo aquello que me produzca inseguridad o temor, pero cuando sueño soy la persona más fuerte del mundo.
Ya me prometí mil veces que seré más fuerte cada nuevo año, cada primero de enero me prometo ser diferente. Oh, Camus, ¿de qué manera obraste tú?.
Quiero todo, pero a la vez quiero nada, esa es mi condena. Pero cuando mi mente se ilumina y tomo acción, la inseguridad se apodera de mí y siento que no me satisfago y que quizá hacer otra cosa sería mejor. No hay tiempo que perder, tenemos que ser productivos dice mi mente, ¿pero qué otra cosa es mejor? La lista es extensa pero ninguna de las cosas que están ahí es la adecuada.
Hoy, una vez más, desperté. Siento que no habría una cosa peor que eso y que la muerte no le llega a los talones. El oficio de pensar y dudar comienza a las 8 de la mañana y termina una vez que decides, con la mayor dificultar, dormir. Cuando quieres hacer todo pero sientes que tu día no ha sido aprovechado. Qué dilema.
Tratas de tomar el mismo camino que otras personas han tomado para evitar ese conflicto interno, pero sientes que sería patético y que es mejor optar por uno propio. Siempre será la misma historia: decidir o no decidir.
A veces pienso: ¿y si mando todo al carajo? ¿Qué pasaría si me atrevo? Nunca es suficiente si lo piensas, porque eso es el principio, lo que sigue es tomar acción pero siempre está el "¿cómo?". No debería quedarme enganchado pensado en eso.
Cuando escribo soy consciente de las acciones que tomo, de mi forma de ser y de pensar. No hay nada que nadie podría enseñarme de mi si me juzgaran porque yo me conozco y eso me ayuda a entenderme. Pero me contradigo, porque ni los demás ni yo podrían saber qué quiero.
Trato de darle una oportunidad a escribir lo que pienso y siento como una fuga de escape a todo ese lío mental que me cargo. De alguna manera tendré que sacarlo, es lo más importante.
Como todo, tengo épocas buenas y épocas malas. Donde tengo una autoestima por los cielos y otras por el suelo, respectivamente. Todo está en mis manos, sin embargo, mis manos sudan y se resbalan.
El no suicidarnos es la decisión más valiente que podemos tomar a diario. Qué daríamos por terminar con todo de una vez y no sufrir más estos problemas que tenemos. Y el hecho de no suicidarnos nos lleva a una conclusión: aún somos aptos de vivir la vida.
Esta tarde, escribiendo esto, sé que hay cosas que hacer. Huir de eso será mi primer opción antes de tomar acción ante ellas y resolver todo. Siempre ha sido mejor huir antes que enfrentar la situación, y precisamente lo contrario es lo que se necesita hacer ahora.
Esta noche espero sentirme bien conmigo mismo y realizar los hábitos que quiero imponerme. Pero tengo miedo que sea como las otras miles de noches en las que fui a dormirme sintiendo una culpa terrible de no hacerlas. ¿habrá sentimiento más horrible que dormirse con culpa? ¿Ir a dormir sabiendo que eso te opacará los pensamientos por un tiempo es la mejor solución? ¿será otra noche en la que diga: "otra vez me rendí"? Una vez que me recuesto en mi cama quedo postrado en ella. No hay retorno. Solo queda dormir y esperar al día siguiente que será exactamente igual.
Otro día más.
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El Diario Maldito
Historia CortaEste es un espacio personal para escribir los pensamientos que hacen que vivir me provoque vómito y hastío. También plasmo algunas reflexiones.