[6] Weather Forecast

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Detective Park's POV.

La tensión que rodeaba el ambiente era casi tan tangible como aquel sobre. ¿Qué extraño fetiche tenían los de esa agencia con enviar sobres?

Jennie y yo habíamos llegado a mi casa aproximadamente 10 minutos atrás, y ninguno de ellos ha sido más fácil o menos pesado que el anterior. Durante los mismos 10 minutos la señorita Jennie caminaba de un lado a otro, frotando sus manos con nerviosismo, y a veces llevándolas a su cabeza.

Yo como detective, había visto esa reacción en miles de ocasiones, algunas mejores, otras peores, pero qué decir, son reacciones humanas al final del día. No era nadie para decirle que dejara de sentir lo que sea que estaba sintiendo, por ello, opté por no pedirle que se tranquilizara, sentara o algo por el estilo.

Me encerré en la pequeña oficina de mi casa, sola. No tenía intenciones de que el estado mental y físico de Jennie empeorara con lo que sea que hubiese dentro de ese sobre. Sin embargo, no tenía tiempo para andarme con rodeos, entonces, con la mente fría, rompí el borde, vaciando su interior sobre el escritorio.

Sabía que sería malo... Pero no tanto. Mis ojos no podían creer lo que estaba frente a ellos. Estas atrocidades no deberían considerarse siquiera humanas. Al solo darle un pequeño vistazo no me quedó muy claro nada, lo único de lo que estaba segura era que Jennie no tenía el apéndice lo suficientemente fuerte para soportar esto. Aunque para mi mala suerte, de todos modos tenía que enterarse.

Optando de nuevo por no gastar tiempo, salí de aquella habitación, dirigiéndome hasta la sala, en donde la víctima se encontraba, actuaba igual de frenética o quizás más que hace un momento. Sus manos sudaban, y lo sabía porque constantemente las frotaba contra sus piernas para eliminar la humedad, también sus ojos lucían perdidos en la nada, demostrando clara intención de dispersión, y por último su respiración era acelerada. Me preocupaba su estado actual, podría pasarle algo...

—Eh... —con mucha calma, lentitud y cuidado me acerqué casi por completo a su posición. Observarla ahí siendo consumida por la curiosidad me estaba consumiendo a mí. Esto era más de lo que el trabajo de un detective exigía—. Creo que deberías saber qué hallé —tragué saliva. Ella hizo lo mismo.

Tan solo asintió levantándose, pero la detuve sujetándola del brazo con fuerza.

—No sé si puedas con... —me interrumpió soltándose, caminando por sí sola a la oficina.

—Tengo que verlo. Independientemente de lo que vaya a encontrar —pasé saliva nuevamente y tan solo aguardé.

Entró sigilosamente ubicando su cuerpo frente al escritorio. No podía deducir su expresión porque me daba la espalda. Lo que sí había notado era que definitivamente ya lo había visto todo. Tambaleándose un poco, comenzó a retroceder, acto que me hizo avanzar hacia ella. Temía que pudiera caerse al suelo. Chocó contra mí. La tomé de los hombros obligándola a girarse y encararme. Fue ahí cuando lo noté.

Sus ojos cristalizados debido a la sorpresa, su rostro aún más pálido de lo que venía estando por todo lo que pasó, y su cuerpo débil y frío, estático frente a mí.

—Necesito... —llevó una de sus manos a su boca para cubrirla. Entonces comprendí que lo que intentó decirme era que necesitaba usar el baño. Sabía que no tenía apéndice ni estómago para esto.

Corriendo por el medio de la sala, la llevé hasta el baño más cercano y levanté la tapa del retrete para que expulsara en él toda la repulsión y asco que sintiera. Me hinqué a su lado, tomando con una mano su cabello, y con la otra dándole pequeñas palmaditas en la espalda hasta que se deshiciera de todo.

Cuando terminó, jaló de la llave del baño, arrojando luego su cuerpo a un lado de la puerta. Suspiró y me observó solamente. Suspiré también al verle así. Le regalé mi mejor mirada de "lamento que hayas tenido que ver eso".

—Te traeré agua —tomé entre mis manos el papel higiénico, cortando un trozo antes de tendérselo—. Ten —ella lo tomó asomando una leve sonrisa por sus labios. Murmuró un "gracias" que respondí con una pequeña reverencia, y salí de allí.

En la cocina, busqué un vaso, que al encontrarlo llené hasta arriba de agua con gas. Además, vertí un suplemento en polvo para los problemas estomacales. La necesitaba al 100 para lo que teníamos por delante. Caminé de regreso, llevándome la sorpresa de su desaparición. Desesperada, giré mi cabeza y mi cuerpo por todos lados, fallando en el intento de encontrarla.

No estaba en la cocina, ni en la sala, ni en el baño y tampoco en la oficina. Sería muy extraño buscarla en el armario, y como no escuché la puerta, tampoco estaba afuera. Entonces la única opción que me quedó fue buscarla en mi habitación. A pesar de ser mía, toqué la puerta antes de entrar. Y como era de esperarse, ahí estaba.

Su espalda cubierta tan solo con el sujetador frente a mi closet era lo único que podía ver. La luz de la lámpara de noche brindaba iluminación suficiente como para verle. Al girarse, traté de todas las maneras posibles dentro de mis capacidades de no observar sus pechos, pero, no pude por dos razones. La primera, su sujetador era realmente muy bonito, y la segunda, tenía una camisa de mi propiedad entre sus manos, muy cerca de sus pechos, per se.

—Lo siento mucho yo... —calló un instante—. Ensucié mi camiseta en el baño, me la quité y la lavé. Encontré la lavadora de camino aquí, así que la usé. Tan solo buscaba que ponerme antes de que volvieras —explicó apenada pasando la camisa por sus brazos, sin abrocharla. Sus manos temblaban repentinamente.

—Calla —dejé el vaso sobre la mesa de noche y me acerqué a ella para abrochar los botones. Cuando terminé se alejó sentándose en la cama.

—No es así como imaginaba la habitación de una detective —miraba atenta a su alrededor.

—Pero te la imaginabas, mínimo —bromeé para alivianar la tensión instalada desde que llegamos. Ella rió por lo bajo—. Toma —estiré mi brazo hasta entregarle el vaso. Le hice entender que debía terminarlo todo. Así lo hizo, con una mueca de disgusto al final, lo que me dejó más tranquila—. ¿Cómo te sientes? —llegué a su lado, imitando su postura sobre la cama.

—Me siento... Confundida y preocupada.

—Puedo entenderlo —ambas asentimos—. Debe ser difícil para ti estar en una situación así —asintió otra vez.

—Lo es —lanzó un suspiro—. No sé cómo las personas como tú se ven tan acostumbradas a este tipo de cosas. Estoy segura de que ves cosas como esas al menos dos veces por mes.

—Y no te equivocas. Es complicado —eché mi cuerpo hacia atrás, cayendo de espalda contra en colchón—. Con el tiempo te acostumbras. Por más repulsivo que suene —Jennie imitó mi acción anterior, acostándose a mi lado.

No sabía por qué esta situación hacía que mi corazón latiera más rápido.

—No sé cómo contarle a Lisa... —susurró apenas. Que si no fuera por nuestra cercanía, no la hubiese llegado a oír—. Su reacción no me la quiero ni imaginar —habló en un tono audible esta vez.

—Si quieres puedo hacerlo yo. Estoy acostumbrada a dar testimonios parecidos —ella tomó mi muñeca como acto reflejo.

—¡No! —negó levantándose repentinamente. Logrando sobresaltarme—. Déjamelo a mí. Yo me encargo —se levantó por completo frente a mí extendiendo su mano para que la tomara—. Por ahora hagamos lo que tenemos que hacer —junté nuestras manos y salimos de mi habitación para ponernos a trabajar.

No conocía los elementos adecuados para pronosticar el clima, pero si de algo estaba segura era que el panorama de Park Marcus estaría muy nublado de ahora en adelante.


Cut.

STILL IN WAR ; JENLISA (MODEL'S WARS II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora