[4] Evidence

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¿Realmente debía de hacer esto si recién "despierto" de mi coma emocional?

Suspiré.

—Entiendo que no estés lista —mencionaba Lisa preocupada a mi lado, casi en un susurro—. Pero-

—Lili —ubiqué mi dedo índice sobre sus hermosos labios para que cerrara el pico de una vez y dejara de preocuparse tanto—. Estoy lista —afirmé segura porque así era—. Me consta que mi apariencia debe manejarse para al menos acercarse un poco a lo que era... —me mantuve en silencio unos segundos antes de continuar—. Me quejaba realmente porque quería pasar tiempo de caridad contigo —hice un puchero—. Tan solo era eso. Estoy lista para salir y disculparme con Kazuma también —culminé lo que le decía caminando de inmediato a mi vestidor, a por un conjunto que oculte casi por completo mi condición. Al tomarlo, retiro la ropa que traía para deslizar la nueva por mi cuerpo. Una vez vestida camino con Lisa que seguía mis pasos, tomamos nuestro calzado y salimos, no sin antes tomar las llaves del auto.

Aunque yo no quería usarlo, mientras ponía sus zapatos, me escabullí hasta el llavero y tomé secretamente las llaves de su motocicleta. Quería, o más bien necesitaba esa sensación, del aire contra mi rostro, mi cabello revoloteando por su cuenta, pero sobretodo yo abrazada a su cintura aspirando su aroma, causándole nervios por apretarla tan fuerte durante las curvas.

En el estacionamiento, frente al vehículo solo lo observaba, Lisa hacía lo mismo, esperando mi próximo movimiento, el cual se resumió a fruncir mis cejas para continuamente enseñarle las llaves de su motocicleta. Ella sonríe pero de inmediato deshace ese gesto, comenzando a negar con la cabeza.

—No, no, no, no y no. Dos mil veces no —continua con su negación, quitándole la alarma al auto. Sube al vehículo y lo enciende. Luego de un momento, en el que me mantenía aún ahí de pie, a un costado, Lisa repentinamente abrió la puerta del copiloto para que subiera. Retándome.

—No pasará, querida —me hallaba inclinada respondiéndole, hasta que aventé la puerta, logrando cerrarla en un estruendoso golpe seco—. Supongo que me arrepentiré de esto hasta que muera —susurré trasladándome hasta la motocicleta, subiendo a ella, e insertando la llave en su respectiva ranura, que después de una larga respiración y una pequeña súplica hacia Dios para no morir en el intento, la giré, consiguiendo el rugido del motor.

«Jennie 1 - Motocicleta 0» pensé.

Lisa al admirar la escena por si misma, se alarmó lo suficiente como para apagar el auto acto seguido de maldecir dentro del mismo. Ahora se hallaba a mi lado con un aspecto que no describía nada más que desaprobación.

—Baja ya. Yo conduzco —negaba su cabeza a la vez que colocaba su casco, y me entregaba a mí el mío—. Eres terrible, Jennie jefa Kim  —giró sus ojos y luego se acercó a mí, me tomó de la cintura y me pegó peligrosamente a su cuerpo—. Te he extrañado cada día al despertar y cada noche antes de ir a dormir —susurró dulcemente en mi oído, sacándome de manera involuntaria una lágrima que ahora recorría desde el origen hasta su cuello, logrando que se alarmara al sentir la pequeña humedad deslizarse por su hombro descubierto—. No llores —suplicó tan solo. Nos separó y besó mi frente regalándome una adorable sonrisa—. Solo... No vuelvas a abandonarme —quitó con delicadeza el protector aún en mis manos, lo colocó en mi cabeza, lo ajustó y subió a la motocicleta, no sin después ayudarme también a subirla—. ¿Lista, Jen? —sin esperar respuesta de mi parte echó a andar por las calles de Seúl.

«Contigo a mi lado, siempre estoy lista, linda.»

15 minutos después.

Impaciente, pero nerviosa movía mis manos frenéticamente sobre el escritorio de la detective Nayeon. Su mirada y la de mi novia recorrían solo dos puntos: la mía y la puerta, esperando la llegada de Kazuma, quien nos citó con urgencia. Temía por lo que pudiera decirnos.

STILL IN WAR ; JENLISA (MODEL'S WARS II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora