[13] Statement

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El cuerpo de Jeff fue entregado esta mañana luego de que sus órganos fueran evaluados y puestos a consideración para donación. Por ello, la tardanza por parte del hospital.

Hace unas horas en conjunto a la carroza fúnebre, trasladaron su ataúd al cementerio principal de la ciudad. Mi hermano y yo nos encontrábamos a un lado del agujero en donde pronto sería enterrado para siempre el cuerpo de nuestro padre.

No teníamos planeado ni pretendíamos hacer un funeral. Tan sólo una corta despedida por parte de sus hijos -cuyas vidas les arruinó-. De hacerlo en una forma distinta, terminaríamos organizándolo Jeremy y yo de todos modos; porque, principalmente, Jessica (su ex-esposa, nuestra madre) no poseía ninguna razón que lo siguiera atando a él, por lo que su responsabilidad se describía a si misma como nula. Por otra parte, su familia era inexistente para nosotros. Nunca los conocimos, y de haberlo hecho, estaba segura que resultarían extranjeros, es decir, otra equis en la lista de opciones.

Jeremy y yo habíamos realizado un trabajo estupendo. El ataúd (bastante decente, a decir verdad), el puesto en el cementerio bajo un lindo árbol, y, la lápida con su nombre -absteniéndonos a enmarcar una frase llena de insultos junto a su nombre-, lo habíamos conseguido todo. Era más de lo que se merecía. Quizás sí éramos excelentes hijos como solía llamarnos al final…

—Odio esto —murmuró mi hermano en un tono casi inaudible.

What’s the matter? —pregunté usando mi acento neozelandés.

—¿Cómo sigues teniendo el acento tan marcado? —cuestionó entre enfadado y sorprendido—. ¿No viviste hace poco en Estados Unidos?

—Sí, ¿Y? —elevé una ceja—. ¿Eso qué tiene que ver con lo que odias? —Jeremy parecía algo sacado de sí. Creo que el que lo haya escuchado lo tomó desapercibido.

—¿M-me oíste? —asentí. Él suspiró con fuerza—. Odio esta brisa fría arrasadora de soledad —bajó la mirada repentinamente—. Es así como se sienten los funerales, las despedidas...

—Las cosas que detestas —me acerqué a él. Lo que me decía me hacía recordar nuestras pérdidas en el pasado, desde algunos familiares, cercanos y lejanos, hasta peces dorados que terminaron su vida por el retrete—. Pero no estás triste, ¿O sí? —Jeremy negó moviendo su cabeza de un lado a otro.

—No triste. Pero algo desolado… —admitió—. Volví a verte por su culpa. Entonces, ¿Qué me asegura que su partida no significará nuestra separación? —parecía realmente preocupado por mi respuesta.

—Tan solo que te quedes —elevé mis hombros—. Él ya nos dejó. No tienes que seguir huyendo.

—Vaya —echó su cabeza para atrás acompañando el gesto de un suspiro—. Parece que papá tenía razón.

No pude evitar fruncir el ceño. Escucharlo decir “papá” dolía más que pronunciarlo por mi cuenta.

—Lo que dijo aquel día en el hospital —estaba aún algo desentendida con su relato—. Cuando aseguró que eras más fuerte que yo —rió con ironía. Fui yo la que negó esta vez.

—No del todo —contesté.

—¿¡Del todo!? —reí ante tal reacción.

—Quiero decir, sí soy más fuerte que tú —ahora mi hermano se encontraba en un estado semi-depresivo—. Pero tú también eres muy fuerte —afirmé—. Todo lo que hiciste, para protegernos a mí y a mamá fue muy valiente de tu parte —observé una lágrima deslizarse por su mejilla—. Irte y desperdiciar tu juventud para vivir como un fugitivo en países desconocidos debió marcar tu vida de muchas maneras, y pese a ello tú seguiste jugándote tu vida por mantenernos alejadas de la maldad que existe en este mundo tan cruel. Que en algunos casos resultaba ser tu propio padre —reí amargamente mientras lo escuchaba sollozar por lo bajo desde su posición—. A eso le llamo ser fuerte, valiente y el sacrificio que todo hombre de familia debería de hacer —suspiré—. Eres admirable, hermano.

STILL IN WAR ; JENLISA (MODEL'S WARS II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora