[12] Mom

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—¡Linda! Ya vamos —apuraba a Lisa inquieta, mirando el reloj en mi muñeca una y otra vez.

Íbamos tarde a la cena con mi madre. No quería que sintiera que estaba desplazándola.

—¡Ya voy! Solo-

Al pasar por mi lado la tomé de la mano. Me dediqué el tiempo necesario en mirarle a los ojos hasta descifrar que ocurría con ella.

Suspiré.

—Tienes miedo de conocerla —resoplé leyendo los subtítulos que su mirada me lanzaba.

—N-no es así. Yo-

—Va a adorarte —expresé sinceramente antes de que continuara con sus estúpidas excusas que nadie cree.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó con ojos esperanzados de un cachorro perdido. Tenía miedo y lo entendía.

—Porque yo lo hago. Yo te adoro —sonreí apretando ligeramente su mano y de esa forma, entendiera que todo estaba bien.

—¿Se parecen mucho? —asentí.

—Hm —continué asintiendo—. Solo que sus gustos son terribles —completé sacándole una risa. Yo elevé los hombros—. Es la verdad.

Media hora después.

Hace unos diez minutos llegamos al departamento de mi madre.

Lisa, que tanto se preocupó por su apariencia lucía fantástica. Llevaba una falda ajustada que cubría casi toda la extensión de sus muslos, con mallas debajo de dicha falda, que junto a un delicado suéter de tela un poco transparente color menta completaba a la perfección su atuendo de esta noche.

Podría lucir cualquier cosa y verse increíble. Pero lo más importante en su apariencia siempre será su hermosa y amplia sonrisa, que alumbraba toda una habitación a dónde quiera que fuera.

Con mi madre charlaban de una cosa y la otra. Desde el segundo en el que se conocieron no pararon de hablar. Al parecer tenían más cosas en común de las que pensé. Lo cual alegraba mi interior de sobremanera.

Yo estaba en la cocina al tanto de la sopa de camarones que mi madre había preparado. Qué una vez lista serví en tres platos acompañados de cubiertos para que pudiéramos proceder en nuestra cena. Las tres nos sentamos en silencio y degustamos la exquisita comida que mi madre cocinó para nosotras.

Seguimos hablando de todo y nada a la vez.

Comentó que estaba encantada con su nuevo departamento pero que necesitaba decorarlo más, ya que se notaba mucho que acababa de adquirirlo. A ello, le mencioné que Lisa era realmente muy buena decorando, cosa que afirmó diciendo que tenía un título en diseño de interiores. Yo no pude evitar sorprenderme ante tal declaración, ya que no tenía la menor idea. Me constaba que era una maestra en la decoración, pero siempre pensé que era ambiciosa y ya, llevándome como respuesta un "no lo sabes todo sobre mí, Jen" de su parte. Y no la iba contradecir porque no se equivocaba.

Llevábamos más de un año conociéndonos. Un año en el que experimentamos altas y bajas. Un año en el que estuvimos la una para la otra en todo momento. Hemos llorado, reído, jugado y hecho un millón de cosas junto a la otra. Me emocionaba saber el porvenir que nos esperaba. Me hacía genuinamente feliz conocer una faceta distinta de ella cada día. Aprender de ella y disfrutar de la más mínima cosa a su lado.

Respecto a mi madre, ella tan solo quedó casi o tan enamorada como yo de Lisa. No paraba de decirle lo hermosa y simpática que era. No mentí cuando afirmé su futura adoración, la cual llevaba su nombre.

Sobre otros asuntos pendientes... Le conté a mi madre acerca de la partida de Jeff. Cosa que ella aseguró ya saber.

Al parecer hoy por la tarde debía retirar unos resultados de laboratorio de uno de sus empleados. Fue al hospital, percatándose sin esfuerzo que por todos lados estaba escrito el nombre de su hijo mayor junto la frase "tiene negado el acceso a nuestras instalaciones". Algo sacada de sí, se dirigió a recepción para solicitar información y una posible razón, en donde obtuvo por respuesta: "al parecer se trata de un familiar problemático del paciente de mediana edad que falleció hace unas horas". Y que no había que ser demasiado listo para comprender que se trataba de Jeff Kim, su ex marido, ahora ausente en el plano real.

Mamá indicó que su muerte no significaba nada que no hubiese aceptado con antelación. Era fiel a aquella frase trillada de "no se muere el que se va, sino el que se olvida", y Jessica, al recibir tantas traiciones por parte de Jeff, lo consideraba más que un hombre olvidado para ella. Admiraba su capacidad de superación.

Nos despedimos cariñosamente de ella. Y por supuesto no dudó en invitarnos a visitarla cuando quisiéramos. Salimos de su departamento y nos dirigimos a petición de Lisa a la plaza. Me había mencionado desde antes que quería pasear de la mano conmigo durante la noche.

—Es una linda noche —aludió por lo bajo jugando con mis dedos a la par que caminábamos.

—Todas las noches a tu lado son lindas —toqué tiernamente la punta de su nariz antes de sentarnos en unas bancas que habíamos observado mientras aún permanecíamos en el auto.

—No digas eso —pareció sonrojarse—. No siempre se la puede pasar bien —indicó lo obvio con un poco de decepción en su voz. Sabía que no le gustaba pasarla mal, digo, ¿A quién sí?—. Aunque a pesar de ello, me gusta estar siempre contigo —llevó mi mano aún agarrada a la suya a sus labios y posteriormente depositó un pequeño beso sobre la misma.

—¿Disfrutas de mi compañía? —pregunté evitando su mirada.

—Hm —asintió segura—. Por supuesto.

—¿Por qué? —esta vez sí volteé a mirarle. Debía saber lo que me decían sus ojos en conjunto a su respuesta. Lisa me podía mentir pero ellos no.

Lili suspiró.

—Jennie para mí es muchas cosas —parecía armarse de valor antes de proseguir. Nunca había empezado algunas de sus frases de esta manera—. En especial una perdición asegurada, de la buena manera —agregó rápidamente con un ademán evitándome confusiones—. Jennie cuida de mí, se preocupa por mí y espera por mí. Sin importar la situación ni cuánto tiempo deba pasar —asentí a todas sus palabras, ya que estaba en lo correcto—. Quizás te he causado problemas en el pasado. Nunca te dejaba explicarme las cosas que en mi cabeza pasaban de una forma específica, al ser la realidad una completamente distinta —suspiró—. Jennie tampoco fue un ángel conmigo en todo momento —despegué mis ojos de los suyos al escuchar eso. No lo había anticipado—. Pero siempre te asegurabas de limpiar tu desastre. Disculpándote o mostrándote honestamente arrepentida —conecté mi mirada con la suya—. Entonces yo quería disculparme —tomó una gran bocanada de aire—. Lamento haber sido tan impaciente, frívola, grosera e irrespetuosa contigo. Contigo como mi novia, y también con la señorita Jennie, quién es mi jefa —no pude evitar reírme ante sus ocurrencias—. Lo lamento, Jennie jefa Kim —soltó mis manos para levantarse y ofrecer una reverencia.

De inmediato me levanté ubicándome a su lado, para hacerla enderezarse y luego abrazarla con todas mis fuerzas. Cosa que ella correspondió.

—No tienes que decir esas cosas —susurré cerca de su oído—. Jennie te ama —solté sin pensarlo. Notando gracias a su silencio lo que recién había dicho.

A pesar del tiempo, ninguna había sido capaz de decir esas dos palabras.

—Di-dijiste... —tartamudeando buscó decir lo que había hecho.

—Sí —le aseguré deshaciendo el abrazo—. Dije que te amo —me acerqué a su rostro mientras hablaba.

—Me amas —de inmediato, sus ojos se cristalizaron, llenándose -o eso esperaba- de lágrimas de felicidad—. Yo también te amo —confesó cubriendo su cara con sus manos antes de que se tornara rojiza. Fallando en el intento.

—Lo sé, linda —tomé sus manos para apartarlas de su hermoso rostro—. Lo sé.

De puntillas, besé delicadamente sus labios. Demostrando con tan solo ese gesto toda la sinceridad que se acumulaba dentro de mí al tratarse de mi linda Lisa.

Mi fuente de luz.

Cut.

STILL IN WAR ; JENLISA (MODEL'S WARS II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora