Capítulo 28

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Chi se despertó rodeada de blanco. Se incorporó rápidamente, entornando los ojos. Había una ventana a su derecha con las cortinas abiertas, dejando que la luz se reflejase y rebotase en las paredes y suelos blancos. Cuando fue a tocarse la cara, notó que algo tiraba de su brazo. Dos tubos finos la conectaban a una bolsa llena de líquido azul. Los arrancó con rapidez, sintiendo una pequeña punzada de dolor.

Se sentía tan desorientada, tan cansada... y por alguna razón, enfadada.

Alguien llamó a la puerta, pero Chi mantuvo los ojos pegados a sus pies desnudos, en silencio. Ethan abrió la entró lentamente, hasta que notó a la joven sentada al borde de la cama.

—¡Chi! —el joven terminó de abrir la puerta de golpe y se acercó a su compañera con rapidez. Se arrodilló a su lado, intentando ver su cara atrás de la cortina roja de su pelo—. Como me alegro de que estés despierta. ¿Cómo te encuentras? ¿Qué te ha ocurrido?

—¿Dónde estamos? —susurró ella, ignorando las preguntas de su compañero.

—En el hospital de la Zona Central... Chi necesito que me digas que te ha ocurrido —Chi pensó para sí misma que eso explicaba la habitación blanca y aquel olor estéril—. Ninguno de los sanadores ha conseguido averiguar lo que te ha pasado.

—No estoy segura... me desperté con alguien encima. Tenían la mano sobre mi boca y estaban sangrando.

La joven cerró los ojos, dejando escapar un suspiro tembloroso. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. "¿Por qué?" Se preguntó a sí misma.

—¿Qué? ¿A qué te refieres con que estaban sangrando? ¿Tienes alguna idea de quién?

—No, pasó todo demasiado deprisa. Su mano estaba sangrando y la tenía puesta sobre mi boca —por primera vez, Chi miró a Ethan a los ojos—. Intenté defenderme. No podía moverme y dolía tanto...

—Chi, Chi, no pasa nada, ¿Té... encuentras mejor?

—No, Ethan, no me encuentro mejor —mientras aquellas agrias palabras escapaban de su boca, escuchó tres pares de zapatos azotando el suelo al unísono, acercándose por el pasillo—. Estoy tan... enfadada. Tan enfadada que la garganta me duele al hablar y no sé cómo hacer que pare —Chi mantuvo su mirada, empañada con miedo y furia y confusión, sobre la de su compañero.

—Chi...

Antes de que pudiese decir nada más, Hikami entró por la puerta que Ethan había dejado abierta. Detrás de ella, Jack y Rax siguieron.

—Dejadnos, por favor —dijo la mujer sin siquiera mirar a Ethan. El joven dio un pequeño asentimiento antes de levantarse y caminar hasta la puerta que uno de los guardias cerró a su espalda.

—Chi, mi amor —Hikami se sentó sobre la cama, dejando caer aquel velo duro y frío que siempre vestía, y le dio un gran abrazo, el cual Chi recibió quieta como una estatua—. Uno de los sanadores me ha puesto al día de lo que ha ocurrido. ¿Cómo te encuentras? ¿Qué necesitas?

—¿Dónde has estado? —dijo Chi, después de unos segundos de silencio. Tenía el ceño fruncido con fuerza, como si su expresión estuviese intentando suprimir todas las emociones que estaba sintiendo en aquel momento. Hikami pasó un dedo por el pelo de la joven, poniéndoselo detrás de la oreja.

—¿A qué te refieres...? En el palacio por supuesto.

—¿Has estado en la Academia todo este tiempo? ¿Por qué siempre tengo que terminar en el hospital para que vengas a visitarme? Ha pasado casi un mes desde mi primer día en el gremio, desde la última vez que viniste a verme.

Un resentimiento infundado y puramente egoísta la llenó por dentro.

—Estas últimas dos semanas han sido unas de las peores de mi vida. ¿Pero cómo puedo esperar que lo sepas? Ni siquiera tengo una forma de ponerme en contacto contigo.

Academia De Bestias (ADB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora