Academia De Bestias (ADB #1)

Capítulo 13

Rhonda arrojó a Chi contra el suelo una vez más mientras caminaba alrededor de ella como un depredador a punto de comerse a su presa. Ella se alzó sobre uno de sus codos mientras se pasaba una mano por el cuello, intentaba mitigar el dolor.

—Estoy un poco decepcionada —dijo Rhonda, zarandeando su trenza al caminar—. Ethan me había dado a entender que eras más fuerte que un Volkai común; pero no lo veo. Pareces saber los estilos de pelea que estoy utilizando así que... ¿Cuál es el problema? ¿No sabes poner teoría en práctica?

—No es eso —respondió Chi. Se quedó sentada en el suelo, encorvando la espalda para poder descansar los brazos sobre sus piernas.

—¿Entonces? —su compañera vestía una camiseta de espalda descubierta y unos pantalones elásticos, aireados, de forma que la tela formaba una bolsa de sus caderas hasta la parte alta de sus muslos. Ambas se sostuvieron la mirada, pues Chi no sabía qué responder—. No me digas que tienes miedo de hacerme daño —la chica dejó caer la mirada, respondiendo la pregunta—. No me insultes; levántate.

Chi obedeció, notando la repentina falta de paciencia en la voz de su compañera. En cuanto estuvo de pie, algo la golpeó en la cara... con suficiente fuerza como para hacerla trastabillar hacia atrás. Se tocó el labio inferior con una mano, antes de mirarse los dedos.

Estaba sangrando.

Rhonda seguía de pie frente a ella, con los brazos cruzados, como si no hubiese ocurrido nada.

—¿Qué ha sido eso? —en cuanto preguntó aquello, fue golpeada en el estómago, provocando que tosiese durante unos largos segundos—. ¿Rhonda?

—No puedes sentirte inferior y a la vez subestimar a la gente que te rodea, no es así como funciona el mundo —cuatro extremidades grises aparecieron a su alrededor, moviéndose como colas de animales y, aun así, de aspecto tan duro como el metal. Aquellas... cosas parecían empezar en la espalda de Rhonda... como brazos sin manos, tentáculos finos y afilados—. ¿Te gustan mis escamas?

—¿Escamas?

—Esa es mi magia —dijo, mientras se daba la vuelta lo suficiente como para que Chi pudiese ver el lugar en el que las extremidades se unían a su espalda. La piel alrededor de ellas tenía la misma textura que la de un dragón... El mismo color grisáceo iridiscente que el de las escamas—. Puedo hacer crecer escamas de cualquier parte de mi cuerpo y hacerlas invisibles... Bueno, —Rhonda sonrió— eso entre otras cosas —Chi volvió a pasarse la mano por la boca, limpiándose unas gotas de sangre que habían empezado a caerle por la barbilla—. Ahora que todo está explicado, vamos a hacer esto en serio, ¿Quieres? Ya hemos malgastado suficiente tiempo.

Las escamas de Rhonda volvieron a desaparecer, y la joven se puso en guardia. Chi hizo lo propio, alzando sus manos abiertas frente a su cara, como garras, y doblando las rodillas, imitando la postura agresiva de su compañera.

Rhonda fue la primera en moverse, cerrando el espacio que las separaba sin dudarlo. Chi bloqueó el primer puñetazo de su compañera dirigido directamente a su mandíbula. Instantáneamente bajó las manos para desviar su gancho izquierdo. Comenzó a buscar aperturas en las defensas de Rhonda.

Con cada puñetazo de Chi que bloqueaba, su cuerpo se movía más y más hacia atrás por la fuerza de cada impacto.

La chica no lo sabía, pero si su compañera no estuviese reforzandose los brazos con sus escamas, sus huesos ya se habrían roto por la presión.

Rhonda vio una apertura al esquivar el gancho derecho de Chi y deslizó una mano hasta su nuca. Empujó su cabeza hacia abajo, lo suficiente como para poder darle un rodillazo en la cara.