Capítulo 12

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Chi se despertó sobresaltada, al escuchar una mano aporreando su puerta. La noche todavía era cerrada del otro lado de su ventana por lo que su corazón se aceleró, con miedo... hasta que recordó que ya no se encontraba en el sector.

Ya no tenía que tener miedo de la gente que la rodeaba.

Se deslizó sobre las sábanas, con la torpeza de alguien que seguía medio dormido, y abrió la puerta.

—Ya estabas tardando —gruñó Kobu. Sus ojos bajaron automáticamente al cuerpo de Chi, cubierto únicamente por una camiseta que apenas le bajaba hasta los muslos—. Por los espíritus, ¿Cómo abres así la puerta? ¡Vístete!

—Pensé que ibas a tirar la puerta abajo —contestó ella, demasiado dormida como para actuar con su docilidad de siempre—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Cómo que qué estoy...? —Kobu se calló y puso una mano sobre la frente, cubriendo tanto sus ojos como su falta de paciencia. Se dio la vuelta, al ver que a Chi no parecía molestarle estar medio desnuda frente a él—. Estamos empezando tu entrenamiento.

—¿Qué hora es?

—Las cuatro de la mañana.

—¿Por qué tan temprano...?

—Porque lo digo yo. Ahora, vístete.

El chico se dio la vuelta y dio un portazo sin decir nada más, obligando a Chi a dar un paso atrás.

Ella suspiró, mientras se frotaba los ojos. Era demasiado temprano como para intentar tener una conversación decente con alguien como Kobu. Se quitó la camiseta y se puso uno de los conjuntos que había traído de su casa.

Cuando salió de su habitación el Lobo la miró con el ceño fruncido, antes de comenzar a caminar por el pasillo, sin decir nada.

Chi le siguió, igualando su silencio, mientras luchaba con su letargo. Fuera del hostal, el aire era frío y las pocas farolas que había no brillaban lo suficiente como para iluminar las fachadas de los edificios... Aunque eso a ella no le molestaba, pues en la oscuridad sus pupilas se dilataban hasta adoptar por completo su forma más afilada.

Se detuvieron al lado de la fuente justo cuando Chi reunió el coraje suficiente como para hablar.

—¿Qué vamos a hacer?

—Correr —respondió Kobu, mientras se quitaba la chaqueta que llevaba. Dejó caer la prenda sobre el bordillo de la fuente, a centímetros del agua, quedándose en una camiseta de tirantes blanca.

Fue entonces cuando Chi se dio cuenta de que nunca había conocido a un alumno de la Zona Central antes de venir a la ciudadela. Su cuerpo no se parecía en nada a los de sus compañeros de sector... su musculatura parecía tallada en piedra, resultado de años de entrenamiento y meses en un lugar en el que se peleaba con la vida.

—¿Lista?

—¿Solo vamos a correr? —preguntó ella.

—Intenta no quedarte atrás.

Sin decir nada más, Kobu comenzó a correr... Pero no como lo hacían durante los entrenamientos de su sector, como si estuviesen paseando, sino como si hubiese alguien persiguiéndole.

Chi se apresuró a seguirle y en poco tiempo, para la sorpresa del Lobo, le alcanzó sin problemas. Bajaron corriendo por la calle principal y en un par de minutos, llegaron hasta el muro donde los guardias de turno les dedicaron unas miradas curiosas.

La chica tardó un tiempo en conseguir sacudirse la sensación de que estaba huyendo de algo, de alguien. Corrieron a ese ritmo hasta que el sol comenzó a iluminar el cielo de tonos anaranjados, hasta que Chi dejó de estar relajando el paso para no ir más rápido que el Lobo y empezó a costarle mantener el ritmo.

Academia De Bestias (ADB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora