Capítulo 16

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—Me muero de hambre —se quejó Chi, mientras caminaban calle arriba hacia la plaza. Melibea respondió con una carcajada—. Es en serio.

—No lo dudo —respondió. Tenía un brazo sobre los hombros de Chi, manteniéndola pegada a su costado mientras andaban—. Pero se me hace tan raro que alguien de tu tamaño coma tanto.

—Tampoco es que coma más de lo normal.

—No intentes negarlo, te he visto comer —Chi sonrió, dejando que su compañera se inclinase para darle un beso en la frente. Giraron la esquina a la calle principal, riéndose, hasta que los ojos de Melibea se posaron en una pequeña congregación de gente al lado de la fuente—. ¿Qué está pasando? —murmuró, más para sí misma que para Chi, mientras observaba a dos hombres de armadura plateada. Sin decir nada, la chica se escabulló del agarre de Melibea y comenzó a correr hacia la plaza—. ¿Chi?

—Estoy seguro de que si esperamos, Kenra aparecerá en cualquier momento —explicó Ethan ante la impaciencia de los guardias que se alzaban frente a él—. Si la mandé a descansar después de su entrenamiento...

—Pero no está en su habitación —interrumpió Jack, con brusquedad—. ¿Cómo es posible que no sepas donde...? —el joven calló al sentir la mano de Rax sobre su hombro. En cuanto se dio la vuelta para mirarle, un destello rojo acercándose hacia ellos le llamó la atención.

Chi terminó de cerrar el espacio que les separaba, con una sonrisa de oreja a oreja que sólo vaciló en cuanto registró la expresión irritada en el rostro de Jack.

Sin pensárselo dos veces, dio una zancada hacia ella y le dio una colleja lo suficientemente fuerte como para hacerla trastabillar hacia delante. Chi alzó una mano hasta la parte alta de su cabeza, frotándose allí donde había recibido el golpe.

—¿Qué haces? —exclamó ella con toda la indignación que su personalidad le permitía juntar, que no era mucha.

Se apartó de los dos hombres con rapidez, intentando evitar cualquier otra agresión. No recordaba haber visto a Jack tan enfadado desde que había vuelto a casa después de que sus compañeros la dejasen dos días encerrada en un pozo.

—¡¿Qué haces tú?! —Rax, que todavía no había dicho nada, puso una mano sobre el pecho de su amigo para evitar que se moviese—.¡¿Tienes idea de lo preocupados que estábamos?! ¡¿Dónde has estado?!

—¡Lo siento!

—¡No puedes desaparecer sin más! —insistió Jack, sabiendo que ya no se estaba refiriendo únicamente a lo que estaba ocurriendo en el momento.

—Me había quedado dormida... —murmuró, bajando la mirada al suelo. Jack apartó la mano de Rax y volvió a acercarse a la joven, esta vez para abrazarla.

—¿Qué está ocurriendo? —Melibea se detuvo al lado de Ethan, observando la escena con incertidumbre.

—No estoy seguro —contestó él.

—Lo siento —repitió Chi, contra la armadura del hombre.

—No sabes el calvario que hemos pasado estos últimos días —dijo, mientras se apartaba—. Te estuvimos esperando, pero nunca llegaste a casa y antes de enterarnos de lo que había ocurrido Hikami ya había venido a la ciudadela.

—Lo siento.

—Deja de disculparte —dijo Rax, interrumpiendo su silencio y acercándose para darle un abrazo—. No es culpa de nadie —nada más decir aquello, los ojos del guardia se posaron sobre Ethan, que cambió su peso de un pie a otro con incomodidad.

Academia De Bestias (ADB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora