Capítulo 31

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Leon se sentó al final de la larga mesa de roble que descansaba en el centro de la biblioteca. Ethan estaba sentado del otro lado con Nahuel y Ebony a cada lado. Poco después del comienzo del Torneo, Samuel había insistido en formar una especie de consejo para discutir cualquier problema que surgiese; tanto entre ellos como para el gremio en su totalidad. El corazón de aquel grupo siempre había sido Samuel, Ebony, Ethan, y Nahuel. Pero muchos otros participaban con frecuencia y Leon era uno de ellos.

—¿Qué me he perdido?

—Mucho —respondió Nahuel, con un suspiro cansado. Era obvio que la cercanía del Torneo había empezado a hacer mella en todos ellos—. ¿Estás preguntando por algo en específico?

—Arvel —respondió sin perder un momento. Desde su conversación con Kenra aquella mañana, no había podido sacudirse el malestar. Había pasado el día entero buscando a Arvel por la ciudadela, sin éxito—. Kenra me contó que está siendo "hostil".

—Oh, Kenra, siempre siendo tan amable... —dijo Ebony bajando la mirada hasta su regazo—. Decir que está siendo hostil es quedarse corto.

El ceño de Leon se profundizó y sus ojos se clavaron en los de Ethan, expectantes.

—Durante el entrenamiento que tuvimos en el bosque Arvel atacó a Kenra. La dejó medio congelada y no se lo dijo a nadie —Ethan bajó la mirada—. Tardamos mucho en darnos cuenta de que no había vuelto del bosque y probablemente hubiese muerto congelada si no hubiésemos ido a buscarla.

—¿Lo dices en serio? ¿No fue un accidente?

—¿Desde cuándo Arvel comete ese tipo de errores? —preguntó Nahuel. Su comentario fue mucho más amargo de lo que había esperado—. Después de Samuel él es, sin dudarlo, el miembro más poderoso de nuestro gremio, puede que el más poderoso de toda la Zona Central. ¿De verdad crees que es el tipo de hombre que no puede controlar su propia magia? ¿De verdad crees que se le olvidó decirle a alguien lo que había ocurrido?

Lo único que interrumpió el silencio fue el ligero vibrar de las hadas danzando alrededor de la mesa, iluminándoles entre las penumbras de la biblioteca. Leon no podía creerse lo que sus compañeros le estaban contando. El Arvel que él conocía jamás haría algo como aquello.

—¿Estamos hablando del mismo Arvel que siempre alarga sus peleas porque no quiere matar a nadie? ¿La mano derecha de Samuel?

—Yo tampoco pude creerlo cuando ocurrió —dijo Ebony y de pronto su rostro se oscureció con desaprobación—. Pero todos sabemos de lo que Arvel es capaz y dejar a Kenra congelada en el bosque es algo que él jamás haría sin querer, aunque eso sea lo que él quiera que creamos.

—¿Y por qué sigue aquí? ¿Cómo es que no ha sido expulsado de la Zona Central?

—Porque no hemos dicho nada —respondió Nahuel.

—Pero estáis seguros de que no fue un accidente, ¿verdad?

—Pero es Arvel —Ethan pasó una mano por su pelo, estaba cansado, angustiado—. Es nuestro amigo. ¿Cuántas veces nos ha salvado la vida? ¿Cuántas veces nos ha mantenido por encima del resto de los gremios? ¿Cuántas veces le hemos hablado en confidencia sobre lo mucho que nos duele este Torneo?

—Si le perdemos a él nuestras posibilidades de ganar son muchas menos —Nahuel mantuvo sus ojos azules clavados en los de Leon. No quería decir aquellas palabras, pero tenía que hacerlo— Y estoy seguro de que la Administración no nos dejaría reemplazarle. Con un miembro menos que el resto... no tendríamos ninguna oportunidad.

—¿Así que solo vais a dejar que se pasee por la ciudadela como si nada? ¿Y si le da por atacarla de nuevo, y esta vez terminar el trabajo?

—Si hubiese sido Zafrina... o incluso Rhonda, esta conversación sería diferente. Sabes cómo son y de lo que son capaces. Volverían a intentarlo —aseguró Ebony—. ¿Pero si fuese Mael el que atacó a Kenra en vez de Arvel?

Academia De Bestias (ADB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora