Capítulo 9

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Moverse por la Academia a pie resultaba tedioso, pues entre la Zona Central y los sectores, la escuela tenía el tamaño de una metrópolis entera... A pesar de ello, nadie dijo nada. Incluso Kobu, que no había tardado en alcanzarles volando, caminó con los demás en un silencio respetuoso. Después de lo que había presenciado en el Sector del Sigilo, se le hizo un poco cuesta arriba atacar a su nueva compañera como lo había estado haciendo hasta ahora... Cuando la miraba no podía evitar sentir lástima.

Al llegar de vuelta a la ciudadela, con el sol acostándose en el cielo, la única bienvenida que recibieron fue la de una sombra en el tejado de la taberna.

—¡Arvel! —llamó Ethan, en cuanto vio a su compañero sentado sobre las tejas. El chico se levantó y saltó como si no estuviese a dos pisos del suelo. Aterrizó con una gracia silenciosa, unicamente interrumpida por el más tenue de los tintineos, y caminó hasta el grupo. Como siempre, iba vestido con una túnica negra que ocultaba todo a excepción de sus ojos—. ¿Dónde has estado? Te estábamos buscando...

Chi, que había estado caminando detrás de Melibea, ladeó la cabeza para mirarles. Sin intentarlo, se encontró con los ojos de Arvel que, a pesar de ser de un azul pálido, poseían las mismas pupilas afiladas que las de ella.

Ebony le dio un abrazo a Arvel, el cual le devolvió el gesto, antes de entrar en la taberna con Kobu pisándole los talones. La única que se quedó atrás fue Melibea.

—Creo que todavía no has conocido a nuestra nueva adquisición —continuó Ethan, sin notar el aura que Arvel estaba desprendiendo ante la presencia de Chi. La joven, sin saber qué hacer, se limitó a presentarse.

—Me llamo Kenra —dijo, intentando que su voz sonase como algo más en un murmullo.

—Mientes —se limitó a decir, a través de la tela de su túnica. No había nada en su tono de voz que Chi pudiese utilizar, nada que le diese una idea de por qué había dicho eso; nada aparte de hostilidad y frialdad en sus ojos de reptil.

Ella inspiró hondo, mientras su corazón se aceleraba. ¿Cómo sabía que estaba mintiendo? ¿Cómo tenía que reaccionar?

—No estoy mintiendo.

—Tampoco estás diciendo la verdad —replicó él sin ceder... Sin darle espacio para defenderse. Chi fue la primera en bajar la mirada, sintiéndose sobrepasada por la presencia del chico, la cual era mil veces más poderosa que la suya.

—Déjala en paz —Melibea dio un paso al frente, deteniéndose al lado de Chi, y hablando por primera vez—. ¿Cuál es tu problema? —Arvel bufó antes de darse vuelta y caminar al edificio del que se había bajado—. ¿Qué le ocurre? —insistió ella, mirando a Ethan, que seguía la espalda de su amigo con la mirada.

—Ni idea, ya sabes cómo es con sus cosas.

—Ya... —Melibea puso una mano sobre los hombros de Chi, inclinándose para cerrar la diferencia de alturas—. No te lo tomes muy a pecho, Arvel es... especial.

—Hay mucha gente especial en este gremio —Melibea chasqueó la lengua ante su comentario, mientras asentía.

—No te equivocas —comentó Ethan.

—Vamos dentro, me estoy muriendo de hambre y estoy segura de que no soy la única... Sobre todo con el día que hemos tenido.

Los tres entraron en la taberna y adentro se encontraron con el gremio casi entero, bebiendo, comiendo y riendo. Chi supo que ella no era la única sorprendida por la atmósfera de celebración gracias al ceño fruncido de Ethan y la sorpresa en la sonrisa de Melibea. Esta última no desperdició la oportunidad para apresurarse hasta la barra y llenarse una jarra de cerveza, lista para unirse a la celebración.

Academia De Bestias (ADB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora