Bloom Domino, una chica de veintiséis años, graduada con honores, una gran kinesióloga y cirujana en el Hospital Alfea.
Sky Eraklyon un hombre arrogante, de treinta años, lleva en sus hombros la administración de Revistas Eraklyon, después de un apa...
Después de salir del hospital fui a mi casa arreglarme para la cita con Sky.
Estaba muy nerviosa, me aterraba salir con el, más con sentimientos de por medio.
Entre al baño a darme una ducha y quitarme ese olor a hospital.
Escogí un vestido negro con unas sandalias con tacón, un poco de maquillaje, puse mi pelo en una cola alta, tomé una bolsa de mano ahí puse dinero, mis tarjetas, llaves, y mi celular.
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A la hora que Sky había dicho su chofer paso por mí.
(...)
- No sabría que sería en tu departamento - le digo a Sky.
- Quise que fuera más privado - responde. - Te ves muy guapa, nuestro bebé se empieza a notar - dice viendo mi panza.
- Si él o ella apenas todos supieron comenzó a notarse - respondo.
Nos sente en uno de los sillones del departamento de Sky, este era de colores negro, gris y blanco.
Comenzamos hablar de diversos temas hasta que llegó al tema que me causaba nervios.
- No fuiste ni serás un juego para mí, enserio me gustas, has llamado mi atención como nadie, y aunque esa ocasión yo no pude colaborar mucho que digamos fue la mejor experiencia - me dice.
- ¿Que quieres decirme con esto? - preguntó.
- Que eres la mujer que quiero tener en mi vida, claro no quiero amarrarte a estar conmigo y yo en esta silla, apenas pueda caminar - dice.
- Entiendo - le respondo.
- Creo que soy muy egoísta por qué quiero tenerte en mi vida sin importar lo que digan incluso aunque este postrado acá - cambia sus palabras. - Tengamos algo Bloom, quiero estar al lado de ambos, son lo más importante para mí - sigue diciendo.
- Pero podemos dejarnos esto solo para nosotros dos un tiempo, mi prioridad es como tu doctora que vuelvas a caminar, y si se enteran no se que vaya a pasar - le respondo.
- No tengo problema, mientras seamos exclusivos, lo que sea pero contigo - me responde.
Este con cuidado me jala, me sienta en sus regazos y me besa, extrañaba sus besos, y como sus manos acariciaban mi espalda.
- ¿Frente a los demás vamos aparentar no ser nada? - pregunta.
- Sí, solo dame tiempo, tu tratamiento es lo primero, y no sé cómo reaccionen mis padres - le respondo entre el beso.
- De acuerdo mi princesa - dice para seguir besándome.
(...)
Cuando desperté me encontraba en una cama que no era la mía, y entre unos brazos fuertes.
