18 huellitas.

336 54 22
                                    

El bolso lavado y sacudido, perfume, tres chocolates escondidos en el fondo, zapatos pulidos y cabello peinado hacia atrás. El reloj en su muñeca, para verse más llamativo y un conjunto elegido con ayuda de su hermano menor, también. Sí, Jihyo estaba seguro de que estaba preparado para su cita, o bueno, si lograba convertirse en una.

Jihyo era esa clase de chicos que al sentir emoción de algo, lo anticipan tanto que, así no lo procuren, terminan repasando demasiado las cosas debido a los nervios. Aquello lo consideraba una desventaja, pero incluso a él mismo le sorprendía haberse levantado temprano ese día, haber bajado al perro, cocinado y fregado, y para completar; haber arreglado su cuarto con tiempo de sobra para arreglarse él mismo y asegurar que todo estuviera en orden.

Hasta sus padres estaban sorprendidos, entre ellos murmuraban lo chistoso que resultaba verle tan juicioso con el orden, mucho más siendo responsable, cuando el dueño de ese título en la familia era Jimin.

ㅡ¿Ya terminaste? Vamos tarde. Apúrate.ㅡ El último mencionado terminaba de anudar sus trenzas, era la tercera vez que se pisaba las esquinas del lazo en sus zapatos y los desamarraba sin querer. Ya Jihyo estaba un poco impaciente (se le notaba demasiado).

ㅡEspera, siento que estoy dejando una parte de mí aquí.

ㅡ¿Ahora qué se te quedó...?

El menor, rascando su barbilla con la más lenta de las perezas, miró hacia el suelo pensando en aquello que le faltaba y que era de suma importancia. Tan pronto como se sumergió en sus pensamientos, salió de ellos corriendo con dirección a la cocina.

Jihyo cruzó sus brazos, no quería enojarse, ni mucho menos irritarse demasiado, porque tenía un momento importante ese mismo día, así que suspiró profundo. Los pasos de alguien aproximándose llegaron a sus oídos, obligándolo a subir la mirada para saber que se trataba de Jimin, quien corría con su teléfono en mano.

ㅡ¿Eso era lo que estabas buscando, Park?

ㅡNo puedo dejar a mi bebé.

ㅡEres un vicioso.

ㅡComo sea, ¡Vámonos!

ㅡNo se vayan a venir tan tarde, los dos.ㅡ Habló su mamá con las manos llenas de espuma por estar lavando a mano una de las camisitas recién compradas para el perrito. Justo este último comenzó a dar vueltitas, mirando como los dos muchachos estaban empujándose mutuamente en toda la puerta, entonces Jimin se detuvo para agacharse y desordenar su pelaje esponjoso.

ㅡVengo más tarde, espérame ¿Sí? Quizás te compro algo por ahí.

Dejando que lamiera su cara una última vez, se incorporó, le regaló una sonrisa y finalmente, la salida había comenzado.

No tan arrastrado, Jimin sorpresivamente se arregló las ropas para verse presentable ante la pretendiente de su hermano en el camino. Mentía si decía que la situación no le emocionaba así fuese una emoción ajena; porque lo hacía, y podía sentirse animado internamente por saber la historia de esos dos, pero aún así, su entusiasmo era más que todo el hecho de presenciar a su hermano tan nervioso y con las manos sudorosas, limpiándose cada dos por tres de su pantalón.

Si, era divertido, y adorable. ¿Sería está la única forma de que su hermano sentara cabeza?

Mientras sacaba temas de conversación para aligerar los nervios de su hermano mayor y dichos intentos eran ignorados, se vió de refilón en las ventanas de los carros. Oh, parece que lucía guapo, y eso que se había arreglado menos que Jihyo; simplemente se colocó lo que estaba de primero en su clóset. Para ser alguien que llevaba días llorando en su cuarto, no se veía nada mal.

𝑷𝑬𝑹𝑹𝑰𝑻𝑶 𝑷𝑬𝑹𝑫𝑰𝑫𝑶 ᴥ︎︎︎ 𝐕𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora