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No sé qué fue todo lo qué pasó.

Desperté con nauseas, trataba de mirar mis manos, pero la vista era borrosa. También cuando desperté sentía hormigueo en la punta de mis dedos, los codos me dolían, no estaba siendo yo. Hasta que de repente escuché su voz, y todo volvió a ser normal.

-Hasta que despiertas- dijo Madame Cordier-. Por poco y ya no vuelves- giró a la derecha para ver el reloj.

- ¿Qué?- miré el reloj y marcaban las 6:05 de la mañana.

-Levántate, ya no tienes por qué estar ahí, sé que no conseguiste traerla- dijo decepcionada.

-No fue mi culpa, el tiempo pasó demasiado rápido. ¡Déjame volver! Juro que la traeré, juro por mi vida que ella estará aquí.

Me dio la espalda y comenzó a guardar cosas y traer otras para limpiar el desastre que sucedió. Miré a la ventana y el sol ya estaba saliendo, muy pronto para estas horas, era extraño.

-Madame Cordier- me acerqué rápido y agarré de sus hombros.- Dame los materiales, sólo... ¡Sólo dámelos, quiero a Abby devuelta!

-No supiste ni siquiera como traerla y quieres que te dé de mis cosas-protestó-. Además niño, de verdad que me asustaste un poco. Comenzaste a levitar estando boca arriba, llegaste hasta la mitad de la habitación. Rezaba a Gardien para que bajaras pronto.

-La ceremonia es en dos días, por favor- me arrodillé suplicando-. Haré cualquier cosa

Se alejó de mi para ir a un pequeño cuarto, me levanté despacio y agarré mis cosas. Volvió para decirme algo.

-No sé cuántas salidas tenga Ardenia, pero la iglesia y el pozo, son algunas salidas.

Caminó hacia una mesa para preparar los ingredientes que utilizamos. Esperé una media hora, supongo que me entregará todo lo que ocupó para hacer el diagrama. Volví a mirar la habitación, con un toque medieval, estampados en las paredes y los muebles en color negro, todos, ¿cómo puede vivir con colores tan tristes?

-Aquí tienes- me entregó todo en una pequeña bolsa de papel-. Cuida todo muy bien, ¿de acuerdo?

- Le debo una, bueno, no sólo una.

-Ya basta, vete, recuerda las palabras que dije para iniciar el ritual.

-Gracias, en serio.

Me retiré de su local. Tomé un taxi para volver a mi apartamento. Llegué y noté algo raro, porque la puerta no tenía cerradura, veo a lo lejos mi cama y estaba desordenada, y algunas ventanas rotas.

-¿Qué carajo ha pasó?- dejé las cosas rápidamente en la mesa que está debajo del espejo.

Caminé rápido a todos los lugares que tengo en mi apartamento, la cocina... Encontré rayones de pintura diciendo palabras como "eres una mierda", "púdrete", "nos vemos pronto".

-No quiero pensar que fue Dino, no quiero pensar que fue Dino- me repetía eso en mi cabeza unas 5 veces.

Mi sofá se encontraba rasgado y las cortinas rotas, mis fotografías en marco estaban rotas del vidrío que las cubría.

-¡El apartamento de Abby! No traje la llave conmigo, seguro vino por la llave.

Antes de salir de casa, revisé en cada rincón y esquina si encontraba la llave del apartamento de Abby, pero no, no la encontré.

No había tiempo que perder porque también tenía clases en la universidad, cogí mi mochila con mis libros y dinero, salí corriendo para tomar otro taxi e ir primero al apartamento de Abby antes que la universidad.

-Gracias por traerme- le agradecí y entregué dinero.

Subí rápido al ascensor, lo bueno es que no está algo lejos, no me encontraba a Dino, seguramente ya llegó a la universidad. Dicen que llega muy temprano, no entiendo para qué, seguro para ver a quién asesinar, una novia nueva o una entrega de droga.

Y como fue de esperar, la puerta estaba sin seguro y entreabierta. Llegué corriendo y a la vista se encontraba su cocina desordenada. En la habitación, me encontré con el pentagrama desordenado, el armario abierto y con ropa desordenada. Sólo por curiosidad y sólo para saber si estaba en lo correcto, revise si se encontraba su ropa, no estaba, sus joyas de oro y plata tampoco, sus ahorros. Solamente encontré un sobre con su nombre. Efectivamente, fue el.

Me llené de coraje y con ganas de golpearlo, guardé el sobre, salí corriendo y de nuevo tomé otro taxi para ir a la universidad.

En cuanto llegué, Carlos me recibió con amabilidad y lleno de humor.

-Hey James, ¿qué pasa?

-No estoy de humor- le contesté

Seguí caminando hasta llegar a las taquillas, y fue cuando me lo encontré, cara a cara.

-¿Qué me ves? Zopenco, ja- volteó a ver a sus amigos

-Fuiste tú el que vino a mi apartamento y a robarte las cosas de Abby- le reté con la mirada

-Tranquilo, puedo entrar a donde quiera- comenzó a reír-. Igual no me harás nada, eres tan débil.

Le solté un puñetazo en la nariz y sonreí cuando lo vi caer al suelo.

Todos nos estaban viendo, demasiado sorprendidos, pues no es normal que yo me meta en problemas o en peleas, y sus amigos retrocedieron un poco. Dino tapaba su nariz con su mano izquierda y no dejaba de verme con unos ojos tan furiosos.

-Estás muerto Richter- Se levantó rápido y me soltó una patada en el abdomen.

Caí de espaldas, no pude ser tan rápido en esquivarlo, no sé qué estoy haciendo, me estoy enfrentando a un posible alumno de artes marciales, y lo sé porque comenzó a hacer las típicas poses de defensa.

-¿Estás bien?- Llegó William acompañado de Carlos y me ayudaron a levantarme.

-No, no me ayudes- me quité de el.- Estoy harto de tus estúpidas actitudes como brabucón.

Quizá fue porque estaba demasiado molesto, quizá fue porque estaba cansado de que siempre abusaran de mi de una forma tan violenta, quizá fue porque yo nunca merecía un mal trato por parte de alguien de mi misma edad, quizá fue eso.

La adrenalina y el coraje me hicieron golpearlo tantas veces, solté patadas, cualquier cosa solo para evitar que se defendiera, unos gritaban, otros estaban animando mientras gritaban mi nombre o el de Dino. Pero al final, sé que iba ganando, lo tenía debajo de mí, le tenía golpeando en la cara una y otra vez hasta que veía que no abría los ojos.

De pronto, Carlos me separó levantándome del abdomen y gritándome cosas como "estás loco" "no abre los ojos".

Llegó el director de la universidad...

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Dino quedó inconsciente después de la pelea, llamaron una ambulancia y a unos familiares de él. Me terminaron sacando de la universidad, puesto que aquí es de mal gusto ver como los alumnos pelean físicamente, además de que no respeté los valores de la institución te dan como castigo una baja temporal o permanente. Acepté el castigo y aunque era injusto y a la vez cierto, es que la vez que me secuestró, la escuela nunca lo supo, preferí callarlo.

Estoy en mi habitación, encendiendo y apagando mil veces el encendedor, no sé si fumar una vez más, no sé si seguir mirando la ciudad nocturna por mi ventana estrellada.

¿Tu que hubieras pensado de lo sucedido mamá? Tal vez tu hubieras estado hecha una furia si hubieras visto mi ropa llena de sangre, mi padre tal vez hubiera estado orgulloso de haber ganado, pero furioso de que la universidad me haya sacado.

Te necesito, siempre sabes qué hacer cuando me metía en problemas, mamá. 

Cielo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora