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Esa mujer era Maeva, quien me desprecia ahora por haber matado a su amada ¿un romance entre ellas dos? Posiblemente ahora lo entiendo un poco ¿acaso necesitaba Maeva gobernar con Levian? ¿Y si su romance era en secreto porque a día de hoy no aceptan los romances diferentes?

Tengo que tener cuidado, el jardín del castillo tiene flores y están soltando un aroma que no me gusta para nada ¿por qué el castillo desprende olores y luces que no son buenas para mí? Estoy sintiendo mareos, de nuevo, justo ahora y ganas de vomitar. Siento..., sangre bajar de mi nariz. Corrí entre el jardín, con fuerzas, hasta llegar a la otra puerta del castillo.

Caí de rodillas. Mi mirada se puso borrosa.

-De nuevo te encuentro- comenzó a reír apretando fuerte de mi cuello levantándome hasta dejar de tocar el suelo.

Pude haberme defendido, pero, al tratar de quitar sus manos, las mías cayeron y mis ojos se cerraron.

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Desperté en una prisión vieja. Huele horrible el lugar. No soporto el olor porque me están llorando los ojos ¿por qué se ven limpios los lugares? La puerta de mi celda está abierta. Para mi suerte, no tengo espinas en las muñecas y tengo mi reloj. Ah, y sigo llevando la mochila. Revisé mis cosas, pero ¡el diario! ¿¡Dónde está el maldito diario!? Puta mierda. Pasé mis manos desde la cara hasta la nuca.

¡No! Ese diario me ayudaba a entender mejor Ardenia. La linterna y mis armas siguen aquí pero el diario no ¿sigo en el castillo?

Iluminé la zona con mi linterna. Esta vez no había ni una sola ventana que iluminará la cárcel o algún candelabro. En la zona de la planta de mis pies me sigue doliendo. No he descansado. Parece que llevo años aquí pero sólo han pasado unas horas, Llevo mucho tiempo aquí y supongo que me sobrará tiempo para cuando encuentre a Abby pero ¿y si termina siendo demasiado tarde? O que no pueda volver por olvidar la hora, u otra peor, que ella termine siendo sacrificada y no llegué a tiempo a las ruinas ¿dónde está si no está en el castillo?

Escuché caer algo dentro de una celda ¿pero de qué fue ese ruido? Saqué la pistola de mi mano derecha y bajé la luz de mi linterna un poco. Me acerqué un poco más. Alguien me lanzó un recipiente de leche de acero, pero lo esquivé con la mano que sostenía el arma, no supe quien hizo eso hasta que iluminé con la linterna.

Vi a una chica un poco más joven que yo. Tal vez adolescente. Es rubia de ojos azules, delgada, su cabello le llegaba un poco más debajo de sus hombros. Sus facciones de la cara son las mismas que la de la estatua del jardín. Estoy empezando a tener miedo de que la hipótesis que tengo de que Abby no sea la profecía, cada vez sea más real.

-¿Manogan?- le pregunté a la chica, la chica no respondía. Me miraba de pies a cabeza varias veces, estaba asustada.- No te haré daño ¿estás bien? No soy malo, lo juro.

-¿Quién es Manogan?- escuché al fin su voz, su tono de voz es un poco grave-. Me llamo Ayra, no sé qué es este lugar ¿puedes decirme dónde estamos?- tartamudeo.

-No lo sé, ven, salgamos de aquí- le ofrecí mi mano para levantarse.- Ella llevaba una mochila igual que yo, veía que tenía un arco y algunas cuantas flechas.

La cárcel era tipo medieval con el piso de piedra y las celdas oxidadas, algunos barriles y botes de leche, nada de higiene por aquí. Ayra venía atrás de mí. Que extraño. Juro que se parece tanto a la princesa ¿y si ella?.. No, simplemente no puede ser.

Volteaba de vez en cuando hacia atrás que es donde se encontraba para saber si ella seguía conmigo, no es más alta que yo, pero su altura es un poco más arriba de mi hombro.

-¿Qué llevas en la mochila?- pregunté mientras abría la puerta de enfrente.

- Un botiquín de primeros auxilios, mi arco, un cuchillo de cocina y unas flechas ¿por qué?- sospechó alzando una ceja.

-Curiosidad ¿cómo llegaste aquí?

-No es de tu importancia eso- contestó siendo fría.- Sólo que llegué a la cabaña de un militar pero antes ya había escuchado a las criaturas raras que están aquí, son grandes y delgadas, tienen uñas grandes y te asesinan aplastándote la cabeza, eso le hicieron a un amigo- dijo triste.- ¿tu cómo llegaste aquí?

-Vengo a llevarme a mi novia devuelta, está atrapada aquí y yo también ¿con cuántos amigos habías llegado aquí?- comencé a sospechar de que ella tal vez era amiga de Theo, el chico que me había encontrado en la prisión.

-Éramos 5 en total, incluyéndome, aún tengo esperanzas de encontrarme a alguien o de que resucite alguien.

Me sorprendía el tono frio que tenía, no se notó triste por ese comentario que dijo.

El suelo dejó de ser de piedra y subimos unas escaleras de madera que nos llevaba a otra puerta de madera, pero esta no se podía abrir. Le di a Aylar la linterna en lo que empujaba con mi peso la puerta, toda la fuerza en mi brazo. Lo logré y tapé su boca mientras estiraba yo mi cuerpo para ver alrededor de la zona. Seguíamos en el castillo y al frente se encontraba la puerta donde primero entré.

Cerré la puerta con cuidado y jalé de su brazo a bajar de nuevo en unos tres escalones y en voz baja le dije.

-Escucha, sabes que este lugar es demasiado peligroso pero, no te seguiré acompañando, te abriré la puerta grande que es la entrada y te irás despistadamente- abrí mi mochila sin esperar una palabra suya.- Pero si no lo haces, serás comida para los monstruos o para la gente lunática que está allá afuera porque no sólo se trata de esas criaturas sino también de la gente que habita en Ardenia- saqué la caja de balas de mi pistola.- Esto es para ti, toma las balas y mi pistola, la necesitas más tu que yo.

Ella no dijo nada, más que asintió sin ninguna sonrisa. Abrí nuevamente la puerta y me aseguré de que ella siguiera detrás de mí. La puerta de entrada no tenía seguro así que la abrí de forma despistada, la dejé salir y nos despedimos. Miré por unos segundos como se iba. Dejé abierta la puerta y yo saqué la escopeta de mi mochila.

Siguiendo mi camino en encontrar el diario, a Abby y posiblemente asesinar a Maeva.

3:30 de la mañana 

Cielo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora