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El sonido de la lluvia se escuchaba por la cueva en la que entré. No hay iluminación, así que utilicé mi linterna. Espero no encontrarme con algún monstruo por aquí.

¿Qué ha sido con todo lo que me he encontrado? No he tenido tiempo para pensarlo ¿qué diablos es Nick? ¿Por qué las personas se están convirtiendo en monstruos? Lo peor que no entiende son los líquidos que le salen a las personas que habitan en Ardenia. Varios han sido agresivos, y sus cuerpos cambian cuando sus emociones se convierten a agresivas y bruscas ¿qué les han hecho a estas personas? ¿Qué es el arcángel Gardien? Debí investigar eso en el diario de Abby o en la biblioteca del castillo. Pero no tengo tiempo. Todo ha sido tan extraño.

Había ramas de árboles que se acomodaban en las paredes de la cueva. Es terrorífico y admirable el diseño que tiene este mundo, universo o dimensión. Después de un rato caminando en la cueva ya se encontraba iluminado por lámparas de petróleo, había un camino de rieles para transportar los minerales de la mina. Encontraba soportes de madera para las paredes y el techo, carritos viejos para transportar, palas y picos, entre más.

Ya no había necesidad de seguir iluminando con mi linterna, hasta encontrar en mi camino la oscuridad será cuando la utilizaré. Saqué el arco, no quiero gastar más la escopeta porque sé que posiblemente la utilizaré en las ruinas. No es como si solamente me encontrara a Abby sola, habrá una misa junto con el sacrificio, solo espero no llegar cuando ella ya esté muerta.

¿Y si es cierto lo que dijo Maeva? ¿Y si fue su decisión?

Es una pésima decisión, cómo tomar su cuerpo como carnada para una profecía y una religión ficticia. Al diablo con esta gente. Tengo que hacerla reaccionar y llevármela por la fuerza, por su propio bien, por ella, por mí y por nosotros.

A lo lejos miré en un camino de oscuridad como un grupo de personas caminaban iluminando con sus antorchas, tenían puestas capuchas rojas, ¡Carajo, son ellos! Tenía que encontrármelos.

Caminé despacio encorvando mi espalda para evitar que me vieran y esconderme entre los carritos, las cajas de madera y las piedras. De pronto pisé mal e hice que cayera una pala. Mis manos temblaron y el ultimo de capucha roja giró su mirada hacia la dirección que estaba, me agaché en el carrito y tapé mi boca.

Después de segundos, no escuché que caminara hacia mí, por mi cobardía no me animé levantar mi cabeza y ver al grupo, me quedé ahí revisando la hora. 4:40 de la mañana. Después de dos minutos, me levanté, no había nadie, era mejor seguirlos con cuidado. Caminé en dirección hacia donde ellos estaban, ya no los había visto, había tres caminos que tenía que escoger, en el camino de en medio me encontré con una chica rubia..., es..., ¡es la chica del castillo!

-¿Qué buscas, qué estás haciendo aquí?- le pregunté.

Ella solamente tosió y en unos segundos agarró aliento para responderme.

-Busco la corona que le darán a la chica de la profecía.

- ¿le darán una corona a Abby?

-Sí, ella no es la profecía, estaba buscando a los brujos para interferir y acabar con ellos.

Solté una risa burlona.

-¿Tú acabar con ellos? Oye niña, esta situación no es para ti, apenas y puedo con algunas criaturas raras ¿qué te hace pensar que tú puedes contra todo un grupo de brujos? No sabes de lo que son capaces de hacer.

Su expresión cambió a una molesta, cambió su posición a una posición en guardia. Me estaba retando sin decirme nada. No recuerdo haber visto que ella trajera en su brazo derecho ese brazalete extraño, tiene una piedra roja en medio de la muñeca.

-¡Dame el péndulo amatista de Maeva, carajo o te asesinaré!

-¡No tengo tu tiempo niña, quítate de mi camino que no quiero ser más grosero!

Ella no hizo caso, ni siquiera miré el giro de su pie, me dio una patada en la cara y me tiró al suelo. Agarré mi cara con una mano y gemí del dolor mientras la veía con su expresión molesta. Yo también puedo pelear. Sin mirar su pierna, con la fuerza de mi brazo, jale de su pie para hacerla caer al suelo también. Me levanté con cuidado.

-No quiero pelear con una niña de dieciséis años.

- Dame ese péndulo.

-¿Por qué estás aquí?

-¡Para reclamar el trono, ella no es la profecía y ese péndulo me ayudará a dar el amanecer a Ardenia.

-Entonces peleemos juntos- le estiré mi mano.

-Sí prometes que me darás el péndulo antes de llegar a las ruinas.

-lo haré, no lo necesito, yo solo vine por Abby, es el ser que más necesito en esta vida. 

Cielo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora