第1章

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Para nadie era un secreto que Dazai quería morir, todo el mundo lo sabía perfectamente. Nakahara recordó la vez que Mori-San lo había llamado 4 meses después de entrar a la Port Mafia; él estaba en frente del jefe, nunca antes lo había visto tan serio en su corto tiempo ahí... -Chuuya-Kun, quiero pedirte algo tanto personal como laboral.- el adolescente asintió con la cabeza de forma respetuosa, para Chuuya el jefe merecía ese tipo de trato y se lo había mencionado al unirse a la Port Mafia -Dazai-Kun es un.... suicida, eso lo sabés desde el momento que lo conociste, su poder es un milagro. Quiero protegerlo- Murmuró, cruzando ambas manos entre sí, fijando sus ojos con un toque violeta en la mirada juvenil de Chuuya.

-Cuida que Dazai-Kun.. no terminé con su vida como tanto planea o que alguien lo dañe para dejarlo al borde de la muerte... lo cual ciertamente es difícil de creer, Chuuya, sé que él te importa- El pelirrojo miro al adulto con impresión, sus labios se apretaban suavemente.. Mori-San era un hombre inteligente. Sabía que Chuuya era mas fuerte que Dazai pesé a su habilidad la cuál era una muy rara y bien empleada muy poderosa, para Nakahara no fue un secreto que Mori tenía una historia con el suicida, no le sorprendería saber que fuera de esa máscara de líder oscuro se encontrará simplemente un padre preocupado por su hijo. -No necesita decirlo dos veces, sera como desea, jefe.-



Años después.
Dazai y Chuuya 18 años de edad.


Dazai leía un libro nuevo que había adquirido por Mori-San a los 10 años, no había tenido tiempo de leerlo hasta ese momento, su nombre era "Historia de un incesto" escrito por una mujer anónima.

Nakahara estaba durmiendo sobre su cama, ¿Porque? bueno, desde que los empezaron a llamar el doble de negro el pelirrojo mantenía una cercanía mas evidente para cualquiera, Osamu cerró sus ojos soltando un suspiró. Había pensado en ir a Lupin con sus viejos amigos Odasaku y Ango, pero recordó que Mori-San envío a Odasaku con un equipo pequeño a realizar una misión a las orillas de Yokohama. Ango por otra parte seguro estaba lleno de trabajo, como siempre. Era la media noche ya, pero para el castaño quien tenía un horario de sueño terrible era muy temprano para dormir aunque... Al ver el cuerpo de su compañero descansar de forma tan comoda pensó que sería buena idea imitarlo.

Dejo el libro sobre aquel estante donde conservaba los regalos de cumpleaños que Mori-San le había dado desde que se conocieron; quito su abrigo negro colocando este en un gancho y adentrandolo al armario; desabrochó su camisa, dejando ver sus vendajes sobre un tercio de su pecho. Finalmente quito sus pantalones quedando semidesnudo, cubrió su cuerpo blanquecino con un pijama negro algo desgastado y con ello se acercó a su propia cama de tamaño exageradamente grande.

Miro al techo cubriéndose con la manta que tenía encima, suspiró. Observó de reojo aquel cabello pelirrojo y que seguramente el dueño de este mismo estaba probablemente en el quinto sueño, la mirada de Nakahara estaba verdaderamente tranquila, tanto que incluso podía parecer para la mente de Dazai que quizá estaba muerto. Ahogó una ligera risa y con ello se volteó dándole la espalda a su compañero, mañana sería un buen dia para molestarlo con su "cara idiota" mientras dormía y también con el simple hecho de que había dormido en su propia cama. Cerró sus ojos tratando de dormir a un horario que no era el suyo, sus ojos agradecieron que lo hiciera, estaban cansados... Todo su cuerpo lo estaba. Producto de su inestabilidad emocional sin duda. -Dazai...- abrió los ojos de golpe, miraba hacia el frente totalmente desconcertado con la situación. Nakahara se había apegado a el completamente, había susurrado su apellido al oído y por si no fuera poco su respiración chocaba con su cuello.

Dazai era bien conocido por toda la mafia ante falta de empatía y frialdad, pero sin embargo todas aquellas características habían sido borradas por el pelirrojo en ese momento, su corazón estaba bombeando sangre con fuerza y su pecho se sintió apretado. Quizo alejarse pero su cuerpo no respondía en absoluto -Chuuya... Me estas asfixiando con tu horrible aroma- había verdad y mentira ahí, se sentía sofocado, si, pero era por el buen aroma que siempre tuvo Nakahara, un olor similar al vino fino.

𝑒𝑥𝑝𝑒𝑟𝑖𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑙 𝑔𝑎𝑚𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora