𝑒𝑥𝑝𝑒𝑟𝑖𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑙 𝑔𝑎𝑚𝑒

第3章

Advertencia, contenido +18.
Quiero aclarar que no soy hábil escribiendo 🍋. Sin embargo hice lo mejor que pude, mejorare en el futuro.

El agua era cristalina y fría como el océano Atlántico, bueno tal vez estaba exagerando con esa afirmación pero el punto era que el agua era verdaderamente helada. Estaba cerrando los ojos, sintiendo como su cuerpo se entumecía por la baja temperatura, si bien el podía aumentar el calor no quería. Tenía cierta afición con la temperatura baja, aunque sus articulaciones dolieran por ello. No le importaba. Su cabello castaño oscuro estaba totalmente empapado y escurría dejando un liso perfecto, no estaba pensando, no quería hacerlo al menos por un momento, su mente a diario estaba pensando y pensando. Odiaba pensar muchas veces.

Después de eso escuchó un sonido proveniente de el exterior del baño, los únicos que entraban tan desvergonzados eran Mori-San y Chuya. Según su capacidad deductiva lo más probable era que se tratará del enano pelirojo. De no ser por la temperatura del agua sus mejillas se hubieran vuelto rojizas a mas no poder con el simple hecho de recordar lo que la noche anterior había sucedido entre ellos.

-Dazai- escuchó como tocaban la puerta, efectivamente se trataba de Nakahara. -¿Que diablos quieres Chuya?- contestó y apagó la ducha, el suelo estaba con pequeñas salpicaduras rojas. Se acercó colocando su oído en la puerta que los dividía

El mencionado tenía una respuesta para aquella pregunta, sin embargo se sentía inseguro de decirla en voz alta. No estaba seguro sobre eso -¿Iras esta noche a Lupin' de nuevo?- Osamu sonrió al escuchar tal pregunta, se apartó y después de eso comenzó a colocar sus vendas poco a poco después de tiempo sus brazos, cuello, clavículas, parte de su abdomen y piernas estaban totalmente vendadas. Se colocó la ropa interior para así salir del baño con una toalla sobre su cabeza, Nakahara estaba sentado sobre su cama -Sabes que voy a Lupin' cada noche con Ango y Odasaku- Contestó llendo a su armario buscando su camisa blanca.

-Lo se, pero pensé que querrías seguir con lo que habíamos empezado.- contestó, Osamu le miro de reojo mientras se colocaba su camisa. Chuya en cambio le observaba con una mirada algo seria esperando respuesta del castaño, ahora podía apreciar su otro ojo el cual solía cubrir.

-¿Lo que empezamos?- Preguntó mientras abotonaba su camisa, mirando directamente a el pelirrojo, después de eso volvió a hablar -¿Tan urgido estas Chuya?- se burló y antes de que este lo golpeara de acercó a el quedando frente a el prácticamente. La diferencia de estatura resaltaba en esa posición, ambos se miraban completamente a los ojos. Dazai llego a pensar que tal vez podría considerar aquella oferta, de cualquier forma su decencia estaba totalmente pérdida.

Osamu sonrió empujando a el contrario contra una de las paredes colocando sus manos a los lados de su cabeza, chuya sonrió por tal acción queriendo probarlo. -¿El urgido soy yo?- preguntó Nakahara acercando una de sus manos a aquélla camisa blanca, tomándolo del cuello acercandolo. Sus respiraciones chocaban una con la otra, sus ojos se encontraban de vez en cuando por miradas llenas de tensión. Dazai se acercó a la boca ajena sellando sus labios en un beso y no uno cualquiera, ambos estaban acostumbrados a la rureza por lo cual no les costó trabajo acoplarse, parecía que querían matarse uno a otro sin piedad, Osamu estaba tomando el mando de la situación y a Nakahara eso no le gustaba. Después de todo este último era víctima de tener el control y ser el mejor en lo que fuera. Lo iba a demostrar

Cambio de posición estampando el cuerpo del suicida con la pared donde su espalda se encontraba anteriormente, sin embargo sus labios no se separaron en ningún momento, seguían moviéndose entre sí con rureza, no falto mucho para que sus lenguas danzaran juntas un baile rudo por el poder. Nakahara alzó a Dazai con facilidad tomando la posición que les había provocado un fuerte problema en sus pantalones, los brazos con vendas alcanzaron la espalda del ajeno y su cabello también; dejando a propósito jalones a sus mechones rojizos.