第4章

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-¡Te mataré ahora mismo!- gritaba con una cuchara sobre su mano el de cabello rojizo -Hazlo entonces ¿Que estas esperando enano?- contestó de forma burlona, mientras comía con una sonrisa en sus labios. -Aparte, Chuya. No es mi culpa que no hayas llegado a tiempo para el postre- se encogió de hombros restándole importancia al asunto. Nakahara gruño apretando sus puños conteniendo su irá.

-A veces quisiera ahogarte en un río- se sentó frente a el con aquel gesto de enfado, mirando como el chico con vendas comía desvergonzado su postre. Dazai pensó un poco ante aquellas palabras que había dicho el ajeno
-¿ahogarme en un rio? Uhm, interesante lo probaré algún dia. Gracias Chuya, no eres tan idiota como creía- sonrió arrogante ganándose un gruñido, después se levantó de su asiento llendose de ahí sin decir nada, Nakahara lo miro algo extrañado. Miro el postre que estaba en la mesa observando que apenas y había comido una cucharada, apretó sus labios un poco no queriendo sentirse enternecido.

-Sabes, Dazai-kun también llegó tarde al postre- Mori había llegado y venía frente a el Elise quien estaba pidiendo sus dulces y pasteles de frutas. Chuya suspiró sabiendo porque el jefe decía aquello llevándose una cucharada del postre a su boca a duras penas, haciendo que el jefe sonriera de forma poco evidente. Pensó en las ventajas y desventajas que conllevaría el hecho de que Dazai y Chuya ensamblaran algo mas que simple compañerismo

Dazai sonreía, recordó la paliza que le había dado a Akutagawa, su subordinado. Sabía perfectamente el daño psicológico y mental que le estaba dando, pero gracias a todo ese daño consiguió que este se defendiera contra las balas, Osamu ya sabía que eso pasaría o quiza no hubiera tirado del gatillo, era impulsivo, quizá por eso "odiaba" a Chuya. Ahora que lo pensaba ¿Realmente lo odiaba? Suspiró mientras caminaba por las oscuras calles de Yokohama, quizá su odio había bajado un poco, pero existía el hecho de que había cosas que detestaba de Chuya, seguramente el pelirrojo también odiaba cosas sobre el y no lo culparia por ello. No sabía que hora era, tampoco le importaba mucho en realidad

Miro las luces de un establecimiento brillar, suspiro fastidiado antes de entrar a tal tienda manteniendo un muy apenas visible sonrojó en sus mejillas. Odiaba lo que estaba por hacer.

-Es una edición especial del año 1564- habló mostrando una falsa indiferencia mientras tenía una mano estirada con un vino costoso, miraba a otra dirección, no quería ver a Nakahara ahora tampoco tocarlo siquiera, estaba avergonzado. Chuya tenía sus ojos clavados en el vino que el otro le obsequiaba, inevitablemente sus mejillas se volvieron rojas. Miro la expresión de Osamu tan perdida y vacía como siempre pero aquel tenue sonrojó le tranquilizó. -Agarra el vino de una vez- soltó de forma ruda, Nakahara lo tomo de inmediato y por la fecha seguramente le costó muchísimo.

Dazai camino hasta su habitación después de que Chuya tomara el vino, suspiro una vez estuvo convenientemente lejos de el, Nakahara sonrió acercándose -¿Lo bebemos juntos?- preguntó de pronto, Dazai se detuvo de repente -Me temo que no, ire a arrojarme a un río tal como me recomendaste, con un poco de suerte moriré- contestó con una sonrisa, el pelirrojo se acerco al suicida -¿Sigues avergonzado por lo de anoche?- preguntó con burla haciendo que el vendado le mirará con molestia -¿Avergonzado? Nah, no eres la gran cosa Chuya- contestó mirándole atentamente, nuevamente esa tensión estaba ahí -Si no fue la gran cosa ¿porque me pediste repetirlo?- Dazai sonrió de lado acercándo su rostro al de Nakahara -Por lástima-

Había sido cruel, eso Osamu lo sabía de sobra. Se arrepintió de inmediato, Nakahara lo miraba con los ojos muy abiertos ¿Estaba bromeando? ¿No lo hacía?, Dazai soltó una carcajada leve quitando el sombrero del mas bajo para ponérselo a sí mismo. -No te lo tomes tan encerio- sonrió mirando los ojos claros de el contrario, el suicida sabía perfectamente que su respuesta había sido cruel, nunca se consideró una buena persona, empezaba a sentirse mal por el hecho de que esa noche Nakahara fue tan amable con él.

𝑒𝑥𝑝𝑒𝑟𝑖𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑙 𝑔𝑎𝑚𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora