Dracula's Wife [Jotakak] (PAUSADO)

Capítulo 19 - Preludio de la Ira

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Había ido con sus hijos a visitar a su madre. Ella mimaba a los gemelos a más no poder cuando estaban de visita. Jouta y Jolyne se quedaron un poco más de tiempo con su abuela, pero quiso regresar primero, no le gustaba dejar a Elizabeth sola por tanto tiempo. Además, la isla dónde Lisa Lisa vivía estaba bastante alejada de Valaquia, así que debía agilizar el paso. Su adorada madre no tenía un dichoso espejo de teletransportación solo porque no le daba la gana, tenía que hablar con sus hermanos para convencerla de que tuviera uno.

Se dirigió hacia dónde se encontraba la casa donde Elizabeth solía atender a sus pacientes. La encontró destruida. No había rastro de su esposa.
Jotaro sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal, esto no podía estar pasando, no debía estar pasando. Una señora se acercó hasta la casa entre lágrimas explicándole que había sido llevada hasta la Iglesia con la acusación de que era una bruja y que lo más probable es que estuviese siendo quemada en la hoguera. Jotaro sintió que el mundo se le venía encima. ¿Por qué? ¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué? ¿POR QUÉ?

La ira se abrió paso dentro de él, tragando cualquier otro sentimiento. Lágrimas de sangre recorrieron su rostro y mostró indulgencia una última vez hacia la señora que apreció a su esposa. Una última vez. No era el más versado en la magia, pero se defendía con ella bastante bien, así que se convirtió a sí mismo en fuego. No llegó a tiempo y lo único que quedaba de su cuerpo eran las cenizas. Y ellos lo estaban disfrutando, proclamando que habían erradicado a una bruja. ¡Insolentes! Manifestó su rostro en el fuego de la hoguera y disfrutó ver sus caras aterrorizados.

- ¿¡Qué es lo que han hecho!? ¿¡Cómo se atreven a matar a una mujer que ha curado muchas de sus enfermedades, que aún en su momento de muerte ha pedido clemencia por ustedes!? ¿¡CÓMO!?

- ¡Oh Dios mío! Es Vlad Drácula Tepes. - proclamó uno de los hombres que estaban en la plaza.

- Ella era una bruja que merecía ser quemada, y tú no eres real. - esta vez quien habló fue un sacerdote, que sostenía una cruz entre sus manos temblorosas.

- ¿¡QUÉ NO SOY REAL!? ¡Se atreven a matar a mi esposa y proclaman que no soy real! Un año, les doy un año habitantes de Targoviste. Un año para que se arrepientan. Un año para que elimine Valaquia de la faz de la tierra. Un año. - y con eso se fue de allí. Lo primero que hizo fue llamar a sus hijos. No sabía de que manera darles la noticia y estuvo los dos días que ellos tardaron en regresar en averigüar una forma de contarles. Los esperó en su estudio, sentado frente a la chimenea en el sillón de caoba. Cuando escuchó sus pasos, se puso de pie, aún observando el fuego de la chimenea, recordando.

- ¡Papá! ¡Ya llegamos! - Jolyne se acercó hasta él con cariño y entusiasmo y lo abrazó. Jouta no hizo lo mismo y solo mantuvo un poco de distancia.

- ¿Dónde está mamá? - fue lo primero que Jouta preguntó. Jotaro se sintió airado de nuevo. Así que fue directo.

- Elizabeth está muerta. Los humanos la quemaron en la hoguera. - dijo, sin adornos ni palabras suaves. Su rostro carente de expresión. Su corazón roto y ennegrecido por la furia y el odio.

- Dime que estás bromeando. - Jouta se acercó hasta él, su rostro bañado en lágrimas. Jolyne se desplomó en el suelo y cubrió su rostro mientras sollozaba sonoramente.

- Es... es cierto. Ellos la mataron con la excusa de que su medicina era brujería. Así que los mataré a todos. Le daré muerte a cada uno de los habitantes de Valaquia.