Capítulo 25 - Nada Se Compara

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⚠️⚠️⚠️⚠️⚠️ADVERTENCIA⚠️⚠️⚠️⚠️
Este capítulo contiene escenas de mucha violencia, sangre, tortura a un personaje y el tipo de cosas que pueden afectar la sensibilidad del lector, así que se requiere de su discreción. En resumen, he dejado salir a la luz mi lado sádico.

P.D: Quiero pensar que no soy la única que encuentra este capítulo retorcidamente satisfactorio.




Al abrir los ojos, lo primero que vio fue a Jolyne sentada en el borde de la cama, que tenía su mirada dirigida hacia el paisaje nocturno que se vislumbraba a través del cristal. Luego observó a su alrededor, reconociendo el lugar y dejando salir un suspiro de alivio por ello. Estaba en el apartamento de Jotaro. Luego, se analizó a sí mismo, dándose cuenta inmediatamente de que algo en él había cambiado.

Se sentía renovado.

Su cuerpo estaba rebosante de una especie de energía ilimitada, y el flujo de su magia había aumentado tanto que parecía un torrente furioso.Su visión, audición y olfato habían mejorado en una forma inimaginable, podía ver cada partícula de polvo en aire, los finísimos hilos entrelazados en la sábana, escuchaba sus propios latidos y los de Jolyne y a su nariz llegaba el olor de los libros que Jotaro tenía guardados en algún lugar de la habitación.

Se observó con detenimiento, notando la completa falta de heridas o cicatrices, ni siquiera sentía alguna clase de dolor. Al tocar su piel tenía ese mismo frío glacial que había sentido en Jotaro, y era tan sorprendentemente tersa, como si estuviera tocando seda. Lo que casi le causa un infarto fue ver su característico mechón, de color blanco.

¿Pero qué rayos?

- ¡Mamá! Ya despertaste. - Jolyne rápidamente lo envolvió en un fuerte abrazo, sus lágrimas mojaban la tela de su hombro. Noriaki simplemente le acarició la espalda con suavidad en espera que se calmara. Cuando ella se separó de él, con una sonrisa le secó las lágrimas.

- ¿Qué pasó? - notó claramente la duda en el rostro de Jolyne. - Dímelo Jolyne.

- Cuándo te encontramos estabas al borde de la muerte. Así que papá te convirtió. No había otra solución.

- ¿Soy... Soy un vampiro? - Jolyne asintió con la cabeza, se veía apenada y tenía su mirada dirigida hacia sus puños que apretaban con fuerza la tela de sus jeans. Noriaki la tomó suavemente por la barbilla y le alzó el rostro para que lo mirase.

- Mi niña, estoy bien. Ahora podré estar para siempre con ustedes. - aseguró con una sonrisa sincera, causando el mismo gesto en su hija. - ¿Podrías alcanzarme un espejo? - la chica asintió y se pusó de pie para buscar un espejo de mano y entregárselo a Noriaki. Lo que vio le sorprendió de sobremanera. Lucía tan...tan hermoso. Parecía él y al mismo tiempo no, se veía como un ser absolutamente perfecto. Pero Oh Dios mío, ¿qué le había pasado a su cabello? Era de un color tan blanco como la nieve, brillante y sedoso, sus ojos eran dos rubíes y tenía colmillos sobresaliendo de su boca. Realmente se había convertido en un vampiro.

Su garganta comenzó a quemarle como si le atrevasaran una barra de acero. La agarró con fuerza y comenzó a respirar aceleradamente. La sensación abrazadora se estaba volviendo insoportable. Al ver su estado Jolyne salió rápidamente y regresó en un párpadeo con una bolsa con sangre.

- Bébela. - no necesitaba decir otra palabra. Tomó la bolsa y comenzó a sorber de ella, exprimiéndole hasta la última gota. El fuego en su garganta había desaparecido.

- ¿Eso era...?

- La sed. En un vampiro neo-nato es más fuerte y frecuente. A medida que pasa el tiempo la cantidad de sangre que necesitas tomar al día se regula. Por ahora debes consumir una bolsa de sangre cada dos horas.

Dracula's Wife [Jotakak] (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora