Dracula's Wife [Jotakak] (PAUSADO)

Capítulo 34-Tender La Mano

Observaba, desde su ventana, al sol esconderse en la línea del horizonte, su cuerpo completamente inmóvil y las manos en el marco de madera. Los rayos de luz lanzaban destellos naranjas en su cabello rojo y lo hacían lucir cómo una pintura que fácilmente podría haber sido hecho por él mismo. Su mente, al contrario de su pasiva postura, era un caos total con un único pensamiento destacando entre el torrente de palabras y sensaciones desagradables que el asesino captura habían revivido en él.

Quería ver a Jotaro.

Inconscientemente le dio algunas vueltas al anillo en su dedo, propiciandose algo de confort. Debían esperar a que el vampiro despertase, y en cuánto obtuvieran la información necesaria y Risotto finalizara con la vida del asesino, regresaría a casa. A los únicos brazos dónde se sentía realmente protegido. Por supuesto que la compañía de su hijo le resultaba reconfortante en aquellas noches dónde aún podía y requería dormir. Pero no era lo mismo. Sus hijos ocupaban un especial y único lugar en su corazón. Y Jotaro también ocupaba un especial y único lugar, imposible de ser tomado por alguien más, por tanto nadie podría equiparar la importancia del hombre en su vida, porque...

Porque lo amaba.

Era la primera vez que admitía para sí mismo tal hecho, causando un latido desbocado en su corazón que debido a su nueva naturaleza latía a un ritmo más lento que el de los humanos, la respiración atorada en su garganta y su estómago sufriendo cosquilleos alborotados. Amaba a Jotaro y quería decirselo lo más rápido posible, adorar la sonrisa que se formaría en el rostro de su pareja cuándo escuchara esas palabras, el brillo amoroso en sus ojos turquesa. Por tanto, acabaría lo más rápido posible con el trabajo que tendría aquella noche. Los pasos fuertes y largos de Jouta, en conjunto con los de Shiro, más apresurados y silenciosos le avisaron que el momento había llegado. Ni siquiera le dio oportunidad de tocar la puerta cuándo ya les indicaba que podían entrar. Jouta simplemente le dejó saber que lo esperarían en el sótano.

Noriaki inspiró profundo, y botó el aire con una exhalación pesada. Se llenó a sí mismo de resolución, y con el pensamiento de volver a ver a Jotaro lo más pronto posible, se encaminó al sótano de la casa.

El hombre de cabello rubio, el cuál sabía se llamaba Yoshikage Kira, se encontraba encadenado a una silla de metal que estaba atornillada al suelo. Por tanto, estaba lo suficientemente inmovilizado. Sin embargo, no pudo evitar el retorcijón en su estómago cuándo los ojos azules le observaron y la bruma los llenaba. Y sonreía. La imagen con aquel hombre que le había dañado anteriormente se superpuso, haciendo que un ligero temblor recorriera su cuerpo. Jouta le dio un ligero apretón a modo de apoyo, y los ojos dorados de Shiro lo miraban sumamente preocupado. Noriaki cerró los ojos y se dio ánimos a sí mismo, diciendose que aquella situación no se volvería a repetir, que ahora era lo bastante fuerte para protegerse.

Al abrir los ojos nuevamente estaban rojos, su cabello se había tornado blanco. Aprovechando que Yoshikage Kira tenía toda su concentración en él, le observó fijamente y sonrió satisfecho al saber ya el control mental se había establecido.

— ¿Qué debería preguntarle primero? — Formuló una pregunta a Jouta, quien lo meditó unos segundos antes de responderle.

— Preguntale cómo logró mantenerse inlocalizable en la ciudad. — Noriaki asintió y realizó la pregunta, y el vampiró contesto inmediatamente.

— Usaba un Shikigami que neutralizó el efecto de la barrera.

— ¿Lo hiciste tú?

— No.

— ¿Quién fue? — El hombre negó con la cabeza, y Noriaki lo tomó por el cabello y lo obligó a mirarlo, repitiendo la pregunta. Yoshikage Kira comenzó a retorcer el cuello en una forma rígida y dolorosa, a su vez, sus ojos y nariz resumaban sangre.