CAPÍTULO 3: PENSAMIENTOS

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Una semana después del reencuentro con Oliver estaba convencida de darnos una nueva oportunidad. Un futuro a su lado se veía prometedor y la idea de estar nuevamente con él parecía lo único bueno en mi vida.

Después del efímero beso, nuestras platicas habituales continuaron, la expectativa disfrazaba una vieja historia de amor en un cuento de hadas.

Me limitaba a ver a Olly en las áreas comunes del colegio, pero el tiempo jugaba en contra. Por un lado estaban los últimos preparativos del baile de graduación, lo que me mantenía ocupada durante la horas libres. Olliver por otra parte, cumplía sus últimos castigos del curso en detención.

El único deseo que albergaba mi mente era deshacerme de toda esa responsabilidad y llegar al verano. Aunque constantemente contradecía mis ilusiones por miedo a lo que pronto iba a suceder, el inicio de la universidad.

Parecía que todos estaban preparados para ese nuevo comienzo, pero yo no sabía si estaba yendo por el camino correcto. Lo hacían ver fácil. ¿Qué tan difícil podía ser?

Aplicar para la universidad de tus sueños. obtener una beca, o tener la ventaja de ser lo suficientemente adinerado para asegurarte un lugar en cualquier universidad. Todo el mundo me obligaba a creer que era demasiado fácil. Esa era la razón por la cual me sentía aterrada.

Había aplicado el examen de admisión a la facultad de derecho en la universidad de Columbia, y estaba a espera de la respuesta. Pero no era la única opción, mis papás me habían convencido de aplicar el examen a la universidad de Stanford.

California resultaba un lugar nostálgico. Era el lugar en el que Charlie y yo habíamos nacido y parte de mi familia, incluidos mis papás, aún residían en San Francisco.

La idea de ir a Stanford sonaba interesante, pero mi apasionado amor por Manhattan corrompía cualquier ilusión de ir.

Stanford significaba mudarse al otro lado del país, dejar la vida ya establecida y comenzar desde cero una vez más. Era un conflicto insignificante y comparado con cualquier otro problema, era demasiado absurdo. Así que Stanford era la última cosa que tenía planeada hacer.

Mi primera idea era aplicar para Harvard, la universidad que Zöe y yo anhelabamos tanto.Tengo que confesar que constantemente nos imaginábamos estudiando ahí, siendo compañeras de cuarto, lejos de lo que alguna vez había sido nuestra vida en Nueva York. Pero Harvard dejó de ser un sueño y se convirtió en una vaga desilusión. Zöe se llevó consigo cualquier esperanza de ir a Boston. No me importaba tanto haber perdido esa increíble oportunidad, lo que me atormentaba era no saber nada de Zöe.
Finalmente Columbia reemplazó el efímero sueño, era la opción más oportuna.

La mayoría de mis amigos habían aplicado para Columbia también, exceptuando a Aurora, la cual esperaba la respuesta de Parsons y Oniria, quien anhelaba comenzar su nueva vida en Brown.

Llevaba mucho tiempo agobiada por mis pensamientos hasta que los rayos del sol que entraban al cuarto me obligaron a ir hasta el balcón. Ver el amanecer me generó paz. Por un instante todo se detuvo y lo único que veía en el exterior era un montón de edificios.

Alguien llamó al otro lado de la puerta y eso exterminó toda la calma.  Pero no me encontré a Charlie, sino a Marie. Su sonrisa irradiaba como nunca y sus ojos brillaban como el sol.

-Eloane.- me dijo. -Vístete, tenemos que ir al colegio.- No me dejó ni respirar. Tomé la primera prenda de mi armario y salí lo más rápido que pude.

De camino al colegio no emitió ninguna palabra, pero después de un rato rompí la tensión silenciosa - ¿Por qué vamos al colegio si es sábado?.-

-Nada en especial, sólo quería que vieras la decoración.- respondió y comenzó a cantar Style, de Taylor Swift - "You got that James Dean daydream look in your eye..."- Su voz era tan delicada y angelical, que aquel se convirtió en un pequeño concierto.

Cuando entramos vi el salón de la misma manera que lo había imaginado. Tenía frente a mí el último deseo antes de abandonar la preparatoria.

-El comité quedó fascinado con la decoración, dicen que  es algo elegante y bien organizado.- explicaba Marie mientras recorríamos el lugar.

A lo lejos Aurora interrumpió la detallada explicación de Marie. Su rostro estaba más pálido de lo usual dejando sus pecas como lo más visible en su cara y sus ojos verdes llenos de asombro. Buscó su teléfono y lo desbloqueó.

La pantalla de su teléfono albergaba un mensaje inesperado.

–Es ella.- susurró, sus palabras arrastradas generaron desesperación.

Era imposible que fuese ella, nadie sabía dónde estaba. Dejó de emitir señales de vida desde el día de su misteriosa desaparición.

Le arrebaté el teléfono para asegurarme que era real. Me sentí un poco celosa, éramos mejores amigas, pero prefería comunicarse con alguien más. 

-No sabemos si realmente es ella.- le respondí cortante, tratando de disimular la desilusión de mis palabras.

Todos creían que había escapado para comenzar una nueva vida junto a Will, pero en ese punto de su vida lo único que más deseaba era aferrarse a lo que ya tenía.

-Aún tengo la esperanza de volverla a ver...- replicó Marie.

El comité escolar interrumpió nuestra plática, la directora sonreía al ver la decoración. – No saben lo agradecida que estoy con ustedes chicas, este lugar ha quedado espectacular.- 

-No agradezca, para nosotras ha sido un placer.- respondió Marie. -Creo que es hora de irnos.-  anunció.

-¿Creen que sea Zöe? .- preguntó Aurora después de unos segundos. 

-No se había comunicado desde que se fue, por qué hacerlo ahora.- pausé para no sonar tan cruel .- Pero bueno, quizá se dio cuenta que no le esperaba una vida prometedora junto a Will.-

-No entiendo porque Zöe...- pero no concluyó la oración, Marie prefirió guardarse sus últimas palabras y dejarnos con la duda existente.

Zöe había dejado de ser el tema de conversación desde que su desaparición se convirtió en lo que sus padres llamaron "un capricho por un vago sin futuro". No les importó saber la verdadera razón por la cual había desaparecido. Pero todo era muy extraño, nunca dio señales de querer huir hasta aquel día después de primavera, en el que nadie la vio entrar al salón de clases.
Pasamos tres semanas intentando comunicarnos con ella, pero cada llamada y mensaje era rechazado.

Todos aseguraban que Will la había convencido de huir juntos, pero yo era la única persona que rechazaba esa historia. Estaba segura de que Zöe era incapaz de desaparecer de la nada.

-¿Te llevo a tu casa? .- escuché decir a Marie y asentí. El camino estuvo más silencioso que nunca, lo único que se escuchaba era la playlist de Marie reproduciendo una y otra vez a Taylor Swift.

En mi mente divagaba una sóla cosa, estaba casi convencida de que  Will había secuestrado a Zöe, o peor aún, asesinado. Mis amigas me decían que era una exageración, pero nadie sabía la verdadera historia que ocultaba esa relación.

De cualquier manera pertenecía al resto de las personas que desconocían la verdad absoluta, así que preferí ponerle atención a la canción de fondo.

Donde el Destino Decida LlevarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora