CAPÍTULO 25: DESREALIZACIÓN

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Algunos días despertaba volviendo a sentirme incompleta. Los recuerdos me atormentaban un poco más, constantemente me perseguían, me obligaban a querer huir nuevamente.

Trataba de no divagar innecesariamente en los recuerdos que me llevaban a JD, pero siempre terminaba buscándolo en cualquier lugar. Lo único que hacía continuar era la idea de culparme de haber sido la mala en la historia.

Bastaron unos pocos pensamientos más para obligarme a saltar de la cama, sin anticipación alguna a lo que me esperaba ese día.

La vida no se detenía, no había tiempo de pensar en ningún acontecimiento suscitado. Un día estaba en la cima del mundo y al siguiente en el oscuro abismo. 

Busqué entre la ropa cualquier cosa. No tenía ganas de nada, lo único que quería era encerrarme en esa habitación por el resto de mi vida.

Reggie tocó la puerta con tal desesperación que me obligó a abrir inmediatamente.

-No puedes desaparecer toda la vida, El.- me reclamaba desde el otro lado de mi habitación.

No la había visto en días y las ideas para evadirla se estaban acabando.

-He estado ocupada.- le respondí débilmente.

-Luca y Jason te extrañan.- comentó antes de alejarse por el pasillo. 

Pensaba que Jason y Luca no querían hablar conmigo, pero estaba lo suficientemente alejada de ellos como para asegurarlo, aún así no trataba de buscar una solución.

El día se hacía eterno, así que después de mi tercera clase decidí regresar a Kappa, pese a todos los intentos de Deb por quedarme en el salón.

Kappa estaba vacía, caminé hasta un mueble en la sala, deseando que nadie llegara pronto. Perdí la noción del tiempo en lo que pareció ser una prolongada siesta, momentáneamente había oscurecido.

Continué en la sala, ocultada en el rincón. Cuando logré despertar por completo, encontré llamadas perdidas de Reggie, Jason e incluso Luca, sin mencionar todos los mensajes que habían dejado en el chat.

No me preocupé mucho por atender el teléfono, hasta que vi la llamada entrante de Charlie.

-¿Por qué no contestas? .-Su voz parecía transmitir más preocupación que enojo.

-He estado estudiando para mi examen.- le respondí.

-Por Dios, tus amigos han pasado toda la tarde buscándote, ¿estás bien? ¿Qué te pasa? Y no me digas que no es por JD, porque te conozco mejor de lo que piensas.-

Charlie me impidió hablar. No sabía qué era lo que pasaba, sólo sabía que no había salida. 

Sentí la ligera exageración de Charlie entre sus palabras, siempre había sido una persona demasiado preocupada, más de lo que debía. Así que solo escuchaba su voz reclamarme.

Entre todo el drama que parecía acontecer ante mi desaparición, algo llamó mi atención en la casa.

Una pequeña silueta se encontraba en la puerta, caminando hacía donde me encontraba, no lograba distinguir quién era. No me podía ver, pero no pude evitar intentar esconderme aún más. Se veía un poco desesperada, pero conocía la casa.

Continuó en la sala, como si estuviese esperando a alguien, o algo. Pero repentinamente comenzó a caminar de manera muy sigilosa hacia las escaleras para así desaparecer de mi vista.

Me paralice a tal grado que olvidé que Charlie aún estaba en llamada. Colgué desesperadamente y comencé a ver como llegaban mensajes sin parar.

Dejé el celular y centré mi atención en las escaleras.

Donde el Destino Decida LlevarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora