CAPÍTULO 5: EL PRINCIPIO DEL FIN

20 4 0
                                    

Manhattan me parecía un lugar acogedor, la definición perfecta de la palabra hogar. Me sentía libre, en comparación con el resto de las personas.

Mi alrededor se contemplaba como un espectro, una sombra predestinada a ser sempiterna, pero al mismo tiempo fugaz. La vida se convertía en algo diferente cada vez que estaba en Central Park, cualquier caminata casual me ayudaba a explorar los pensamientos más profundos de mi mente. Era el único momento donde no existía nada más que Manhattan y yo.

Esa mañana caminaba hacia Central Park con dos intenciones. La primera era hacer mi habitual recorrido y la segunda era ver a Olly. De cualquier manera no me interesaba mucho apresurar el paso, disfrutaba cada segundo de mi existencia en Central Park como si fuese el último instante de mi vida.

Después de unos minutos visualicé a Olly en una banca, contemplando un par de niños que corrían tras un pequeño bulldog francés.

-Hola.- dijo para sí mismo mientras contemplaba unos cuantos mechones que caían en mi rostro.-Hola pequeña.- concluyó. La comisura de sus labios dibujaba una sonrisa esperanzada, pero el profundo azul de sus ojos reflejaba tristeza.

-Hola.- repliqué, tratando de imitar la expresión en su voz.

Su mirada cambió, mostraba completa despreocupación por la vida, me observó un par de segundos antes de caminar hasta mí.

-Te extrañé.- sin concluir me acercó a su pecho. Comencé a sentir los latidos de su corazón acelerarse.

Me alejé lentamente para encontrarme con su mirada.

-Yo también te extrañé.- nuestras voces anticiparon un catastrófico e inevitable temor por lo que pudiera acontecer, pero ninguno se atrevía a hablar al respecto.

–¿No sientes que este es el fin de la vida como hasta ahora la conocemos? .- A Olly le gustaba dramatizar cualquier sentimiento, solía retratar la vida como si fuese el narrador omnisciente de alguna novela antigua.

-Sólo fue el fin de la preparatoria.- respondí.

-Y finalmente estamos juntos, eso sin duda es el fin de la trágica historia de amor.-

-¿Qué pasaría si la vida nos obliga a separarnos? .- pregunté.- Aún no recibo la carta de Columbia.- solté finalmente.

Olly me miró atónito. Sabía que mis amigos habían sido admitidos en Columbia pero yo aún estaba esperando por la respuesta.

-Quizá llegue en estos días.- respondió tratando de buscar una solución.- Puedo decirle a mi papá que hable con el rector.- sugirió.

-Yo también puedo decirle a mi papá.- repliqué.

Me negaba a pensar en el camino fácil, pero la presión que sentía me obligaba a buscar esa alternativa.

-Puedes esperar hasta el próximo año.-

Olly trataba de darme soluciones, pero yo temía por cualquiera de ellas. Sabía que aún tenía la oportunidad de ir a Stanford y no desperdiciar un año de mi vida.

-Tienes razón.- comenté para no confesar lo que estaba pensando.- Pero no te preocupes por mí, tendrás una nueva vida en la universidad, conocerás más personas.-

-No seas tan dramática Eloane, estaremos en la misma ciudad.- me miró fijamente.-¿no?.-

-Pero no iré a la universidad.-respondí desesperanzada.

Los ojos de Olly se toparon nuevamente con los míos, era imposible desviar la mirada teniéndolo tan cerca.

-Estaremos en Columbia en unos cuantos meses; será es el principio de nuestra nueva vida, que no sólo sea un principio básico, absurdo.-

Donde el Destino Decida LlevarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora