CAPÍTULO 15: LA OTRA PERSPECTIVA

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Paula:
Siempre pensé que la primera impresión de una persona era absoluta y verdadera, pero me di cuenta que no era así. Viví tanto tiempo a la expectativa de lo que todos deseaban para mí, olvidando por completo mis mayores ambiciones.

Los Ángeles parecía un sueño para cualquier persona, pero para mí era la vida perpetuada a la monotonía. Lo único bueno era la compañía. Regina y Jason, mis mejores amigos y Luca, que siempre había sido el amor de mi vida.

Todo parecía ser normal, no fue hasta el verano antes de entrar a la universidad que mi vida cambió por completo.

Una semana antes de mudarnos a Stanford, Jason y yo decidimos hacer un recorrido por el campus, para comenzar a habituarnos a lo que nos esperaba.

Realmente deseaba alejarme de California y tener una nueva vida, pero me aferraba tanto a las personas que amaba que no me sentía en la disposición de romper las viejas tradiciones familiares.

-Estoy obsesionado con el color de tu vestido.- me dijo Jason cuando los temas de conversación comenzaron a tornarse aburridos en nuestro camino.- combina con mi cabello.- 

Fue entonces cuando la vi. Aquella chica de piel apiñonada visualizaba todo a su alrededor como si no tuviera la más remota idea de lo que estaba pasando, se veía tan frágil, atemorizada. Presa fácil de la desolación. Un segundo después dirigió su atención hacía mí. El profundo café de sus ojos era hermoso, casi adictivo.

-Hola.- susurró.

Pensé en devolver el saludo, pero su mirada cambió casi de inmediato, me limite a generar la misma expresión que ella. Jason me interrumpió para dejar atrás aquel extraño encuentro.

-Viste a esa chica.- le pregunté mientras regresamos al coche.

-No podía pasar desapercibida.- me respondió.- pero mis gustos no se centran en mujeres.- concluyó y comenzó a reír.

Creí que estaba extremando el encuentro pero muy en el fondo sabía que mi intuición no fallaba. Pasé todo el fin de semana recordando el profundo vacío en sus ojos.

En mi mente permanecía un segundo dilema, el inicio de la universidad parecía tan apresurado que sentía que había desperdiciado los últimos años de mi vida anhelando perdurar en la juventud. Quería tener todo bajo control, aunque no tuviese la mínima idea de lo que eso podía significar.

-Creo que eres muy obsesiva Pau.- argumentó Luca la primera vez que le conté sobre la misteriosa chica.- quizá no era un buen día para ella, no lo sabes.-

-Esa es la razón por la estoy intrigada.-

-Es una en un millón, no puedes ir por la vida intentando resolver los problemas de los demás.-

-Lo sé, sólo que me sentí mal al verla así, imagínate estar lo suficientemente triste como para que alguien más lo perciba.-

Luca solía decirme que era una persona demasiado buena, convencida por la idea de lograr absolutamente todo lo que me proponía, por más difícil que pareciera.

Ciertamente dudaba de la veracidad en sus palabras. No me sentía una persona perfecta, sabía que algunos prejuicios merodeaban en mis pensamientos, pero esa era la mejor parte, aceptaba cada uno de mis errores y los trataba de arreglar. Lo único perfecto en mi vida era el amor que sentía por Luca. Podía asegurar que él era lo más acercado a la perfección, quizá el amor apasionado me obligaba a asegurarlo.

La adolescencia suele intensificar todas las emociones, pero al final del día todo termina, haciéndonos sentir vergüenza de lo que hicimos y obligándonos a arrepentirnos de lo que no.

Yo estaba en el punto medio. Sabía que la inocencia era solo una vaga ilusión, la vida real progresivamente se convertía en lo absoluto.

Cuando menos me di cuenta ya estaba en Stanford, pero mi mente seguía aferrándose a lo que había dejado atrás.

La primera tarde caminamos hasta la cafetería en la que JD acababa de conseguir trabajo, nos sentíamos como en casa. De un momento a otro los cafés pasaron a convertirse en los agudos y graves de mi canción favorita.  Era evidente que mi vida no era un musical, pero era divertido fingir que sí lo era.

Nuevamente estaba ahí. A lo lejos se visualizaba como una pequeña niña explorando un nuevo mundo, pero algo dentro de ella evadía el entorno, como si nada a su alrededor estuviese a su alcance.

Perdí el hilo de la canción y Jason continuó. Yo por el contrario me mantuve observando a aquella chica, la cual centraba toda su atención en JD.

Unos instantes después lo dejó a lo lejos de la barra y se acercó hasta una mesa contigua, sin pensarlo le pregunté qué opinaba de nuestra canción

-Me abstengo a los comentarios.- fue lo único que respondió.

Reggie comenzó lo que Eloane nombró como la continuación del egocentrismo adolescente, creando una barrera entre ella y nosotros. Se nos   hizo costumbre comenzar a tratarla mal, pero no podíamos evitar estar tan pendientes de su vida, sus redes sociales hacían más fácil el trabajo.

Era una sociable  neoyorquina, con muchos seguidores. La vida que aparecía en sus fotografías no lucía nada como la que pasaba aquí. 

Hasta cierto punto me sentía mal por ella. Aislada y solitaria, y me sentía avergonzada de ser fría y cruel.  Mi mayor error fue dejarme llevar por las apariencias, comenzar una enemistad sin sentido.

Las cosas comenzaron a cambiar durante la semana de elección en Alfa Kappa, la hermandad en la que la hija del socio de mi papá era presidenta.

Poco a poco me di cuenta que Eloane estaba lejos de ser una persona superficial y vacía. Pero aún estaba segura de una cosa, no la estaba pasando bien en California.

Al final de la semana se acercó para decirme que le gustaba verme junto a Luca, lo mejor que se me pudo ocurrir fue pretender que la odiaba porque creía que él le gustaba. Desde ese momento nos volvimos buenas amigas. Nos dejó entrar a su vida muy fácilmente.

Le supliqué a Maia que la dejara quedarse en la hermandad, para mi buena fortuna ya la tenía contemplada, así que no hubo mayor complicación.

Comenzó a agradarme mucho, tenía una personalidad inevitablemente encantadora, acompañada de una desencadenada obsesión por su apariencia física.
Continuó abriendo su corazón, parecía que nuestra compañía disipaba su tristeza, la cual comenzaba a ser muy  evidente.

Yo estaba convencida de ayudarla a salir de ahí, ayudarla a olvidar sus problemas, aunque no entendía la razón por la cual me aferraba tanto a hacerlo.

Difícilmente era posible hacer algo por ella, en especial cuando su corazón estaba abierto y cerrado a la vez. 

Cada intento de ayuda hacia Eloane era en vano.

Repentinamente el vínculo entre Reggie y Eloane creció, a ambas les resultaba terapéutico.

Fue así como finalmente nos contó sobre Olly.  Reggie creía que su historia era trágica y triste, pero yo lo vi como un acto valiente y espontáneo. Una prioridad  de sí misma.

Algunos sacrificios terminan por destruirnos si no los sabemos sobrellevar. Ese era el caso de Eloane, se perdía de todo aquello que la rodea por vivir sumergida en la idea de que estaba haciendo todo mal.

Fue muy inesperado verla emocionada cuando Halloween llegó. Era la primera vez que participaba en algo relacionado con el mundo exterior.

-Quiero algo que represente mi vida.- repetía cada que descartaba un disfraz.

Me desconcertaba pensar por qué un disfraz tenía que representar algo, en especial cuando decidió personificar a Amy Winehouse.

Yo podía estar dentro de un tétrico vestido de novia y para mi era algo irrelevante, pero para Eloane no.  Vivía en la ilusión de escapar de la realidad, fingir que todo era un mal sueño.

Era algo difícil de explicar.

Donde el Destino Decida LlevarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora