CAPÍTULO 22: INSOMNIO

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Lo único real después de mi viaje era la nostalgia que permanecía, pero no me sentía mal. La vida en Manhattan había quedado en el pasado para aterrizar los pies en California, literalmente.

Regresé a Stanford decidida a intentar aprender de mis errores. El lugar parecía menos melancólico, había dejado de ser un lugar sin esperanza, para convertirse en un nuevo comienzo.

-Ahí estás.- anunció Jason al verme.

-Puedo explicarlo...-

-No hace falta El...-Intervino Luca.- Todos procesan la muerte de una manera distinta. Que te hayas ido no significa nada malo. Algunas personas lloran, otras más hablan con Dios o lo que sea que crean, luego está el resto de subordinados que se mantienen al límite entre lo aparentemente normal para la situación.-

-Creo que entiendo.- intenté explicar aunque realmente no tenía la más mínima idea.

-Yo no sé qué hacer, no siento absolutamente nada.-

El vacío que había provocado la muerte de Paula parecía resonar constantemente en la cabeza de Luca. Era fácil decirle que todo pasaría, convencerlo de salir adelante, pero resultaba casi imposible que lo creyera.

Parece ser que algunas almas gemelas no están destinadas a permanecer juntas por el resto de su vida.

Unos cuantos días después comencé a sentirme en caída libre con destino al precipicio. Nada duraba para siempre, ni siquiera las intenciones de querer mejorar. Parecía egoísta sentirse bien en un lugar donde todos estaban muriendo. Me creía más fuerte que los demás, pero estaba peor que ellos.

-No puedes estar ahí para siempre.- refunfuñó Jason al verme acostada en el sofá de mi habitación.

-Ni siquiera intentes retarme.- le respondí.

Luca, Jason y Reggie habían entrado de manera inesperada a mi habitación, corrompiendo la desolación existente.

-Creo que es necesario buscar ayuda.- comentó Reggie.

-¿Por qué lo necesitamos Regina?.- le contradije enojada.-Estoy jodidamente bien.-

-Quizá para ti no sea necesario, pero nosotros lo consideramos algo coherente-me gritó antes de dar un portazo y desaparecer.

Jason me observaba con desaprobación decidiendo dirigirse a la puerta para desaparecer también.

-No quise ser tan grosera. Si tan solo pudiese controlar mis emociones, sería más fácil.-

Tener a Luca aun en la habitación se volvió incomodo, ninguno de los dos sabía qué decir. Un par de segundos después lo vi sacar su teléfono y acercarse.

-Regina cree que debería ir a terapia para dejar de sentirme culpable.-

-No fue tu culpa, Luca.-

Extendió su mano para darme su celular. Comencé a leer lo que parecía ser la carta de despedida de Paula. La verdadera razón de un corazón roto desde su perspectiva.

Me quedé tan inerte como al inicio.

-Tú la querías demasiado- fue lo único que se me ocurrió decir mientras veía las lágrimas recorrer su rostro.

-Ella era la luz que iluminaba mi vida.- Al escuchar sus palabras regresé al frío recuerdo de esa noche. -Todo fue por mi culpa.-

-No es cierto.-Le respondí tratando de encontrar una explicación razonable.-Salí de la casa porque Charlie me llamó, recuerdo que Andrea estaba en la puerta pero después de eso me distraje y cuando volví a fijarme en ella...-

-Fue ella quien me besó-

-Eso no es excusa. Pudiste alejarla, pero no lo hiciste.-

-Andrea quería ayuda para acercarse a JD pero le dije que no, después de eso me besó, para cuando la aleje me di cuenta que era muy tarde.-

-Eso explica una cosa, pero no explica el por qué estabas distante de Paula.-

-Comencé a tener miedo de no ser lo suficientemente bueno para ella, sólo quería un tiempo alejados para darme cuenta de lo mucho que quería pasar el resto de mi vida con ella.-

La historia de Luca parecía una tontería al procesarla en mi mente, pero también parecía ser verdad.

Estaba convencida de que el amor puede asustar, en especial cuando es muy bueno, Luca creía que no merecía algo así, cuando realmente lo merecía.

Casi todas las relaciones terminaban por desamor, pero se escuchaba peor dejar a alguien porque estabas completamente enamorado.

No podía evitar que se sintiera culpable, pero si podía ayudarlo a superar la culpa que lo estaba matando. Necesitaba aceptar que a veces la vida no tiene una explicación razonable.

Lo dejé llorar para despejar su mente, después lo abracé, era mi mejor solución cuando no encontraba palabras suficientes para consolar a alguien.

-Creo que debería dejarte descansar.- respondió cuando se alejó.

-Estaré para lo que sea necesario.- le dije antes de verlo salir.

Nunca había pensado en la posibilidad de necesitar ayuda profesional como decía Reggie. Nada a mi alrededor parecía lucir mal, omitiendo los constantes periodos de insomnio y la idea desesperada de querer desaparecer para siempre.

La mayor parte de mi vida la había pasado de esa manera, pero todos los sentimientos aumentaron cuando llegué a Stanford. California parecía ser el eterno culpable de mis sentimientos vacíos.

La puerta se abrió una vez más, anticipando los enlentecidos pasos de Regina.

-Lamento mucho lo que dije.- le dije antes de que llegara hasta el sofá.

-Yo también lamento mucho obligarte a algo que no quieres hacer.- respondió.- Lo único que quiero es ayudar a Luca, de la misma manera en que él me ayudó cuando mis papás se divorciaron y ayudarte a ti que siempre....- dejó la frase inconclusa.

-Creo que Luca necesita más ayuda que yo.-

-Por Dios El, ¿realmente te sientes mejor que Luca?.-

-Me he sentido inerte la mayor parte de mi vida.- traté de pensar en explicar todo, pero no sabía cómo.- ¿Sabes?, a veces creo que mi vida no tiene sentido.- concluí.

Reggie me miró con aires de preocupación, analizando cada palabra que había dicho, pero finalmente permaneció en silencio a mi lado.

-Creo que tienes razón. Podría ir con ustedes.- añadí mientras Reggie se acomodaba del otro lado del sillón.

La mañana siguiente me desperté al final de la llamada que Reggie había recibido.

-Agendé una cita para todos hoy.- inició diciendo cuando bloqueó su celular.

-Es mejor tarde que nunca.- enfaticé.

Pasé toda la mañana pensando en lo que diría, pero por más que intentaba nada llegaba a mi mente. No podía divisar entre lo que estaba mal en mi vida y lo que no, pero la insistencia de Reggie me obligaba a pensar que la desilusión y la desesperanza no debían ser parte de mi día a día.

Cuando finalmente llegó el momento de ir, nos reunimos con Luca y Jason fuera de Kappa para caminar hasta el lugar. El transcurso permaneció incómodo y en silencio, pero ninguno se esforzó mucho por cambiarlo.
Afortunadamente llegamos lo suficientemente rápido a nuestro destino para terminar esa tortura.

Ni siquiera tuve tiempo de observar todo el lugar, justo antes de sentarme alguien en el pasillo mencionó mi nombre.

-Tú eres la primera.- comentó Reggie mientras la miraba indecisa, aún tenía el tiempo suficiente para huir.
Sonreí precipitadamente y me apresure a llegar hasta la puerta donde escuché mi nombre. La asistente en la puerta me hizo pasar.

-Hola Eloane.- respondió la doctora al otro lado del escritorio.

Donde el Destino Decida LlevarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora