CAPÍTULO 6: CALI

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Había pasado mes y medio desde que tía Margot nos visitó. Lo que parecía ser la solución a mis problemas regresó a ser el habitual dilema existencial.

Estaba tan convencida de quedarme en Nueva York, pero después de leer que había sido aceptada en Stanford comencé a dudar todo.

Mi mamá había jurado no intervenir en mi decisión, pero después de unos días comenzó a presionarme para aceptar ir a California. Me ofreció dar un recorrido por la universidad y su oficina, y si no me sentía convencida podía regresar a Nueva York.

Acepté para no hacerla sentir mal.

-Te prometo que estarás de regreso en Nueva York si así lo deseas.- repitió después de comprar los vuelos. -No pasa nada si rechazas la oferta cariño.- terminó de decir y cerró su laptop.

Había tenido una semana atareada entre tantos pendientes vía telefónica, así que lo único que más deseaba era regresar a San Francisco.

Me alejé de la sala para entrar a mi habitación. Comencé a empacar mis cosas, sabiendo que el viaje sería solo un par de días.

- Eloane.- La voz charlie sonaba al otro lado de la puerta.

Me apresuré a abrir.

La cara de Charles mantenía una intensa sensación de nostalgia desde que leí la carta de aceptación.

-No preguntaré nada al respecto, lo único que quería decirte es que yo también iré a California.-

-Regresaremos al final de la semana.- respondí.- o quizá sólo tú.-

Nuestras miradas se cruzaron. Se veía tan emocionado como asustado a la vez. Pero prefirió no responder.

-No te olvides de contarle a Olly, aún no sabe cuando regresa a Manhattan.- concluyó y salió de mi habitación.

Las conversaciones con Olly se habían vuelto escasas y a destiempo desde su segunda semana en Escocia, su tía le reiteraba que era mejor desconectarse de lo habitual y disfrutar ese pequeño retiro espiritual.

Le mandé un par de mensajes esperando pudiera leerlos lo más pronto posible.
Oliver - 19:00:
"Te llamo mañana antes de tu viaje, son las 2am :))"

La mañana siguiente nos despertamos muy temprano, porque mi papá quería estar lo más antes posible en el aeropuerto.

Antes de abordar, recibí la llamada Olly.

-Hola El.- escuché en la llamada.

-Quería contarte mi próxima aventura.- anuncié.- viajaré con mi familia a California.-

-¿Cuando regresas a Manhattan? mañana es mi viaje de regreso.- comentó.

-Al final de la semana.- mi voz se desvaneció por un momento. -Cuando regresé comenzaré a trabajar en SB.- concluí.

-Espero disfrutes mucho tu viaje.- al fondo se escuchaba la voz de su mamá.- Te visitaré seguido en tu futuro trabajo.-

-Eso espero.-

-Así será, cuidate.- fue lo último que dijo antes de colgar.

Todo regresaría a la normalidad al finalizar la semana.

Me resultaba demasiado difícil dejar la ciudad, desconocía la razón pero me sentía nostálgica y triste. Mi vida parecía ser un 50-50 de probabilidades y tenía miedo a escoger el camino equivocado.

-Quisieras darte prisa.- reclamó Charlie mientras me apresuraba a caminar.-

Pasé la mitad del viaje escuchando chistes malos y las quejas de Charlie explicando porque odiaba tanto viajar. Después de una larga plática se quedó profundamente dormido y se mantuvo así hasta que aterrizamos en California.

-Si tuviera la oportunidad, no dudaría en vivir aquí.- comentó Charlie mientras íbamos de camino a casa.

Se sentía raro llamarle casa a un lugar en el que no vivía desde los 8 años.

-Crees que sería buena idea quedarme aquí?- le pregunté mientras veía por la ventana.

-Creo que deberías seguir tu instinto.-

Charles tenía razón, sabía que el verdadero problema era desprenderme de todo lo que me hacía feliz. No estaba preparada para comenzar una nueva vida de manera drástica. Pero el hecho de no poder hacer lo mismo que mis amigos me obligaba a exiliarme, me sentía incomprendida en un mundo de personas afortunadas.

Después de instalarnos en la casa de mis papás, mi mamá nos invitó a su trabajo. Charlie se negó pero me vi en la obligación de acompañarla.

Nadie podía evitar saludarme cuando entré, aunque no tenía la más remota idea de quiénes eran, pero parecían conocerme bastante bien.

-Cuánto has crecido, recuerdo cuando eras una pequeña bebé.- comentaron unas cuantas personas a mi alrededor.

Para cuando llegamos al final del pasillo ya había dejado de ser el tema de conversación.

-Quiero presentarte a Lily.-

Lily era un par de años mayor que yo, pero su vestimenta la hacía parecer de la edad de mi mamá.

Con el paso de los días Lily se convirtió en mi amiga, comenzó a explicarme todo lo que hacía en el trabajo y también un poco sobre cómo era la universidad.

-Tenía demasiado miedo de entrar a la universidad.- comentó un día en una de nuestras tantas conversaciones.- todo era nuevo para mí, no tenía la más mínima idea de donde estaba, pero después de un rato me encontré a mi misma y sentía que estaba haciendo lo correcto.- reiteró.

-Yo también tengo miedo.-

-Deja de preocuparte tanto, en un par de años te arrepentirás de todo aquello que nunca hiciste y todo esto te parecerá absurdo.-

Donde el Destino Decida LlevarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora