𝑫𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓𝒐𝒖𝒔 𝑾𝒐𝒎𝒂𝒏 [𝑲𝒆𝒏 𝑹𝒚𝒖𝒈𝒖𝒋𝒊/𝑫𝒓𝒂𝒌𝒆𝒏]

# 1

Narrador Omnisciente:

Era la tercera vez que se escuchaba el sonido de la alarma y los guardaespaldas entraron en silencio a la habitacion de  Viktoria, la cual se encontraba cómodamente envuelta en las finas sábanas, ya que la última vez que ellos entraron de golpe a la habitacion casi terminan con una bala en sus cabezas.

—Despierta, Viktoria.

—Cinco minutos más.

—Llegaras tarde a la escuela.

—No quiero ir.

Los guardaespaldas se observaron entre sí y en un movimiento rápido enrollaron a Viktoria como si fuera un burrito para llevarla hacia al baño, la pelinegra gritaba y los maldecía por lo que estaban haciendo, aunque no siguió protestando cuando le informaron que su desayuno favorito iba estar listo en un par de minutos.

—Están perdonados solo porque Dasha hizo mi desayuno favorito-dijo Viktoria antes de darle una mordida a su syrniki.

30 minutos después.

—Luka.

—¿Qué pasa, Viktoria?.

—¿Por qué me tienen que escoltar a la escuela?

—Son ordenes de tus hermanos.

Viktoria soltó un suspiro de frustración, ella pensó que sus hermanos iban a cumplir el acuerdo que habían realizado con ella hace un par de días, aunque se había equivocado al respecto sobre ello, la pelinegra no hablo el resto del camino, ella solo se dedico a leer para saber si el Señor Keith lograba encontrar a Seo Yeonwoo.

Luego de unos minutos habían llegado a la escuela, Viktoria guardo el manhwa dentro de su mochila y salió del auto, sin embargo cuando iba a alejarse del auto fue detenida por la voz de uno de sus guardaespaldas.

—No ocasiones problemas en tu primer día.

—No te prometo nada, guapo-dijo Viktoria sonriendo.

—En tu mochila van tus dulces y su arma-dijo Aleksi en voz baja para luego despedirse de la pelinegra.

Una semana después.

Viktoria había decidido escaparse ese día de la escuela, ella quería conocer la ciudad aunque sus guardaespaldas estaban ocupados atendiendo los negocios de su familia como para acompañarla, así que ella no asistiría a clases si no que iba a explorar la ciudad, después de todo a Viktoria no le importaba faltar a clases, aunque sus compañeras de clase la habían visto abandonar la escuela.

La pelinegra caminaba tranquilamente por las calles de aquella ciudad que no se percato de la hora que era hasta que sintió su celular vibrar, ella al ver el nombre de la persona que la llamaba supo que estaba en problemas, así que no tuvo más remedio que contestar.