𝑫𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓𝒐𝒖𝒔 𝑾𝒐𝒎𝒂𝒏 [𝑲𝒆𝒏 𝑹𝒚𝒖𝒈𝒖𝒋𝒊/𝑫𝒓𝒂𝒌𝒆𝒏]

# 22

Narrador Omnisciente:

—Viktoria Nikiforova, 16 años—

Un hombre adulto observaba a una joven adolescente que se encontraba entrenando a los cachorros de los doberman en el enorme jardín, al hombre se le formo una sonrisa al ver que su hija menor cada día se parecía más a su difunta esposa a pesar de que la femenina no se parecía físicamente a su progenitora.

—Señor Nikiforov.

—Los Müller aceptaron el trato que les ofrecimos, señor. 

—Podías haberme informado por el celular, pero supongo que es por otra razón que regresaste prontamente aquí, de lo contrario hubieras alargado tu estancia en Berlín... Regresaste por mi hija, Viktoria. ¿Verdad?-dijo el Señor Nikiforov mientras sostenía en una de sus manos un vaso de whisky y a la vez observaba al joven pelinegro que se encontraba frente suyo.

 —Si, señor. Le prometí a Viktoria que la llevaría al Teatro Bolshói a ver "La Bayadere"

—¿Cuándo pensabas decirme que estabas saliendo con mi hija, Dmitry?

Dmitry se sorprendió al escuchar las palabras dichas por el líder de la mafia, el pelinegro había evitado a toda costa que se enteraran sobre su relación amorosa que mantenía con la femenina, solo sus amigos más cercanos sabían sobre su relación con la pelinegra y ahora resultaba que el padre de la chica que amaba tenia conocimiento sobre su relación.

—Señor Nikiforov. Por favor escúcheme, antes de que tome una decisión sobre lo que hará conmigo.

El pelinegro conocía perfectamente las consecuencias que tendría que afrontar por haberse involucrado con la hija del líder de la mafia, pero uno no elije de quien enamorarse y menos puede dejar de querer esa persona de un día para otro.

El señor Nikiforov lo había salvado a el y a su hermano de seguir viviendo en ese infierno que llamaban orfanato, sin embargo todo tiene un precio en esta vida y Dmitry decidió cumplir con todo lo que le ordenase. En la mafia Nikiforov se te puede conceder una petición y Dmitry solicito que Andrey no fuera involucrado en los asuntos de la mafia, ya que este consideraba que su hermano menor no podría soportar y se negaría a realizar algunas misiones que en ocasiones eran demasiados crueles y sangrientas.

—¿Qué viene a tu mente cuando piensas en Viktoria? ¿Qué te hace sentir mi hija?-dijo el señor Nikiforov mientras observaba a Dmitry.

—Es raro, en ocasiones, al estar con Viktoria me hace sentir perdido en el mundo, o a veces en la misma vida; a su vez me causa demasiadas sensaciones en mi, en mi cuerpo, en mi alma y mente, aquella seguridad que transmite, tiene un algo en ella que al caos que guardo, lo logra calmar de alguna forma.