Capítulo 1: Recién ¿llegadas?

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Rapunzel miraba por la ventana intranquila. Habían pasado años desde que había visto a su amiga por última vez y más años aun desde que esta había decidido irse de Corona en busca de su destino. Le había escrito para que le ayudara un par de meses en ordenar su reino, su padre le había avisado que abdicaría dentro de poco, por lo cual ella y Eugene serian reyes, por lo cual necesitaría un nuevo capitán de la guardia ¿Y quién mejor que Cassandra? Aunque fuera solo temporal mientras encontraban u otro. Sin embargo, tenía la esperanza oculta de que su amiga se decidiera quedar y volver a enraizarse en Corona.

Ni siquiera fue necesario de que alguno de los guardias le avisara de su llegada, Búho se posó en la ventana como aviso, y ella a lo lejos pudo ver un caballo conocido y a una figura empachada de color gris. No era muy difícil adivinar que se trataban de Fidella y Cassandra.

Bajo rápidamente por el castillo hasta llegar a la entrada principal.

La vio desmontando a la yegua, no aguanto más y salto a los brazos de su amiga.

- No hay nada como el cálido recibimiento de Corona. – Dijo divertida Cassandra mientras abrazaba a su amiga.

- No sabes cuánto te extrañaba, Cass. – Dijo mientras se separaba levemente para verla a la cara.

- Y yo a ti, Raps.

Ambas habían cambiado con los años y al mismo tiempo seguían iguales.

- Te has dejado creer el cabello. – Observo la castaña al ver la cola de caballo de rizos ébanos.

- Tu igual. – Respondió la aludida al ver el cabello castaño hasta la cintura de su amiga. – Aunque aún te niegas a usar zapatos. – Dijo al ver los pies descalzos.

Ambas se rieron por un momento.

- Gracias por llegar tan pronto. ¿Estabas en Koto?

- Cerca, un poco más al sur, cerca del rio de la serpiente. – Corrigió Cassandra con una sonrisa.

- Vamos, todos están esperando para verte. – Rapunzel jalo del brazo a su amiga para que entraran, pero una voz la detuvo.

- Mamá ¿Quién es ella? – Preguntó una pequeña niña saliendo de detrás de las piernas de Cassandra.

- Ella es la princesa Rapunzel. No me digas que olvidaste todo lo que te conté de ella. – La presentó Cassandra agachándose para estar a la altura de la pequeña.

- Pero me dijiste que era rubia y con el cabello muuuuy largo. – Aclaro la pequeña haciendo un gesto con los brazos dándole énfasis a "muy"

- Se lo corto y le quedo castaño, ahora no lo deja crecer tanto. – Respondió mientras la alzaba en sus brazos. – Raps, ella es Opal. Mi hija.

- Mucho gusto, princesa. – La saludo la niña estirando su mano.

- El gusto es mío, Opal. – Respondió estrechando la pequeña mano. La pequeña era muy educada para su edad.

Rapunzel sonrió y condujo a ambas al interior del castillo disimulando su asombro. No había visto a Cassandra en casi 5 años y esa niña aparentaba unos 4. Por un momento pensó que era adoptada, pero el parecido con Cassandra era gigantesco, la piel del mismo tono, el cabello ébano con risos, las únicas diferencias entre ambas eran unas pequeñas pecas que tenía en el puente de la nariz y sus ojos de un azul muy lindo.

- ¡Mamá! – El grito de su hijo la hizo salir de sus pensamientos.

- ¿Qué pasa Flynn? – Pregunto cuando su hijo llego a las faldas de su vestido.

- Dile a Catalina que se deje de convertir en lobo para asustarme. – Pidió el pequeño de 5 años muy molesto.

- Flynn debes aprender a aceptar las bromas. – Le dijo Rapunzel con tono dulce mientras lo alzaba. – Mira ella es Cassandra mi mejor amiga y su hija Opal.

La hija de CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora